viernes, 30 de enero de 2009

LA INDUSTRIA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA (Un resumen para Guía Telefónica)

La industria del calzado en la Comunidad Valenciana aparece en los primeros años del siglo XIX, hasta entonces el oficio de zapatero se realizaba en las ciudades y los pueblos de forma aislada y para dar respuesta a la necesidad de usar zapatos en las clases más adineradas, ya que el calzado de cuero no estaba al alcance de cualquier y la población usaba de forma genérica la alpargata de esparto. El oficio de zapatero se realizaba de forma totalmente artesana y realizando par a par y a medida. Los zapateros se agrupaban en gremios, destacando el más antiguo el de los zapateros de Barcelona bajo la invocación de San Marcos Evangelista en el año 1202; pero en la Comunidad Valenciana tenemos testimonios de la existencia de gremios zapateros desde el siglo XIII y XIV.
El oficio de zapatero en la antigüedad seguía unas estrictas normas de aprendizaje y de conducta, el oficio se adquiría tras una larga preparación que corría a cargo del maestro y después de superar unas pruebas o exámenes, se accedía al oficio en calidad de Aprendiz, después de Oficial y por último Maestro, además se seguía un protocolo muy variopinto que hoy en día nos parece incoherente, por ejemplo, para ser zapatero había que ser descendientes de zapateros en línea directa y solo a las viudas se les permitía, si demostraban la falta de sustento, el contratar a un zapatero para continuar el oficio; no se podía trabajar tras la puesta del sol y la obra sería quemada si se empleaban entresuelas o la mezcla de determinado tipo de pieles. Pero el oficio de zapatero también pasó por momentos duros y en el siglo XVII se consideraba como “oficio innoble” junto con los curtidores, fue la Real Cédula de Carlos III la que declarase a los zapateros y curtidores, entre otros, “oficios nobles….”, “que no envilecían a las familias ni a la persona que lo ejercía, rehabilitando a los zapateros para ejercer cargos públicos”.

A principios del siglo XIX, algunas familias se agrupan para realizar zapatos y venderlos en mercadillos, sin ajustarse a números determinados y realizando pequeñas series, ese fue el nacimiento de la industria en algunas de las ciudades de nuestra Comunidad Valenciana y que ha dado lugar a una potente actividad comercial. Pero la industria del calzado nace de distintas formas en las comarcas zapateras, en algunos lugares surge como una actividad paralela a la agricultura, en otras como transformación de una pujante actividad alpargatera.
En el año 1840 se inventó la primera máquina de coser en Estados Unidos y hasta ese momento el cosido a mano hacía muy lenta la fase de confección del corte, ello unido a la inexistencia de energía eléctrica, retrasó la mecanización de la industria que hasta la segunda parte del siglo XIX solamente empleaba artilugios para perforar o sujetar las hormas como producto de la imaginación de los zapateros.

Los talleres artesanos nacen en diferentes lugares de la Comunidad Valenciana y se desarrollan en habitáculos de algunas viviendas, trabajando casi todos los miembros de la familia y amigos o vecinos.

En los pueblos en que había una tradición alpargatera, la transformación se produjo de la alpargata al calzado de gama media baja y con el empleo de materiales textiles y lonas, son los casos de Vall de Uxó y de Elche, aunque en esta ciudad ya en el siglo XVIII junto a la una actividad alpargatera había varias pequeños talleres de fabricación de calzado de piel y curtido, el auge del cáñamo y yute en aquellos años, retrasó la aparición del calzado de cuero hasta los primeros años de 1.900 y los nuevos empresarios eran casi en todos los casos los antiguos alpargateros; en 1845 había en la ciudad solamente 8 talleres de alpargateros y se pasó a las más de 10 fábricas de 1924. La producción alcanzó los 6 millones de pares de alpargatas anuales en la última década del siglo XIX. En Elda, que desde el principio ha sido la ciudad que ha creado todas las Instituciones del Sector en España, la actividad artesana en la confección de series de calzados, nace en el año 1.840 y se produce por la necesidad de buscar una actividad que diese trabajo a los agricultores de la época que sufrieron la salinización de las aguas del río Vinalopó que regaba sus huertas; poco a poco los habitantes de esa ciudad fueron aprendiendo un oficio que daría prestigio y riqueza.

Elda, Cocentaina o Villena nacen al calzado por la venta en mercadillos de productos elaborados en familia y con sencillos y precarios medios, la gran crisis del vino de 1.892, en los casos de Villena y Cocentaina, dio paso a la aparición de la actividad artesanal e industrial en estos municipios.

La fabricación de calzados a partir de la mitad del siglo XIX brota de forma casi espontánea en diferentes lugares de nuestra geografía Valenciana y poco a poco se va consolidando, en muchos pueblos son los propios agricultores los que crean talleres para diversificar sus recursos. En la zona del Medio Vinalopó se construyen modernos edificios fabriles y como era costumbre en la época, las fábricas tenían una parte destinada a la vivienda del propietario; se construyen de forma muy sólida con muros de mampostería y ventanales que llegaban casi a la cubierta, ésta al principio era a base de cerchas y entramado de vigas de madera, con este tipo de edificación el ruido de la industria se convertía en casi un murmullo. Los ejes que ponían en movimiento las máquinas eran accionados por un único motor de gasoil o gas pobre.

Aunque al principio no se seguía criterio para fabricar uno u otro tipo de calzado, en el siglo XX las industrias irían clarificando el tipo de calzado a fabricar; así Vall de Uxó se especializaría en un tipo de calzado medio muy variado, fue tras la primera guerra mundial cuando en 1.919 el industrial alpargatero Silvestre Segarra crea una industria para producir zapatos de cuero y especialmente calzado militar; Villena que arrancaría con la especialización en zapato para niño y primera calzadura, también los zapatos de hombre de calidad media-alta tenían gran prestigio; Elche en zapato de mujer y hombre, al principio en gama media y zapato deportivo junto con una fuerte industria alpargatera; Elda en zapato de mujer de gama media alta; Monovar en zapato para hombre y en menor medida para mujer; Petrer en zapato para mujer en las gamas media - alta; Cocentaina en zapato para hombre y mujer de gama media y alta, también fabricaría calzado de series. Pero esa especialización llegó tras años de trabajo buscando una propia identidad en Elda, por ejemplo, hoy se fabrica calzado para mujer de gama alta pero el inicio fue con la fabricación de calzado para niños; Monovar que llegó a tener un gran prestigio en zapato de hombre de gama alta, mas adelante se incorpora a las poblaciones especialistas en calzado de mujer; en Cocentaina sin embargo la industria zapatera evoluciona hasta desaparecer; Elche por el contrario comienza tímidamente en el calzado y llega a convertirse en un enorme centro de producción zapatera, en cantidad y diversidad, el más importante sin duda de la Comunidad Valenciana; Vall de Uxó reconvierte su potente industria de Segarra y mantiene su actividad zapatera con industrias auxiliares que abastecían a esta factoría e incluso a otras industrias. Las ciudades citadas son ejemplo de los núcleos zapateros existentes, pero a lo largo del siglo XX se han creado industrias de fabricación de calzado en lugares que, por su proximidad a zonas zapateras, se formaban empresas de calzado y auxiliares o afines, sin embargo caben algunas excepciones como es el caso de la industria de calzados de series en Onteniente. Otros municipios vivían a la sombra de empresas potentes implantadas en sus aledaños y así funcionaron durante un tiempo, cabe señalar que la diversidad de materias primas y la transformación de las mismas, aconsejan la creación de industrias de fabricación de calzados en lugares en los que ya existe establecido un núcleo industrial zapatero que garantice la provisión de mano de obra especializada y los componentes; son casos muy llamativos los de Crevillente, por la proximidad a Elche, o Pinoso influenciado por las industrias de Elda y Monovar, Sax buscando la diversificación de su notable industria persianera, Salinas, como alternativa a los Polígonos Industriales de Elda, Sax o Petrer; Aspe que ofrece unos magníficos suelos industriales a los fabricantes de Elche y que tuvo una pujante actividad en la fabricación de vulcanizados.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX la industria del calzado creció de forma espectacular en determinadas comarcas, especialmente en Elda que ya disponía, en el año 1.900, de varias fábricas de calzado con producciones que rondaban los 500 a 1.000 pares diarios y daban trabajo entre trescientas y quinientas personas por empresa, pero también el mercado exterior estaba abierto al zapato valenciano, sobre todo EE.UU. que, salvo excepciones, desde los años 1.950 inician una beneficiosa actividad compradora.

Al finalizar el siglo XIX la fabricación de calzados en la Comunidad Valenciana se estimaba en más de 400.000 pares, pero fue a principios del siglo XX cuando se produce un verdadero despegue de la industria del calzado en nuestro territorio, sin olvidar que a principios del siglo XX, las fábricas de calzado de Elda y comarca absorbían casi el 70% de la producción global del territorio nacional, con fábricas de renombrado prestigio como: Silvestre Hernández; José Tobar y otros, pero quizás una de ellas fue la que más prestigio acumuló en la última década del siglo XIX, se trataba de la Fábrica de Calzados de Romero Utrilles que fundada en el año 1.876 fabricaba 800 pares diarios de calzados de todas clases y empleaba a 450 obreros con una exportación anual de más de 297.600 pares de zapatos de todas clases, esta empresa fue galardonada en un mismo año, 1902, con las medallas de oro de las Ferias Internacionales de París y Londres por la presentación de unos zapatos de mujer de alta calidad y diseño par su época (se conservan en el Museo del Calzado de Elda).

Industrias auxiliares como la de Aguado e Hijo, dedicada a la fabricación de la horma, fue pionera en toda España y desde Elda se expedían hormas a todas las zonas zapateras del país, esta fábrica creada en el último tercio del siglo XIX, edificó una moderna nave industrial junto al río Vinalopó y de él se abastecía de agua para poner en marcha algunas de sus máquinas movidas por la fuerza hidráulica, también utilizó la tracción animal para mover los embarrados que accionaban las troqueladoras, téngase en cuenta que cuando la industria se fundó no se conocía la energía eléctrica.
La aparición de la energía eléctrica y la instalación de almacenes de maquinaria de La United Shoe Machinery Company, empresa americana que distribuía maquinaria para la fabricación de calzados en régimen de alquiler, contribuyó notablemente a realizar máquinas mucho más rápidas y precisas, incorporando motores eléctricos a aquellas que hasta los últimos años de 1.800 trabajaban manualmente, por tracción animal o por la fuerza hidráulica; hasta el inicio de la guerra civil española, la producción de calzado en la Comunidad Valenciana superaba los ocho millones de pares fabricados, contando la provincia de Alicante como el mayor centro industrial con el 85% de la industria establecida y la ciudad de Elda y comarca realizaban más de 50% de toda la provincia, porcentajes que habían variado con respecto al siglo anterior y que nos indicaban que la industria de fabricación de calzados había aumentado más su distribución geográfica en toda la Comunidad Valenciana.

La industria zapatera en el territorio de la Comunidad Valenciana se vio influenciada por la de las Islas Baleares, concretamente de Menorca, en el año 1.897 un grupo de trabajadores llegó a la comarca del medio Vinalopó y aportó experiencia y especialización, los calzados que se fabricaban en Alaior, Mahón o Ciudadela eran muy apreciados y de gran calidad, algunas familias menorquinas salieron de la Isla, en unos años de paro y crisis del sector en Menorca, y buscaron en Elda un lugar de progreso. Por otra parte, también fue muy positivo para la consolidación de las actividades zapateras en la provincia de Alicante, el desarrollo de industrias muy importantes en otras provincias limítrofes, como es el caso de Almansa con una de las mayores factorías de calzado construidas en aquella ciudad en la primera mitad del siglo XX, era la gran industria de Coloma, que aportaría mano de obra especializada a las comarcas Alicantinas de fabricación de calzados. Otras grandes industrias construidas en la primera parte del siglo fueron, en Elda la fábrica de Rodolfo Guarinos que llegaría a ocupar acaso 1000 trabajadores y en Petrer la industria de Calzados LUVI que también era una de las mayores factorías de fabricación de calzados de todos los tipos construida de la provincia de Alicante, en dicha industria se conservó hasta muy entrados los años ochenta del siglo XX.

La inmigración de zonas del interior y el constante intercambio de técnicos formados en ciudades que ya tenían tradición zapatera, caso de Madrid y Barcelona, fueron otros elementos a tener en cuenta, para revestir de mayor prestigio y calidad la industria de fabricación de calzados de la Comunidad Valenciana, que se convirtió en lugar de acogida para muchas familias que procedía de zonas del interior, especialmente de las Comunidad de de Castilla - La Mancha y Andalucía.

La Primera Guerra Mundial fue significativa en la Comunidad, y más concretamente en la provincia de Alicante, algunas fábricas que ya habían iniciado con buenos resultados la exportación se vieron afectadas y otros reconvirtieron sus producciones a artículos relacionados con la actividad bélica. Durante los años 1.916 y 1.919, a pesar del colapso de muchos puertos del Mediterráneo, se incrementaron las ventas a países neutrales y la plena incorporación de la maquinaria movida por la electricidad y el régimen de alquiler abarataba los costes de implantación de fábricas de calzado, llegando a crearse más empresas aunque con escasos obreros y de pequeña entidad.

La guerra civil de 1.936 a 1.939 supuso un freno para la venta de calzados que estaba asentada casi en un 90% en el mercado nacional; hubo una experiencia en Elda pensada para paliar los efectos de la escasez de ventas en ese periodo, los fabricantes de la comarca del Medio Vinalopó, casi todos ubicados en Elda y Petrer, se agruparon en una Cooperativa llamada SICEP (Sindicato de la Industria del Calzado de Elda y Petrel) tenía como finalidad continuar la fabricación de calzados durante la contienda y almacenarlos en espera de darles salida tras la guerra; las empresas se distribuían la fabricación y la compra de materias primas y salarios las realizaban con créditos, se estableció incluso un reparto de beneficios a la Empresa y a los obreros.

Tras la Guerra Civil, se inicia un periodo de reconstrucción que afectó a la industria del calzado de forma especial, aunque fue muy similar en otros grandes sectores de la economía valenciana. En la década de los años 40, el sector zapatero de la Comunidad Valenciana ve aumentar la cantidad de empresas y también la masa laboral, sin embargo y dada la poca o nula actividad exportadora, los mercados nacionales llegan a un punto tal de saturación que los pedidos se fraccionan excesivamente, los trabajos se complican y la mano de obra es enormemente movible incluso se da el caso que algunas empresas se sobredimensionan en trabajadores sin que exista un incremento productivo, las materias primas escasean y todo ello pone en peligro muchas fábricas.

Los pueblos zapateros en los primeros años de la década de los 50 habían sufrido un importante aumento de población y las zonas rurales se empezaban a despoblar por la “llamada” de una industria que empezaba a despertar. Esos fueron los casos de Elda, Elche, Villena, Vall de Uxó, entre otras. Sin embargo las cifras son muy pequeñas, la década de los 50 acabaría con escasos 70 millones de pesetas en exportación de zapato español, para pasar a superar los 100 millones en la década siguiente. La provincia de Alicante es la que mayor incidencia tiene en la cantidad global de zapatos a fabricar y así en el año 1.958, las cuotas de producción en la provincia se reparten de la siguiente manera: entre Elda y Petrel el 53% del calzado producido; en Elche se fabrica el 29%; en Monovar el 2%; en Villena el 13%; en Cocentaina el 2%; en Sax el 1%. La inmensa mayoría de las ventas inciden sobre el mercado nacional y la saturación de los comercios empieza a adquirir tintes dramáticos, son mucha oferta para la escasa demanda.

En el año 1.959, la situación de las industrias de fabricación de calzados es insostenible, todos los problemas de una economía débil confluyen en el calzado y la industria española necesita nuevos canales de comercialización; baste como ejemplo decir que en España el consumo interno es de 0,8 pares por habitante y año lo que conduce a la industria del calzado a una situación ruinosa y con una única meta, el mercado internacional. Ese año, 1.959, Elda celebra una Feria Local de Calzado, se trataba de una Exposición organizada por la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de Elda, en 1.960 se convierte en la I Feria Nacional de Calzado en Industrias Afines, con un éxito sin precedentes. Las Ferias del Calzado pasan a ser Internacionales y el empuje comprador llevan a las industrias de fabricación de calzado en la década de los años 60 a abandonar definitivamente la artesanía, la mecanización de las empresas es constante y el movimiento inmigratorio hacia las zonas zapateras desde otras provincias se incrementa.

La aparición de la Ferias del Calzado en España supuso un incremento espectacular en la producción, especialmente para vender zapatos al mercado Americano. Cuanto mayor presencia de compradores afluían a las Ferias del Calzado, mayor era el ritmo creciente de inmigrantes que abandonando el medio agrícola, llegaban a las distintas poblaciones de la Comunidad Valenciana, como consecuencia del acelerado ritmo de la contratación.

En Elda se crean las principales Instituciones del Sector Zapatero, INESCOP en Noviembre de 1.971 como centro de investigación de materias primas y tecnología en apoyo al sector zapatero; los Empresarios se organizan en Asociaciones Provinciales y Nacionales; la propia FICIA (Feria Internacional de Calzados) crearía en el año 1967, su departamento CEPEX (Centro Promotor de Exportaciones del Calzado) para llevar las exposiciones temporales de calzado fuera de nuestras fronteras, lo que llegó a llamarse “La Feria Ambulante”; los Diseñadores de la Comunidad Valenciana se organizan en la Asociación AMEC. La Comunidad Valenciana se convierte en el centro y motor de la vida económica del calzado, prácticamente todas las decisiones se toman desde esta zona para todo el país y el prestigio del calzado fabricado en nuestro territorio es muy apreciado.

La primera gran crisis para nuestra industria aparece en el año 1.970, el cierre de empresas es un goteo que llega a dejar miles de trabajadores en el paro, el aumento y la carestía de la piel, las restricciones crediticias y la aparición de nuevos mercados de producción con mano de obra mucho más barata, el caso de Brasil por ejemplo, empuja a las Compañías importadoras estadounidenses que venían operando en España, a compartir mercados productivos. Esta gran crisis no acabaría de pasar, hubo una ligera reacción a mediados de los años 70, pero inmediatamente se uniría a otra crisis también profunda que aparece en el año 1.980 y siguientes.

El sector zapatero ha vivido unos buenos años en la década de los 90, las estructuras comerciales de algunas marcas se han afianzado, se han robustecido y modernizado las industrias medianas y sobre todo la industria auxiliar, el zapato fabricado en nuestra comunidad es apreciado y goza de un merecido prestigio de calidad, pero la mayor incidencia de la producción en países asiáticos ha vuelto a poner a la industria de fabricación de calzados en una situación difícil. A pesar de todo esto, el zapato fabricado en la Comunidad Valenciana, goza de ciertas ventajas frente a las crisis actuales, el zapato es de calidad, en línea de moda y muchas empresas ya disponen de marca propia, con un despliegue mucho mayor en medios nacionales e internacionales.

La Historia de la Industria de Fabricación de Calzados en nuestra Comunidad ha pasado por momentos de optimismo y depresión, esa historia nos enseña a evitar caer en los mismos errores del pasado, en estos momentos parece claro que competir con otros países de mano de obra más barata no es una buena idea, de ahí que la búsqueda de la calidad, el diseño, moda y marca de fábrica sean los elementos que aseguren la continuidad de un sector como el del calzado que es uno de los que más riqueza ha aportado a la economía del país. En el año 2007 todos tenemos muy claro que el futuro de nuestra industria de fabricación de calzados pasa irremediablemente por mantener y superar los parámetros de diseño y calidad, ese zapato siempre se venderá en todos los mercados porque son atributos que no se improvisan. Los que conocemos la historia del Calzado en la Comunidad Valenciana sabemos que la esperanza de futuro es una realidad. Las mejores marcas y más prestigiosas están en nuestro territorio, son apreciadas en todo el mundo y eso irá creciendo y afianzando una industria que ha caracterizado a nuestra Comunidad y le da riqueza y prestigio.








José María Amat Amer
Fundador y Director Honorífico del Museo del Calzado de Elda





BIBLIOGRAFIA.-

Los antiguos Gremios zapateros. J. M. Amat. 1993
Elda, 1832-1980. Industria del calzado y transformación social. J. R. Valero y otros. 1992
El noble Oficio de Zapatero. Martín Huécar.
FICIA. Un gran esfuerzo colectivo. J. M. Amat. 2002
Tecnología del Calzado. J. M. Amat.1988
Instituciones gremiales, su origen y organización en Valencia. Luís Trasoyeres Blasco. 1889.
Estudios sobre el gremio de zapateros. L. Piles Ros. 1959
Industria y subdesenvolupament al País Valencia (El Calçat a la Vll del Vinalopó). J.M. Bernabé Maestre. 1975
"Elche, una ciudad industrial [1850-2006]" Jose A. Miranda y Martín Sevilla

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente publicación, me ha servido de mucho.