viernes, 30 de enero de 2009

PRESENTACIÓN PARA LA GUÍA DE ELDA

La ciudad de Elda inicia su transformación desde la agricultura a la industria, a mediados del siglo XIX. Es un claro ejemplo del empuje y la iniciativa de sus moradores que, ante la adversidad por la salinización de las aguas que regaban sus huertas, dirige hacia la fabricación del calzado todos su esfuerzos y la creatividad de los eldenses, hace posible que ya antes de finalizar el siglo, Elda sea conocida en el mundo como una localidad volcada al calzado de todas clases. Pero el siglo XX sería el que consagraría a la próspera Elda en un centro de moda, diseño y calidad en la fabricación del calzado, especialmente el de señora de gama media y alta.

Siempre se ha dicho que el calzado puede llegar a convertirse en un arte cuando, las manos que lo realizan, construyen una obra de diseño y calidad, en Elda estas características se unen plenamente; el calzado fabricado en la comarca goza de un merecido prestigio que ha sido ganado día a día.

Elda no solo ha marcado y marca la moda del calzado femenino de vestir de diseño y calidad, sino que desde esta ciudad se han creado todas las Instituciones que dan vida al sector zapatero y que han llegado a convertir el zapato Español en un referente dentro del competitivo mundo de la moda.

La ciudad de Elda fue la iniciadora de las Ferias del Calzado en España, en el año 1.959, que transformarían definitivamente la economía que generaba el calzado hasta esos momentos. La FICIA fue el resultado de un esfuerzo colectivo que ha servido de ejemplo en todos los movimientos económicos y que supuso también un favorable cambio en las estructuras industriales zapateras y dio un vuelco al horizonte económico del sector. Aquí se crearon las Instituciones tan prestigiosas como: Inescoop (Instituto de Investigación del calzado); el Cepex que contribuyó a potenciar el comercio entre Ferias; las Asociaciones Empresariales que comenzaron a agrupar a los empresarios en busca de una mayor competitividad; la Fundación FICIA, como ente cultural de todo el sector zapatero y por último, el Museo del Calzado que no solo es una muestra permanente de la vitalidad de la industria a lo largo de su historia, sino un referente de la cultura zapatera de España.

Elda en la actualidad ha conseguido alcanzar su mayor esplendor, como una ciudad en la que el zapato es un elemento que sobrepasa lo puramente comercial para alcanzar el rango de obra de arte; cuando se habla de moda española, la ciudad está en el punto de mira de todos.

La calidad y el diseño en zapato femenino, han consagrado a la ciudad como el punto de origen del calzado español. Elda ofrece al visitante un enorme escaparate de moda y una trayectoria envidiable que imprime un alto índice de prestigio al zapato español. Los calzado fabricados aquí son “obras de arte” para el pie femenino y la marca de fábrica y calidad, cada día toma un mayor protagonismo, por eso el futuro de nuestra industria dentro del mundo de la moda está sobradamente asegurado.

PONENCIA SOBRE EL CALZADO ARTESANO Y ORTOPEDICO



Pretender orientar una charla sobre calzado artesano y ortopédico en un foro como en el que nos encontramos, en el que los participantes son precisamente Maestros en el arte de la confección de calzado a medida y en el que hay expertos, con reconocido prestigio, incluso internacional, en su calidad de zapateros para pies con deformaciones y por lo tanto entendidos en ortopedia; sería por mi parte muy aventurado y podría caer sin duda en la reiteración de conceptos artamente conocidos y mucho mas trabajados. Mi dedicación al mundo del zapato no es mas que un creciente conocimiento de este sorprendente mundo, siempre a través de vivencias transmitidas por expertos en la materia, estudios sobre aspectos puramente técnicos y naturalmente un importante bagaje de ejemplos llegados al Museo del Calzado, a lo largo de los últimos 15 años. El calzado ha ocupado mi vida profesional y, porque no decirlo, parte de mi vida afectiva, en los últimos 35 años, es decir toda mi vida laboral. Me inicié en la ciudad que me vió nacer, Elda y en ella he adquirido todos los conocimientos y las experiencias que en materia de calzado he podido acumular. Los primeros años fueron como técnico organizador de la industria de fabricación de calzados, que por los años 60 se transformaba a pasos agigantados, de una actividad artesana, casi familiar, a la industria mecanizada y desarrollada que hoy conocemos. Fui conociendo esa industria floreciente que empezaba tímidos contactos con el mercado exterior y concretamente con el comercio con Estados Unidos de América; iba adquiriendo conocimientos técnicos de procesos industriales en los que se perdía los rasgos de la actividad artesanal, esa actividad que apenas conocí y que fue la clave del desarrollo posterior de la industria del calzado en Elda. Conservo recuerdos de mi niñez y quiero recordar esas “fábricas" artesanas en las que se reunían varios miembros de una misma familia o de familias vecinas o amigos y hacían zapatos en una habitación de algo más de 4 metros cuadrados, agrupando todos los oficios indispensables: El cortador que a su vez era ajustador y casi modelista; la Aparadora con su Singer negra que dejando el manubrio manual empezaba a aparar con su flamante motor incorporado; el Zapatero que en su mesa y ayudado por un hijo o pariente de escasos 10 años de edad, realizaba esa tarea completa, con la ayuda de sus manos y esas viejas herramientas, probablemente heredadas de sus padres o abuelos; ese medio coco sobre la mesilla conservando el almidón de embastado; la pez para el hilo empegado con el que realizarían esos perfectos empalmillados en zapatos de hombre o enredarían esos montados en zapatos de mujer; aquellos zapateros que también se convertirían en terminadores cuando el zapato salido de sus manos llegaba a esa fase de terminación. Pero todo aquello era historia, ya que la industria estaba acabando con esa fase de nuestros recuerdos y se asomaba a esa otra realidad que no era otra que la de hacer zapatos de forma continua, en cadena y con medios mecánicos primero y más tarde automáticos. En mi calidad de técnico mi deber era trabajar para que los procesos siguiesen avanzando hacia el progreso y lo hiciese con la aplicación de los medios más sofisticados conocidos. De esta forma pude escribir varios libros sobre tecnología, me dediqué a impartir clases también de tecnología del calzado y más tarde vendrían los Ciclos Formativos y la preparación de técnicos que dominasen las máquinas pero que en nada se pareciesen al concepto de lo que llamaría un zapatero y mucho menos un "zapatero de los de antes". ¿Dónde había quedado la artesanía? ¿Quién o quienes eran los encargados de conservar aquellas viejas formas de hacer zapatos? ¿Qué utilidad tenían para nuestro mundo actual?. Todas aquellas preguntas que entonces, para mí no tenían respuestas, empezaron a tener sentido años mas tarde... La década de los años 80 fue especialmente significativa como técnico en la industria del calzado y sobre todo casi al final de esa década empezaría a tener respuesta a aquellas preguntas que años antes ni siquiera me planteaba. Elda había perdido la "capitalidad del calzado" porque las Ferias Internacionales que desde el final de los años 50 se realizaban en dicha ciudad, se trasladaban a la capital de la provincia y la afluencia de visitantes y compradores ya no tendría sentido mas que para acceder a una empresa concreta. Pero Elda conservaba todavía los vestigios de la tradición ancestral, en Elda había todavía una gran cantidad de personas que en su juventud hicieron zapatos, ¿qué digo zapatos?, ¡joyas para los pies!, con una perfección insuperable. Hombres y mujeres que podrían trasmitir sus conocimientos a nuevos trabajadores y que uniendo la habilidad a la técnica y la destreza, podrían resolver muchos problemas que el desarrollo de la técnica, no solo no había resuelto, sino que había agravado el problema. Cuando uno inicia una Empresa como fue la puesta en marcha del Museo del Calzado, en ese largo caminar no solo se limita a recoger vestigios del pasado, también va asumiendo parte de ese pasado; conoce mucho mejor a los hombres y mujeres que le precedieron y que hicieron posible que de ese oficio de zapatero saliesen esas maravillas para los pies, del aprendizaje, de las experiencias ajenas, de los ejemplos surge el amor por el oficio y poco a poco se encuentra uno atrapado por ese oficio que creía superado por la técnica y que sin embargo serviría de soporte para una utilidad que pasaba de ser un oficio puramente artesano a convertirse en un bien social. Con motivo de esa recopilación de datos para poner en marcha el Museo del Calzado, recorro muchos lugares de nuestra geografía, hablo con mucha gente del oficio. Zapateros a medida, reparadores de calzados, viejos zapateros. Observo que, en muchos casos, esas viejas técnicas perdidas todavía se conservan en manos de zapateros remendones; hombres de edad avanzada, en su mayoría, que sienten pasión por su trabajo y lo realizan más allá de la simple motivación económica. En casi todos los casos la dificultad es la misma, se quejan de que los jóvenes no quieran continuar con el oficio. En mis viajes, recorro Cataluña, Andalucía, Castilla o las tierras del Norte. Asturias, Cantabria, El País Vasco y Galicia, hablo con muchas personas y entre ellas, algunas que padecen deformaciones en sus pies... casi se podría escribir un libro de las respuestas recibidas, el común denominador es siempre el mismo, la enorme dificultad encontrada para poder calzar a personas con deformaciones o malformaciones en los pies. Algunas veces se encuentra remedio gracias a zapateros manuales que residen cerca o que todavía se encuentran en algunos núcleos de población, pero la gran mayoría se lamentan que cada día sea más dificil poder calzarse. Aducen argumentos tales como que los zapateros que tenían han fallecido o se han jubilado o que los artesanos a los que han acudido no le han dado respuesta a sus problemas, por diversas circunstancias, entre las que concurren la falta de formación específica. El Museo del Calzado se inaugura de forma provisional en el año 1.992 y de forma casi simultánea iniciamos la actividad docente de preparar zapateros con mas de 10 años como tales, para acceder a los conocimientos de la industria artesana del calzado y naturalmente de los problemas anatómicos que pudieran afectar a los pies y piernas. Se trata sencillamente de formar zapateros que con los conocimientos profesionales actuales, acaben por asimilar los tradicionales, es decir sepan hacer zapatos con sus manos para adaptarlos a los problemas anatómicos de las personas que los padecen. Realizamos un Plan de estudios y prácticas, lo ponemos en marcha y lo vamos depurando progresivamente a lo largo de las experiencias de cursos realizados. La maquinaría actual no puede entrar a realizar determinados trabajos que requiere un pie con deformaciones o malformaciones, cuando se trata de resolver problemas de ese tipo, no hay mas remedio que acudir a un zapatero que domine las técnicas artesanales y de forma manual, complete la realización de ese calzado a medida. Para poder dar respuesta a esos problemas se hace necesario preparar a zapateros manuales que lleguen a conocer con detenimiento los problemas anatómicos de las extremidades y las enfermedades que aquejan al pie y pierna. Precisamente ese es uno de los retos que nos hemos impuesto. Sabemos que cada día hay mas problemas para dar continuidad a los talleres artesanos para calzados manuales, también van desapareciendo lentamente los talleres de reparación, sin embargo la problemática del calzado para pies con deformaciones subsiste y la persona que padece esa enfermedad o ese problema necesita dar respuesta a su dolencia, es ahí donde creemos debemos orientar nuestros esfuerzos. Hay también otro tipo de cliente que por diferentes razones, calza zapatos a medida y un zapato a medida se sale totalmente del proceso productivo de una industria mecanizada. El calzado para representaciones teatrales, folklore u otras actividades, también requiere en la mayoría de los casos, zapatos que deben hacerse a mano, bien sea porque hay que asemejarlo a otras épocas o por las características propias de cada zapato. Se plantea un tipo de formación específico para los profesionales de la compostura y la medida que garantice la propia continuidad de sus establecimientos, que hagan más rentable su esfuerzo y que tengan un arraigo social que la modernidad de las técnicas no podrá cambiar. La formación a la que aludimos debe contemplar estudios sobre ajuste y diseño, realización de trepas de los modelos y sus despieces, cortado de piel de empeine y de forro, sistemas de medidas, tipos de pieles. Para alcanzar este tipo de conocimientos se requiere un conocimiento básico en el manejo de patrones y material técnico de dibujo, sistemas de corte y herramientas. Anatomía del pie y pierna, con cierto dominio de las técnicas empleadas para la toma de medidas del pie y de la pierna, conocimiento y lectura de las huellas plantares, estudio de las huellas y conocimiento de los músculos y articulaciones del pie y pierna, desarrollo de las plantillas de pies para espolón calcaneo, pies cabos, pies planos y plantillas anatómicas, para poder comprender con ciertas garantías de éxito estas normas de calzado anatómico, es preciso una aplicación exigente de las reglas básicas de la ergonomía. Teoría y práctica del montado de calzado artesano, con todo lo que supone el estudio de plantas, contrafuertes y topes; centrado y montado de calzados; preparación de hilos y tipos de cosidos manuales; terminación del calzado artesano. Conocimientos de los diferentes problemas y soluciones de un pie con deformaciones y de un calzado ortopédico; obtención de la horma básica en escayola y posteriormente en madera. Las instrucciones deben llegar a las nuevas y modernas técnicas de búsqueda de empleo. Los mecanismos que inducen al cooperativismo. También consideramos que son necesarias como mínimo, un montante de 400 horas de prácticas para superar ese curso Desde nuestro punto de vista, consideramos que la profesión de zapatero artesano, al margen de otras aplicaciones en la compostura, tiene un horizonte mucho más amplio que el que pudiera pensarse. Téngase en cuenta que al menos un 5% de la población adulta tiene problemas serios en los pies, a ello habrá que sumar ese otro porcentaje de personas que calzan zapatos a medida y no por cuestiones puramente anatómicas. Ante estos hechos, el Zapatero Artesano al que se le incorporan los conocimientos necesarios de anatomía y ortopédia, se convertirá en un zapatero Artesano y Ortopédico que revitalizará la profesión y cumplirá una función necesaria y de gran alcance social.
José Mª Amat Amer Director del Museo del Calzado de Elda
Ponencia confeccionada para la II Feria y I Certamen Artesanal de la Comunidad Valenciana celebrada en Valencia el año 1999.


BREVE HISTORIA MUSEO DEL CALZADO Publicado en la revista Historia en Noviembre de 2003)

El Museo del Calzado se encuentra en la ciudad de Elda (Alicante), con una tradición zapatera que data de mediados del siglo XIX.
El calzado es la actividad industrial más importante del medio y alto Vinalopó, en la provincia de Alicante, y los habitantes de la ciudad de Elda, trabajan y dependen de la fabricación del calzado casi en exclusividad, ya que de la riqueza obtenida por esta industria, dependen todos los demás sectores.
El Museo del Calzado no tiene vocación solamente localista y en sus colecciones se puede apreciar la historia de la humanidad a través del calzado; en sus vitrinas podremos encontrar utensilios, enseres, maquinaria y zapatos que provienen de todos los rincones del país que han tenido vocación zapatera. Pero el Museo es algo más, es una escuela viva de conocimientos, por su pasado y también por el presente, podemos contemplar magníficas colecciones de zapatos, diseños y documentos que nos hablan de una industria pujante que, en muchas ocasiones, bebe de su pasado para renovarse y lanzar modas agresivas e innovadoras.
Los talleres de restauración, los de aprendizaje de técnicas de ortopedia para calzar a pies con deformaciones, suponen una labor permanente de investigación, puestas al servicio de todo el sector zapatero.
El premio periodístico sobre el calzado femenino “Luís García Berlanga” o el trofeo concedido cada año a la “Mejor Calzada”, son medios para promocionar el calzado español de calidad.
Las exposiciones que se realizan en sus salas y que son ocupadas una y otra vez, por artistas que tratan temas zapateros, pretenden involucrar a los visitantes en un mundo alrededor del calzado y de la moda.
Las exposiciones itinerantes que realiza el Museo del Calzado fuera de su sede, la asistencia a Ferias y otros eventos, forman parte de un programa muy estudiado para la promoción del calzado español.
El Museo está organizado en cuatro Salas: en la primera se pueden contemplar extraordinarias y únicas máquinas empleadas en el siglo XIX, en la fabricación del calzado y su industria auxiliar, destacando en este caso la colección Aguado que recoge la tradición de dos siglos de una de las industrias más importantes en la fabricación de la horma; en la Sala segunda se encuentran las colecciones de herramientas empleadas por los trabajadores manuales de esta actividad industrial, colecciones como “Historia de la Humanidad”, “Calzados con Historia”, “Colecciones imposibles”, “El calzado y la moda”, “Grandes diseñadores” y una serie de zapatos premiados o que son merecedores de ser destacados; en la tercera Sala se encuentran las “Colecciones de Jóvenes diseñadores”, “Miniaturas” “Calzado en el cine”, “Calzado en la fiesta”, “Esculturas en la horma”, “La colección Julio Vibot” que representa en sí mismo una auténtica colección museográfica y que es obra de uno de los zapateros más insignes que ha tenido este país; por último, en la Sala IV, encontramos una magnífica biblioteca con diseños, grabados, obras de arte en pinturas y esculturas, medallas y diplomas, todo un enorme potencial para aquellas personas que precisan documentación detallada y precisa sobre el calzado, su industria y su evolución.
En el Museo del Calzado se conservan más de 9.000 piezas, la mayor parte en almacenes, que dan cuenta al visitante de la historia de una industria que ha supuesto y todavía supone uno de los pilares fundamentales de la economía alicantina.

EL MUSEO DEL CALZADO Y LA DIVERSIFICACION INDUSTRIAL (Publicado en la revista Alborada 2004)

La industria monocolor que existe en Elda desde que la ciudad abandonase su vocación agrícola, no es única en la geografía nacional. Si analizamos la implantación y el desarrollo de las industrias locales que se han desarrollado a partir de una actividad artesana, como es nuestro caso, observamos que la proximidad de abastecimiento de materias primas, la incorporación de mano de obra formada especializada y la propia inercia de la corriente compradora de un artículo en concreto, son factores que favorecen a la localización de una determinada actividad en un pueblo o una ciudad de pequeño o medio tamaño, y eso es lo que le ha ocurrido a Elda como le ocurre a un buen número de otros pueblos que manufacturan artículos muy específicos, por ejemplo el juguete, el textil o el turrón por citar algunos ejemplos.

Nuestro pueblo encontró un día un camino que le hizo progresar y desarrollarse como pocos y ese despertar auspiciado por las Ferias del Calzado, impartió sus beneficios en todo el sector zapatero y en toda la geografía nacional; pero los acontecimientos y las circunstancias de un determinado momento cambian, aunque solo sea por la propia inercia del progreso de la humanidad y los países en vías de desarrollo se desarrollan, los parámetros de mercado varían y el riesgo que se corre al apostar por una única actividad productiva acaba por convertirse en un problema a resolver.

¿Puede Elda llegar a diversificar su industria de fabricación de calzados?. Naturalmente que puede, eso ya lo hicieron otras ciudades dentro y fuera de nuestro país, la pregunta de difícil respuesta sería ¿en cuanto tiempo?, la implantación de nuevas actividades que absorban parte de la económica que ha generado la industria del calzado hasta ahora, es un proceso muy lento si se realiza con la sola ayuda de la iniciativa privada, es más, quizás de esa forma tengan que pasar varias generaciones para encontrar una actividad que pueda absorber los puestos de trabajo que se pierden en el calzado. Para poder cambiar el sentido tradicional de una actividad industrial como la de esta ciudad, sería totalmente necesario un empuje directo y decidido de las Administraciones Central y Autonómica, además de las propias fuerzas que puedan imprimirse desde los Municipios. No está todavía muy lejos aquella reconversión de la industria de Altos Hornos de Sagunto, no solo se absorbieron los puestos de trabajo que aquel sector dejó en el paro, sino que en muy pocos años se crearon empresas que dieron trabajo a dos veces la población desempleada, pero aquello contó con las “bendiciones” del gobierno autónomo; las Empresas que cada día acudían a la Comunidad Valenciana solicitando ayudas y suelo, fueron “desviadas” a esos Polígonos que se crearon en la zona, Sagunto, Puzol etc., así se podría solucionar un problema que ojalá no nos lleve a situaciones como las vividas en otros países, Romans en Francia o Vigevano en Italia, por citar algunos ejemplos de “despoblación industrial”, en aquellos lugares existió una fuerte industria de fabricación de calzados y con el tiempo fueron perdiendo sus empresas, aunque quizás el caso de Vigevano pueda servir de ejemplo, ya que aquella ciudad desarrolló, a partir de la del calzado, una industria potente de fabricación de maquinaria.

Hace poco tiempo, el Museo del Calzado fue invitado a la ciudad Mexicana de León, para servir de referencia en uno de los proyectos más ilusionantes que está preparando aquella “ciudad de la piel y del calzado”, con más de dos millones de habitantes dedicados al calzado y a la piel, en su totalidad. Las personas con las que nos hemos entrevistado apuestan por una ciudad en la que conviva la actividad industrial volcada al zapato, con la de servicio y turismo y para ello comienzan a preparar sus estructuras. ¿Cómo puede una ciudad zapatera, incrementar el turismo en la zona cuando no se tienen alicientes naturales o paisajísticos que sean atrayentes?, sencillamente “vendiendo” su propia imagen de ciudad zapatera. Para ello quieren contar con el “mejor Museo del Calzado del mundo” y alrededor de él crear una corriente de visitantes basada en venta directa a particulares de zapatos fabricados en la ciudad, eventos internacionales relacionados con la fabricación, marketing o cultura siempre relacionada con el calzado (las Ferias de Calzado es un factor irrenunciable), con ello potenciar las pequeñas o grandes cosas que pueda ofrecer la ciudad y que supongan un aliciente para el visitante. Todo esto que vimos en León Gto. nos reafirma la idea de que aquí el camino se empieza a recorrer en la dirección correcta.

Elda necesita potenciar y dinamizar más todavía su Museo del Calzado, como centro más atrayente de visitantes; además de todas las actividades que realiza nuestro Museo al cabo del año, con mejores medios y personal se podrían acometer otras actuaciones de mayor calado, por ejemplo una exposición permanente de zapatos de nuestras industrias con marca, esa exposición sería un reclamo para el visitante-comprador que acudiría a Elda a la busca de un determinado producto, sería sencillamente crear una Feria de Calzados de la Comarca de forma permanente, sin menoscabar las Ferias de Madrid con las que podría ser perfectamente compatible. Elda podría recuperar parte de su protagonismo Ferial perdido.

Otra iniciativa a promover y potenciar es la venta de calzados de la zona, con un lugar en el que, a forma de galerías comerciales, se expusiesen zapatos para la venta directamente de fábrica; esta propuesta en los lugares en los que se ha puesto en marcha, incluidas las existentes en esta ciudad, ha tenido un éxito importante y no solo por el hecho de vender zapatos, sino porque los posibles compradores, desplazados de muchos puntos de zonas turísticas, aprovechan la oportunidad para visitar la ciudad. Afortunadamente Elda no va a perder su industria “de la noche a la mañana”, sin embargo a largo plazo puede ver disminuida su actividad de fabricación de calzados y por ello se debe buscar con insistencia una alternativa de futuro.

La búsqueda de alternativas al calzado deben partir de la necesidad de reciclar una mano de obra acostumbrada a realizar trabajos delicados. Actualmente en España hay iniciativas que tratan de buscar emprendedores para empresas basadas en las nuevas tecnologías, tal es el caso del “Proyecto NETI”, esta iniciativa ha creado en cuatro años 33 empresas que han logrado generar 800 puestos de trabajo; desde la idea de una nueva actividad se estudia el tamaño del mercado al que se dirige, los clientes potenciales, los obstáculos legales y financieros, las inversiones a realizar y los plazos de ejecución, entre otros parámetros. Además la Fundación San Telmo con el programa “50K” actúa a la búsqueda de planes de negocio con la incorporación de nuevos emprendedores que rentabilicen determinadas empresas; por último la Fundación Altran a través de sus premios a la innovación tienen una finalidad parecida. En cualquier caso, en esta ciudad hay personas, empresarios, dispuestos a apostar por nuevas empresas que diversifiquen la industria zapatera, desde posiciones muy estudiadas y contrastadas que disminuyan el riesgo de una aventura y tengan las mayores garantías de viabilidad.

Por último añadir que el Museo es punto de referencia y debe ser el nexo de unión entre todos los colectivos del sector zapatero, que en la actualidad presentan divisiones importantes. Es posible aunar esfuerzos alrededor del Museo y de lo que ello representa, para encauzar la ciudad por un camino diferente desde el que se pueda ofrecer una serie de servicios que generen riqueza y puestos de trabajo.

Noviembre 2004

José Mª Amat Amer
Director del Museo del Calzado

MONUMENTO A LA FAMILIA ZAPATERA (Leido en la inauguración Diciembre 2005)

Elda en el año 1.840 era todavía una villa en la que sus moradores se dedicaban, en su mayor parte, a las faenas agrícolas, regando sus huertas con las aguas que bajaban por el Rio Vinalopó.

La salinización de las aguas de riego dejó a la población en la más absoluta miseria y sus moradores tuvieron que ingeniárselas para seguir trabajando.

Al principio fueron algunas familias las que se dedicaban a confeccionar zapatos, primero de niño y más adelante de hombre y mujer, para venderlos en los mercadillos de los pueblos vecinos; ahí nació el embrión de nuestra floreciente industria zapatera.

El Museo del Calzado se puso como meta hace algunos meses, realizar un homenaje permanente a aquellas familias que fueron pioneras en la confección del calzado y que de unas generaciones a otras han alimentado esta moderna industria que tenemos en la actualidad. Era necesario contemplar la figura del zapatero manual, pero también la de la aparadora y del aprendiz o aprendiza, estos últimos solían ser los hijos de aquellos, es decir, que en la casa en la que habitaba un zapatero siempre había una aparadora y los hijos bebían esa devoción, cariño y pericia como aprendices para transformarse en la siguiente generación en los zapateros y aparadoras y con ellos los demás oficios de esta industria: cortadores, almacenistas e incluso viajantes y también empresarios, ya que las fábricas de calzado en la mayor parte de los casos, se creaban con inversiones mínimas salidas del bolsillo de trabajadores de la industria tradicional que ponían más que conocimientos empresariales, mucho ardor, empeño y cariño en desarrollar un tipo de fabricación que conocían muy bien desde el punto de vista técnico.

Elda se siente orgullosa del esfuerzo de todos sus habitantes, los pioneros y los actuales, gracias a ellos se consolidó la industria actual que ha sido motor de la economía local, con esfuerzos de imaginación y empeño en buscar un futuro mejor, se crearon las Ferias del Calzado que situaron a Elda en el centro de la economía nacional del Sector Zapatero.

Los eldenses han creado siempre las más importantes extructuras organizativas y de servicios del calzado en España, aquí en Elda se creó uno de los Institutos Tecnológicos más importantes y capacitados del país, Inescop; en Elda también se creó en la década de los 60 el centro Exportador de Calzado (CEPEX); y la primera Cooperativa Empresarial de Calzado para fabricar y vender zapatos al exterior (Elda Exportadora); también nuestra ciudad fue la pionera en la creación de las Asociaciones Empresariales del Sector, primero Comarcal y después Provincial y Nacional. Pero si nos remontamos a otras épocas, industriales de nuestro pueblo fueron en 1.924 los que también promovieron la primera Asociación Patronal de fabricantes de Calzado del Valle y en momentos difíciles, en plena guerra civil, hombres de nuestra ciudad pusieron en marcha un proyecto de solidaridad llamado SICE, para continuar el trabajo en tiempos de grandes crisis. Por último ha sido obra de eldenses la promoción y puesta en marcha de nuestro magnífico Museo del Calzado.

Elda tiene todo el derecho y también la obligación de reconocer a esa “Familia Zapatera”, su sacrificio y esfuerzo, en el pasado y también en la actualidad.

En estas figuras se simbolizan los miembros de nuestras propias familias, en las que todos hemos tenido a seres queridos que han ocupado uno de los trabajos de la industria zapatera.

La idea y boceto que se gestaron en el Museo del Calzado, fueron captados de forma magistral por el escultor eldense Francisco José Maestre Pérez que transformó, esa idea, primero en una talla en barro y más tarde en resina, en unas dimensiones treinta veces inferior a la que se realizaría en la última fase para ser fundida en bronce. La obra tiene una altura de 2,40 metros y un peso total superior a los 850 Kilos.

La ciudad encabezada por el Ayuntamiento, el Museo del Calzado y las Empresas mas prestigiosas que operan en la comarca, han consteado este Monumento de homenaje y reconocimiento a la “Familia Zapatera”.

Como recuerdo de nuestros comienzos, se entregará a los visitantes ilustres a nuestra ciudad, una réplica de este Monumento que “hablará”, mejor que las palabras de nuestro esfuerzo en el trabajo.

El lugar en el que se encuentra el Monumento representa la esencia de nuestro pasado, en este espacio se levanta otro Monumento a la industria zapatera y FICIA, y el Museo Etnológico que conserva nuestras constumbres ancestrales.

El Monumento a la “Familia Zapatera” será un lugar de encuentro para todas las personas que frecuenten nuestra ciudad y para que los habitantes de Elda reconozcan el símbolo de su pasado más brillante y una zona en la que podamos retomar la ilusión por el futuro.

FORMACION EN LA INDUSTRIA DEL CALZADO (Ponencia presentada en Foro sobre F.P. Zaragoa Julio 2003)

La industria de Fabricación de Calzados tiene ciertas características que la diferencian de las industrias típicas que encontramos en los diferentes sectores; por una parte se trata de una actividad en la que con escaso movimiento económico, comparativamente hablando, se mueve una gran cantidad de mano de obra; por otra, el acceso fácil con pocos recursos económicos a los elementos de mecanización de esta industria, provocan el que se pueda crear una fábrica de calzados o componentes con escasos recursos, casi siempre con maquinaria usada y en algunos casos obsoleta, ello daría lugar a la proliferación de industrias de fabricación de calzados, pequeñas y medianas, en manos de trabajadores con poca formación empresarial. También es un factor influyente en esa proliferación, el hecho singular de que en las zonas zapateras actúan compañías de exportación para las que es suficiente una fábrica que opere, sin modelaje propio, sin materias primas (estas las aporta la compañía), y en definitiva sin una organización financiera o contable que sería lo más lógico en cualquier empresa, a cambio de que el “industrial” que se pone al frente, tenga cierta experiencia en el tipo de fabricación de calzado que interesa a la compañía y que asuma los costes económicos del montaje de la empresa (nave industrial, instalaciones, maquinaria y operarios), la compañía queda exenta de compromisos y solamente paga los trabajos de fabricación a precios convenidos, pero que suelen ser muy bajos y por ello con márgenes comerciales escasos que, en algunos casos, y por falta de una adecuada política de gastos y control, más que beneficios lo que se aportan son pérdidas.

El sistema de formación en la industria zapatera ha variado sensiblemente a lo largo de los últimos años, en los momentos actuales hay escuelas especializadas y programas específicos, pero la formación del trabajador sigue, en una gran mayoría de zonas, caminando por los mismos derroteros de siempre, en algunos casos por falta de compromiso de las empresas, en otro por el propio personal que debe cualificarse; esto también obedece a mi juicio a varios factores: el primero a la facilidad que existe en encontrar una primera ocupación sin tener ningún tipo de formación, en este caso la propia fábrica se convierte en escuela con el consiguiente perjuicio para el sistema productivo y la lentitud y limitación del aprendizaje, por otro lado existe un rechazo contrastado en las zonas zapateras hacia la industria predominante, esto es debido a posicionamiento de los educadores (los padres de los futuros trabajadores) que aspiran un oficio diferente que pueda aportar menos sacrificio, más estabilidad y una diferencia en la escala social.

Sin entrar a valorar cuales han sido los sistemas empleados para la Formación de los Trabajadores en la industria del Calzado y afines desde los años 1950 que marcan más o menos el desarrollo industrial del calzado, digamos simplemente que en aquellos años se crean las Escuelas de Artes y Oficios, existiendo en las zonas zapateras de Elda y Comarca, como referencia a una de las zonas de mayor tradición zapatera, una Escuela que con sus propios programas de formación, actúa hasta que pasa a depender del Ministerio de Educación y Ciencia en la década de los años 80 y se integra en lo que con anterioridad se llamaron las Escuelas de Maestría Industrial, más adelante Institutos de Formación Profesional y actualmente Institutos de Enseñanza Secundaria. A lo largo de estos años, los programas han ido evolucionando y, en algunos casos, produciendo cambios radicales:

Como hemos dicho las Escuelas de Artes y Oficios, en la zona zapatera de Elda se trataba de una Escuela creada y mantenida por la Organización Sindical del Sindicato vertical de la Piel, trabajaban con sus propios programas y consistían sus métodos de formación en la preparación del alumno en los conocimientos para el manejo de las máquinas del momento, pero solamente aquellas que podían ser adquiridas con escasos medios económicos, con lo cual las máquinas casi siempre eran obsoletas, esta formación se completaba con el conocimiento de materias primas, productos y procesos y una formación integral en materias generales; hay que decir que en aquellos años la afluencia de alumnos era importante, se formaban hasta tres cursos de primero con cuarenta alumnos por curso, en un sistema de enseñanza que no otorgaba título reconocido más que por el Sindicato del Momento o por el Ministerio de Trabajo, más adelante. Ese tipo de formación estaba dirigido a adolescentes y jóvenes que estuviesen alrededor de los 16 a 18 años y los estudios completos duraban de dos a cinco años. A finales de los años 60 se incluye la enseñanza de piel en las Escuelas de Formación Profesional dependientes de Ministerio de Educación Nacional y en paralelo con las Escuelas de Artes y Oficios se empiezan a impartir cursos de aprendizaje y Maestría en el oficio, y digo en paralelo unas escuelas con otras, porque entre ambas no existía comunicación oficial, ni se compartían programas, con lo cual cada una llevaba un camino diferente; también hay que decir que las Escuelas de Formación de aquellos años carecían de casi todo, empezando por un programa oficial, textos e incluso personal competente para poder llevar a cabo las practicas de formación, en aquellos años primeros ser formador, profesor, de una de esas escuelas, suponía una enorme dosis de vocación ya que era imposible plantearlo como un asunto profesional. La proliferación de Escuelas, dos en una población de cuarenta mil habitantes, no era proporcional al número de alumnos que cursaban los estudios en las mismas, es decir, las matrículas en los primeros años podían ser numerosas, pero en unas enseñanzas que debían durar entre dos y cinco años, la mayor parte de los alumnos abandonaban la escuela tras el primer año y esto obedecía a un fenómeno fundamentalmente: El alumno cuando conseguía un ligero dominio sobre una determinada máquina, encontraba un puesto de trabajo y se marchaba.

¿Pero que decir de la formación de los trabajadores adultos que no tenían la edad adecuada para poder acceder a una escuela de formación reglada?, pues a falta de las escuelas que aparecieron con posterioridad, de Formación Ocupacional, su capacitación corría a cargo de la Empresa que los contrataba para pequeños trabajos en los que no se requería experiencia ni dominio y poco a poco se iba formando en aquello que podía o que le daban oportunidad de hacerlo, naturalmente dentro de la propia fábrica.

Por otra parte la Formación de Cuadros de Mandos Intermedios corre a cargo casi en exclusiva, en las décadas de los años 60 y 70, de las Escuelas de Mandos Intermedios dependientes de la Compañía de Jesús; la formación se imparte siguiendo la doctrina social de la Iglesia que en algunas ocasiones tropezaba con los planteamientos del Estado; aquellas Escuelas que proliferaban por España, tenían una en cada provincia española y capacitaban a una media de cincuenta mandos intermedios cada año, entre los que se llamaban Mandos Intermedios Industriales y Administrativos, con unos textos preparados por la Universidad de Deusto y bien estructurados para su época; pero aún siendo bastante, seguía siendo poco para tratar de formar a esa gran cantidad de Encargados de Sección y dirigentes medios que precisaban las industrias del calzado, ya que para este tipo de industria solo se disponía de una Escuela ubicada en Elda.

La Formación de los Empresarios era nula en los años 60 y comenzó tímidamente a través de cursos privados o Instituciones que se fueron creando con posterioridad y dependientes de las diferentes Universidades, en Alicante era FUNDESEM (dependiente de ICADE) la que abordó los temas de formación, más tarde fueron las propias asociaciones empresariales las que convocaban algún que otro curso; pero todo seguía siendo escaso, además apenas tenía acogida en el seno del sector y eran muy pocos los Empresarios que acudían a este tipo de Formación, por lo tanto los sistemas para formar a Empresarios se sucedían como había pasado desde siempre, es decir, sin ningún tipo de formación más que la puramente práctica y basándose en las propias dotes de la persona. En las zonas zapateras los Empresarios eran trabajadores que ponían en marcha su propio taller y que años después lo convertían en fábricas, en algunos casos la industria pasaba de padres a hijos y en el 95% de los casos las industrias de fabricación de calzados no superaban una generación.

Hasta aquí he tratado de dar una pincelada a lo que ha sido la F. P. en España en cada uno de los niveles, ahora veamos que está sucediendo….

Empecemos por los trabajadores: en el año 1994 se pone en marcha de forma generalizada, los Ciclos Formativos de Grado Medio y Superior, en las Escuelas de Formación Profesional, hasta llegar aquí las Escuelas se han ido transformando con planes de estudio casi cada cuatro años, con estos Ciclos se pretende acortar los estudios en la escuela y acompañar a los mismos de unas prácticas en Empresa que están entre tres y cinco meses. Las Escuelas Ocupacionales ofrecen cursos de varios meses para enseñar simplemente un oficio. La primera incongruencia es que entre ambos sistemas de formación, el primero impartido por la Consellería de Educación de cada Comunidad Autónoma y el segundo impartido por profesores contratados por la Consellería de Trabajo o Empleo, no existe comunicación alguna, es decir, cada uno de estos cursos funciona con su propia programación. También hay otras Escuelas privadas que ofrecen cursos de formación, algunas concertadas con la enseñanza Ocupacional, es el caso de la Escuela que los Salesianos poseen en Elche, además de academias privadas que acuden a diferentes oficios según las necesidades de la industria. ¿Cuál es la respuesta?, pues a mi juicio y tras varios años de constatación en la industria y en los Centros Docentes, al final la incidencia de las enseñanzas escolarizadas en la industria es mínima, por ejemplo: la Escuela de E.S. de Elda, en la que se imparten cursos de Grado Medio y Superior de Calzado, la media en el primer año es de 15 alumnos, en una población con 55.000 habitantes, con más de 400 Empresas de Calzado y afines y en la que el 90% del censo industrial depende únicamente del calzado y su industria auxiliar, no digamos las ciudades y pueblos de la provincia que tienen esta industria como mayoritaria y no tiene siquiera Escuela de Formación Profesional.; pero los datos son todavía más alarmantes en Elche con una población tres veces superior y proporcionalmente la cantidad de obreros empleados en el calzado; eso nos da una idea de que la F.P. está fracasando en aquellos jóvenes que buscan el primer empleo y las causas siguen siendo las mismas que hace años, la facilidad para encontrar un puesto de trabajo en la empresa y la progresión dentro de ella para aprender un oficio; en algunos casos, como el aparado, el oficio se transmite de padres a hijos ya que rara es la familia que no cuenta en su seno con una aparadora.

Si analizamos cuales son las causas de la falta de aceptación de la enseñanza reglada por parte de nuestros jóvenes, podremos llegar a varias conclusiones: en primer lugar la falta de una motivación clara que suponga para el alumno una diferencia entre estudiar o no estudiar, es decir, que ventajas va a tener ese joven de estar formándose durante dos años a ese otro que en un curso ocupacional obtiene idéntico dominio o aquel que entra en la fábrica y adquiere el dominio sin perder un solo día de salario; por otra parte la ausencia de determinados oficios que no se contemplan desde la F.P., por ejemplo el de Diseñador-Modelista, que estando presente en otros planes de estudios y siendo uno de los mayores reclamos, ahora se ha perdido. En el estudio curricular que se realizó sobre las enseñanzas de F.P. y cuyo equipo de trabajo estuvo compuesto de representantes del sector privado de la industria zapatera, de los Institutos de Investigación del sector, de las Escuelas de Tenería y de Confección y también en mi calidad de profesor de Tecnología de la Piel, como experto educativo; pues bien, aquel equipo se vio presionado para no incluir el diseño de calzado (que es diferente en su concepción del resto de diseño de otras industrias) en el los programas de los Ciclos Formativos de Formación Profesional y dejar en manos de la Universidad este tipo de materias, cosa totalmente equivocada y por la que los futuros diseñadores de calzado ven cerradas sus puertas en la F.P. y tienen que recurrir a profesorado privado o realizar su aprendizaje en los talleres de diseño., en el Ciclo Formativo de Grado Superior de la Piel, solamente se contemplan 3 horas semanales para un Módulo que se llama “Análisis de diseños y modelos” y en los que se dedica la formación del Módulo, a Análisis de mercados, proyectos de diseño, Proceso de creación de colecciones e Historia y estilos de la indumentaria., sin embargo si que hay unos módulos que estudian con más extensión todo lo referido a patronaje.

El alumno que acaba su Ciclo Formativo y entra en la Empresa para realizar las 408 horas de prácticas que prevé el Ciclo de Grado Medio y las 440 de que consta el Superior se encuentra, en un gran número de Empresas, que las prácticas quedan reducidas a la ocupación de uno dos puestos de trabajo, de forma continuada y hasta el final del periodo de formación, con lo cual la experiencia le genera una nueva frustración, es decir, son utilizados para “tapar huecos” y no para darles las prácticas de una formación recibida en la Escuela, naturalmente esto ocurre salvo algunas meritorias excepciones; y debe ser el tutor del curso el que baya por las empresas tratando de corregir esta disfunción que acaban casi siempre con el cambio de Empresa del alumno.

Por otra parte se da la paradoja que en las zonas zapateras los alumnos de enseñanza primaria que van a pasar a secundaria y son consultados, se niegan a estudiar la formación que les posibilite a obtener un puesto de trabajo como el que tienen sus padres (como ya se dijo anteriormente), y por el contrario se empeñan en estudiar otros Ciclos formativos que se supone, les aporta una mayor categoría social, por ejemplo: Administrativo, Sanitario, Automoción y otros; el resultado es que al cabo de los años nos encontramos en la industria con especialistas de fabricación de calzado con titulaciones de Ciclos Formativos de Sanitario, Administrativo etc., lo que demuestra un mal planteamiento de su salida profesional que, evidentemente, no encuentra en aquello para lo que ha estudiado y sí en la industria básica de la zona que sigue siendo la que genera puestos de trabajo en los diferentes oficios de la Industria de fabricación de Calzados.

Otro problema que encontramos es la dificultad de pasar de un Ciclo Medio a otro Superior para un chico que pueda no ser un buen estudiante, actualmente se precisa un curso de acceso de bachiller en el que se incluyen asignaturas muy difíciles de superar a estas alturas de la vida académica de un mediano o mal estudiante. Los alumnos de Ciclo Medio que tengan 20 años cumplidos deberán hacer dicha prueba de acceso. Otra incongruencia es que a los alumnos que tengan el Título de Bachiller LOGSE o tener aprobado el COU, pueden entrar directamente en el Ciclo Superior y aunque se les supone capaces de asimilar las enseñanzas del Medio en un tiempo record, lo cierto es que las materias prácticas del Ciclo Medio les cuesta su aprendizaje y en este aspecto presentan ciertas carencias, otro caso bien distinto es el de aquel alumno que llega al Ciclo Superior desde la antigua F.P. II de cualquier rama, pero en este caso si no es la rama específica de calzado, también tiene problemas de aprendizaje, ya que hay que considerar que esos alumnos deben realizar las mismas 960 horas de enseñanza reglada en el Centro.

Otro inconveniente generalizado en los Centros dependientes de los Gobiernos Autónomos o de la Administración Central en materia de educación, es que los profesores en prácticas tienen que poseer titulación universitaria y es casi imposible encontrar Ingenieros, Aparejadores, Licenciados, que dominen las distintas fases de la fabricación a nivel práctico, de ahí que en muchos centros de F.P. las prácticas sean solo testimoniales y las clases se limiten a un mero conocimiento de las máquinas o de los trabajos manuales.

Respecto a la Formación de Mandos Intermedios, el panorama es decepcionante, en el momento actual apenas queda una escuela de formación en Barcelona y el resto está en manos de los Sindicatos que actúan de forma desigual en cada provincia del país y que en el caso del calzado no existe ese tipo de formación, por lo tanto los encargados y demás mandos intermedios deben formarse en la propia empresa a nivel práctico sin poder acceder a la formación necesaria, tanto las competencias a nivel directivo como las de tipo social. No encontramos de forma muy infrecuente, que algunos Mandos Intermedios de empresas, se forman asistiendo a cursos impartidos por la Universidad o por Empresas privadas especialistas en este tipo de formación.

Los Empresarios de las industrias de calzado responden a tres tipologías:

La gran Empresa que plantea su organización interna con los niveles de competencia que son de aplicación en una industria moderna, competitiva, que difunde su marca y vende el producto al mercado internacional. En este caso se trata de sociedades anónimas o limitadas en las que interviene un Consejo de Administración y los dirigentes de las diferentes Secciones poseen titulación universitaria o especializada y realizan cursos de formación con cierta frecuencia, incluso asisten a cursos de formación continuada.

El Empresario que dirige su empresa de tamaño mediana y pequeña y con unos principios autodidactas en la propia industria, con ventas directas al mercado nacional o internacional y confección de sus colecciones de temporada, trata de formarse y formar a sus directivos. Se trata de una persona que personifica su empresa en sí mismo y aún reconociendo que la formación es importante, carece de tiempo para ello y considera más interesante dominar las técnicas de fabricación, en algunos casos se trata de empresas familiares en las que la incorporación de los hijos, aportan titulaciones universitarias que son de gran ayuda para las tareas de dirección, racionalización y control.

El Empresario que dirige una Empresa mediana o pequeña, que no genera ningún muestrario propio y trabaja para compañías exportadoras. Ni tiene tiempo, ni le interesa su formación o la de sus cuadros directivos, está a merced de la compañía y es esta la que establece las políticas de compra y de venta, naturalmente a esas Compañías exportadoras tampoco les importa que tengan la menor formación, actúan con ellas buscando los beneficios económicos que les pueda aportar y cuando no les interesa, las abandona a su suerte.

Este tipo de Empresas son de corte capitalistas y otro tipo de empresas tienen menor incidencia o incluso son inexistentes en el sector calzado, ejemplo, las empresas de cogestión o las cooperativas.

Un problema añadido a la formación de cuadros directivos, es la falta de conocimientos específicos del sector por parte de los universitarios que terminan sus estudios de Ingeniería, Empresariales o Económicas, entre otras y quieren acceder a las industrias del calzado. En los últimos años se puso en práctica una experiencia piloto en la Universidad de Alicante, consiste en la puesta en marcha de un curso compuesto por seis Módulos formativos y dirigidos a alumnos de último año de los estudios nombrados y que pretendan acceder a un puesto de trabajo en las fábricas del sector calzado. Por medio de estos cursos, que he programado y dirigido, el alumno recibe una formación que le posibilita el conocimiento interno de la fabricación de calzados y afines, sus sistemas de organización, materias primas y trasformadas etc.. Con este sistema se evita que los nuevos profesionales queden a merced de la empresa como único centro de formación y están en disposición de acceder de forma inmediata a este tipo de empresas.

En resumen, se pueden establecer tres niveles de formación: La Formación del Trabajador por medio de la F.P. y los Cursos Ocupacionales; La Formación de Cuadros Intermedios y la Formación de los Empresarios.

Respecto a la primera, se pueden establecer criterios para hacerla más efectiva. Como propuesta con relación a las enseñanzas recibidas, se propone una mayor coordinación entre las enseñanzas regladas de Formación Profesional dependientes de las Comunidades Autónomas en materia de Educación y las de los Centros Ocupacionales dependientes de Empleo. Se propone también adecuar las enseñanzas de los estudios de los Ciclos Formativos de Nivel Medio y Superior introduciendo y reforzando los Módulos de Diseño en Calzado y marroquinería para que las enseñanzas tengan más “gancho” desde el punto de vista de las posibles salidas profesionales. Se propone que las Escuelas de F.P. dependientes de las Comunidades Autónomas en el área de Educación contraten con carácter temporal a profesores de prácticas de Diseño y Modelaje; Cortado; Aparado y Montaje, a profesionales en ejercicio libre que lo sean especialistas en esas fases de la fabricación. Respecto a las prácticas en Empresas, hay que regular mejor ese tipo de actividad que es vital para el alumno, y para ello las Empresas deben recibir un incentivo de la Administración para que se comprometa seriamente en la formación de los alumnos. Por último sería deseable que en los Convenios que se suscriben entre Empresas y Sindicatos, la figura del Titulado por los centro de F.P. tuviese un reconocimiento que podría traducirse en bonificaciones fiscales por cada alumno contratado o cualquier otro apoyo que permita a las Empresas contratar los servicios de un Titulado por encima de cualquier otro trabajador que se inicia en el conocimiento del trabajo.

Respecto a la Formación de Mandos Intermedios, deben potenciarse los Cursos de Formación desde los Sindicatos, por cursos de apoyo organizados por las Asociaciones Empresariales y también con cursos de formación a universitarios de último año y que deseen integrarse en este tipo de industrias. El reconocimiento en los Convenios Colectivos de la figura del mando Intermedio con formación por encima de cualquier otro podría conseguirse con posibles desgravaciones para las Empresas que justifiquen su presencia.

Por último un mensaje claro debe llegar a los Empresarios, sin formación empresarial se camina derecho al fracaso, de ahí que las Asociaciones Empresariales tengan una responsabilidad en la Formación ineludible y deban fomentar de manera continua, cursos de formación continua, concertado con la Universidad o con Empresas especializadas.

A estas alturas del nuevo siglo y con la experiencia vivida, con los ejemplos de otros países de Europa mucho más avanzados en materia de Formación, deben realizarse serios esfuerzos para que los sistemas establecidos de Formación a todos los niveles funcionen bien. Es un compromiso de todos y, en lo que a nosotros nos afecta, a la Formación Profesional en el sector calzado que por las características de esta industria, por todo lo dicho hasta aquí, se hace mucho más necesario acometer.

APUNTES DE COFRADES, COFRADIAS Y ZAPATOS. (Publicado en la revista Fiestas Mayores 2008)

Ahora cuando esto escribo estamos en el mes de marzo y en plena Semana Santa, así que motivado por el ambiente que se vive en nuestra ciudad, las procesiones y los penitentes nazarenos (capuchinos), he decidido escribir algunas anécdotas referidas a esta Semana Santa pero con los zapatos como fondo ya que, como saben los que me conocen, ese tema siempre me atrae.

Es difícil y a veces hasta esperpéntico hablar del calzado utilizado por los cofrades en los diferentes pasos de la Semana Santa en España. Cuando uno piensa en esta prenda tan nuestra, en los pies de los cofrades, lo que nos planteamos inmediatamente es que la mayoría de túnicas apenas dejan ver los zapatos de los capuchinos, nazarenos o penitentes y mucho menos los de los costaleros que trabajan bajo las andas.

Me comentaban en Sevilla, con una larga y secular tradición en esto que ellos llaman nazarenos, que allí se mezcla la religiosidad con el folclore ( según un estudio recogido en el Informe Cíngulo, se reparten al 50% los que lo hacen por devoción a los que les supone una motivación diferente, llámese tradición, costumbres o afición) , en determinados aspectos se llevan las cosas hasta extremos casi insuperables, los nuevos cofrades que cada año engrosan las filas de los pasos de Penitencia, de Misterio o de Palio, pasan por un ritual no escrito que adquiere auténticos tintes dramáticos con un enorme significado anclado en las más antiguas tradiciones. Un “novato” de nazareno llega a vestir su traje con una enorme emoción, en muchos casos latente durante años en una espera ilusionante que no acaba nunca de llegar; ese cofrade llegado el día grande en el que su paso va a procesionar por las calles de su ciudad siente una alegría, miedo y responsabilidad inenarrables; horas antes se prepara para recibir cada una de las partes de que se compone el traje de capuchino, si es soltero se encarga su madre y hermanos de colocar con sumo cariño y como si de vestir a un novio o novia se tratase, entre abrazos y besos emocionados, si tiene novia es ella la que ocupa el puesto principal en esta ceremonia de “vestidura”, rodeado de sus más allegados familiares, por fin el “novicio” se encamina a la Iglesia en la que se custodia el paso de la cofradía, al llegar un hermano “veedor” se encarga de examinar a este nuevo cofrade (también a todos los que van llegando sean nuevos o no) y con su autoridad emanada de la Hermandad, rectifica aquellas prendas que o están mal colocadas o no se corresponden con las normas de la cofradía, pues bien, nuestro primerizo en esto de la vestimenta, se presentó perfectamente vestido, pero con una zapatillas de deporte blancas que cantaban cosa fina; el vigilante de la pureza de la vestimenta inmediatamente le conminó a que o se cambiaba de calzado y se ponía unos negros a tono con los utilizados por los demás o se marchaba a casa, ni que decir tiene el drama que se vivió a las puertas de la Iglesia, ya que todos los cofrades estaban disponiéndose a partir, velas encendidas y los ciriales apunto de alzarse para indicar que el paso estaba en marcha, no valieron las explicaciones dadas por nuestro joven penitente ¡si son zapatillas de marca! gritaba, ¡en la discoteca si que me permiten entrar con ellas y causan autentica admiración!, ni por esas, el hermano-inspector llevó su autoridad hasta el final y entristecido el buen neófito, se quitó las zapatillas (ni siquiera llevaba calcetines) y optó por procesionar descalzo ante la imposibilidad de encontrar unos zapatos de su talla en unos minutos; cuando llegado el momento la familia se percató de que los pies de su querido nazareno se deslizaban descalzos sobre los fríos adoquines, no pudieron contener las lágrimas con una intensa emoción por ver que su penitente además de iniciar ese día el deambular por las procesiones que organiza la cofradía, lo hacía de la forma más humilde y sacrificada, descalzo.

En Ayamonte los organizadores de la Semana Santa, publicaron en internet una encuesta para costaleros, en ella se preguntaba con que tipo de calzado le gustaría trabajar bajo un paso. Había cuatro tipos: zapatillas de suela de esparto, zapatillas de suela de goma; zapatos de deporte y sin calzado. El resultado fue mayoritario y se inclinó por las “zapatillas de deporte” y algunos incluso botas de deporte para proteger los tobillos, lo que la encuesta deja claro es que las zapatillas de esparto y las de goma son muy incómodas e inadecuadas para soportar el peso del paso durante horas, alguno de los encuestados y costalero desde hace muchos años, alega que tras el uso de las zapatillas de deportes jamás empleará otro calzado y muchos se inclinan por “uniformar” lo único que se ve de los costaleros, el calzado; no es de extrañar cuando un conocido capataz sevillano dijo ante cientos de personas que escuchaban una conferencia: “A las hermandades les pidió que cuidaran a los costaleros sin dejar que la estética se imponga sobre la lógica. Llevar alpargatas cuando existen zapatos con cámara de aire diseñados para hacer deporte no tiene sentido”.

Un paseo por los Museos más importantes de Semana Santa nos arroja un resultado descorazonador con respecto al calzado, casi ningún traje de cofrade se muestra con el calzado o al menos, con un tipo de calzado específico. Pero en una gran mayoría de descripciones de indumentarias de los hermanos cofrades, también se olvidan del calzado y así vemos que en la descripción del traje de cada Hermandad, con todo tipo de detalles, en la mayoría de ciudades de España, el calzado no ocupa lugar alguno, lo que se supone queda a criterio de cada cual el tipo de calzado que debe ponerse para los desfiles. No así en determinados colectivos, por ejemplo, si nos fijamos en los calzados de la Centuria Romana que procesiona en Orihuela, los llamados “armaos”, veremos que con los modelos de zapatos que calzan el Emperador y sus más allegados tribunos en la corte que inicia el desfile y es precedida por los soldados con sus lanzas, se puede llenar una sección de cualquier Museo de Calzados con un resultado espectacular.; y ya que hablamos de “armaos”, me gustaría conocer al zapatero que confecciona las cientos de sandalias que lucen el batallón de la “Centuria Macarena”, verlos llegar a postrarse ante el Gran Poder es inolvidable, y resulta difícil fijarse en los pies de esos romanos porque al salir de la Iglesia de San Lorenzo, la mayoría tienen las mejillas surcadas con lágrimas de emoción; pero iniciar la marcha bajo el arco de La Macarena con sus plumajes blancos y sus relucientes armaduras, dejan empequeñecidos a esos calzados que se nos antojan humildes ante tal derroche de ricos contrastes.

El zapato en Semana Santa ha tenido, en algunos casos, su peculiar crónica pueblerina, dicen que hace algunos, había en Sevilla un mocetón fuerte y grande que era muy aficionado a eso de las procesiones y las cofradías, pero no exactamente desde el punto de vista religioso, era algo así como el folclorista de la Semana Santa, el sujeto se llamaba Antoñito, según nos cuenta Carlos Valera Real, en sus andanzas por la ciudad del Guadalquivir, el tal Antonio Sáez, su verdadero nombre, era un ejemplo de bondad pero algo corto de miras y al borde de la minusvalía mental, no faltaba a ningún acto de la Semana Santa y concurría a todas las Hermandades, llegando a ser muy apreciado por todos…, tal era así que le llamaban cariñosamente “Antoñito Cofradías” y sus improntas eran aceptadas por ser hombre sin maldad y obrando de buena fe; se recuerda en los pregones que a medio interpretar una Marcha Fúnebre soltaba un olé y arrastraba el aplauso de todos los presentes, pero a lo que íbamos, Antoñito no era tan tonto como decían; los hermanos Miralles, Juan y Vicente, tenían una zapatería en la calle Feria de Sevilla y nuestro personaje se apostaba, siempre en Semana Santa, en las puertas del establecimiento y cantaba una coplilla inventada que no era más que un sonsonete monótono que decía solo esto… “Que buenos zapatos tienen los buenos Juan y Vicente….”, al cabo de un rato salía alguno de ellos y le regalaba un par de zapatos y así Antoñito ya tenía calzado hasta el siguiente año…

El calzado también en Semana Santa ha sido una prenda empleada para la confusión o el despiste… se comenta que en la Semana Santa de Granada hace varias décadas, algunas mujeres quisieron salir de cofrades ocultas bajo el capirote y las sayas, para ello no tenían más que disimular sus naturales formas de mujer, pero el calzado las podía delatar y para evitarlo empleaban zapatos masculinos, menos mal que con esto de la paridad, hoy ya no hay que ocultarse y debajo de las túnicas vemos sin tapujos unos espléndidos zapatos de mujer. En un pueblo de Granada hacia el año 1762, en Íllora, cuando los estatutos de algunas cofradías exigían que, al menos, a los niños o personas que iban a representar a Santos o Ángeles, “se les proveyese de calzado digno”, era el caso de una niña que hacía de Santa Mujer Verónica y que recibía cada año un par de zapatos y unas medias blancas, o los Abrahanes, que eran seis niños que salían en las procesiones de Semana Santa y se les proveía con tres pares de medias y tres pares de zapatos, aquí también al pregonero de la Pasión era tradición regalarle unos zapatos y otros a los Ángeles que le acompañaban, y todos contentos.

La verdad es que al repasar los calzados de los cofrades abundan los negros, sea cual sea el color de la túnica o la capa, pero sin duda hay excepciones y la vestimenta blanca purísima de la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Santa Cena de Valladolid, es obligatorio calzar zapatos y calcetines blancos; pero para otras Hermandades llegan tan lejos que se pasan… una anécdota de un Hermano Mayor de una célebre cofradía de un pueblo de Andalucía, repartió ente los capuchinos una especie de orden de régimen interno para la vestimenta… después de recordar como deben vestirse con el traje oficial, llegaba a aconsejar que se usasen los calcetines a tono con el calzado (negros) pero, y aquí está la gracia, también a tono con el pantalón y que estos cayesen solo hasta la línea del tacón…(eso es hilar fino); sin embargo buena es la recomendación que hacen otros en alguna gran ciudad de Andalucía… “obligado llevar pantalones (supongo que razón para dudar no le faltaba), calcetines y zapatos negros con la prohibición expresa de usar pantalones vaqueros” , hombre llevar pantalones si, pero que a un capuchino se le obligue a no usar vaqueros me parece excesivo.

En Valencia la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte exige a sus cofrades que lleven sandalias y calcetines negros, allí el Cristo es portado con una mano por hombres que además de llevar los colores en su camisa de la Legión (verde), deben usar zapatos con cordoneras. Pero Sevilla se “lleva la palma”, aquí hay cofradías para todos los gustos y no pueden faltar la “Cofradías toreras” que por cierto tienen por costumbre ante la imposibilidad de albergar a todos los cofrades en la capilla de la plaza, invitarles a reunirse en el ruedo de la Maestranza para iniciar la estación de penitencia (con el debido permiso de los maestrantes) y después, “presumen” de ser los únicos nazarenos de Sevilla que llevan albero de la plaza de toros en sus zapatos y lo reparten por las calles sevillanas.

Algunas cofradías no se olvidan de calzar a sus imágenes con verdaderas piezas de orfebrería, es el caso de los zapatos de plata que calza el Niño de Dios de la Virgen del Carmen en Cádiz, obra del orfebre sevillano Antonio Rodríguez Suárez. Otras con hechos muy curiosos, por ejemplo, en Talavera de la Reina, hacia el año 1.700, los cofrades tenían una serie de privilegios y deberes que resultan sumamente chocantes y que no es el momento de entrar en ellos, pero sí decir que de los tres reales de vellón y la pecha (cuota anual) que debían pagar los cofrades de La Verónica, era obligatorio cada año proveer de zapatos nuevos a la Santa Mujer.

Los músicos también tienen muchas anécdotas que contar en relación al calzado: La Banda de trompetas y tambores de la Cofradía del “Santísimo Cristo de la Expiración” de Jaén, fijó en el año 1995 una serie de normas para su uniformidad y entre ellas destacaba: El uso de zapato Inglés, ( aunque alguien se presentaba con blucher y ni se enteraban), pero razón no les falta porque miren lo que sucedió en Cádiz, resulta que los músicos de la banda que acompaña al Santísimo Cristo de la Humildad y la Paciencia, deben llevar zapatos blancos para que hagan juego con los pantalones y casi todos llevaban unos zapatos blancos con cordones (inglés o blucher) impecables, pero uno de ellos se calzó un par de zapatos de horma moderna tipo manoletina que acabó ocupando la atención del público que presenciaba la banda.

Si del vocabulario hablamos, también en el léxico se tiene especial cuidado cuando al calzado se refiere, así en algunas cofradías se reparten folletos para que los nuevos cofrades o incluso el público conozca las distintas denominaciones de las partes de las casullas, ciriales o pasos en general; de uno de ellos hemos podido entresacar: Rasear: Deslizar suavemente las suelas de los zapatos por el pavimento (cada día se aprende algo nuevo) pero quizás donde mejor se escucha ese “rasear” sea cuando los costaleros sacan a la calle al Gran Poder, el silencio inicial solo es cortado por un ras..ras..ras que suena debajo de las andas. Me he quedado atónito al repasar la enorme cantidad de términos empleados en la Semana Santa, algunos no había oído en mi vida y son francamente chocantes, pero eso también lo comentaremos en otra ocasión, por cierto que en el diccionario aparece: Calzado: Suele ser zapato negro. Es tradicional y de buen gusto, el usar una hebilla propia de la Hermandad……. Pero si solo mencionamos los términos relacionados con la forma de caminar, estamos hablando de paso gateo que es un paso para andar de frente; el paso sobre los pies que es como el anterior pero más corto; el paso largo que como pueden figurarse es mucho más largo que los anteriores; el paso de mudá que solo se utiliza en situaciones extraordinarias (por ejemplo si hay que recogerse por la lluvia) es un paso lrgo y sin protocolos, casi a la carrera; el de cimbreo es como mecerse y la levantá que con energía se ejerce una fuerza sobre los pies para poner en camino a la imagen, y vean que he dicho camino, ya que en las procesiones los pasos no marchan, andan.

El calzado ha sido una prenda de singulares connotaciones, en la Semana Santa de Puerto Rico, se siguen unas tradiciones muy similares a las españolas, incluso los pasos y las procesiones emulan a la “escuela Sevillana”, pero con muchas costumbres y tradiciones propias que en nada se parecen a las nuestras. La historia en la Isla viene de hace 500 años cuando el rey de España “exportó” a la Isleta (como se llamaba antes a San Juan de Puerto Rico), ornamentos y vasos sagrados para la celebración de la Semana Santa que en 1521 en San Juan tuvo sus inicios. Los campesinos acudían a la capital el Domingo de Ramos con los zapatos en la mano que solo los calzaban para entrar en las Iglesias. Pero ya que hablamos de tradiciones no podemos olvidar la tan arcaica y arraigada “Danzas de los negritos” en Perú, se representa en la zona de Huánaco, en el centro del país, con motivo de la Pascua de Semana Santa y en otras fechas señaladas, se forman unas cofradías que se llaman de los “negritos” y recorren todos los rincones de la ciudad, expresando a su forma el cariño por Cristo y la Semana de Pasión, aparecen con máscaras muchos personajes (españoles claro), que ridiculizan hasta con escarnio, sobre todo a los llamados “corochanos” que no son otra cosa que representantes de los caballeros españoles con aires bufonescos. Los danzantes visitan las Iglesias entre bebida y bebida, pero quizás el lector quiera saber la relación que hay entre esto y el calzado, pues la historia es que los “nobles españoles” calzan unas botas llenas de coloridos y abalorios y con esas botas propinan en el trasero patadas a los negritos que despavoridos corren a buscar refugio a las Iglesias. Merece la pena explicar que los danzantes de cada cofradía se dividen en: Dos caporales que calzan zapatos blancos o botines bordados de 35 a 40 cms. de alto; Veinticuatro negritos pampas (incluido cuatro guiadores) que también calzan botas pero menos vistosas que los caporales; Una Dama con zapato de tacón y color adecuado al vestido; Un Turco con zapato de charolina tipo realeza con medias que llegan al borde del pantalón; Seis Corochanos (ya saben españoles…), con botas con bordados y fuertes coloridos con motivos regionales; y dos abanderados que llevan unos sencillos zapatos o zapatillas, (de los trajes que usan y que no tiene desperdicio nos ocuparemos en otra ocasión). Alrededor de todo esto hay una rígida normativa y cada acción está perfectamente estudiada y tiene sus significados. En un viaje que hice a Perú, adquirí en un anticuario un par de botas para la “Danza del negrito”, quedé impresionado cuando la señora que me atendió de la mejor forma me explicó la finalidad de esas botas en el baile, casi tuve que pedir disculpas por los desmanes que en el pasado cometieron algunos contemporáneos de nuestro insigne conquistador Francisco Pizarro.

Para terminar me voy a quedar con una “historia” de una entusiasta de la Semana Santa de Almagro; cuando se acercaba la Semana Santa decidió participar activamente y en es momento le empezaron las dudas, ¿con que cofradía procesionar?, unas amigas lo hacían con el Cristo de la Agonía, que databa del año 1609; otras con la Vera-Cruz que ni más ni menos arranca del siglo XV, año 1470; algunos amigos la convencían para que se sumase de tamborilera en la Banda de Cornetas y Tambores de una de las Hermandades; por tradición familiar le presionaban para que saliese con la Hermandad de Jesús de las Tres Caídas, ésta algo más cercana en el tiempo pues se fundó en 1827…. En fin, nuestra confundida penitente tras una larga meditación y ante las miradas de asombro de toda la familia y amigos que la esperaban para comprobar su decisión más acertada, optó por vestirse con un ajustado vestido negro, una peineta y mantilla, un clavel rojo en el pecho y unos zapatos de tacón de aguja que levantaban a los sufridos espectadores de sus asientos, así de guapa lució nuestra querida amiga junto a Nuestra Señora de la Soledad.

José María Amat Amer

EL CALZADO Y LAS FALLAS (Publicado en Calzarte 2005)

Las Fallas de Elda han evolucionado a lo largo de los más de 75 años transcurridos. No siempre nuestras falleras han vestido el elegante traje de “novia alicantina”; para enmarcar nuestra fiesta en el contexto de la provincia a la que pertenece nuestra ciudad, se pasó del traje de valenciana a este otro en el que a mi juicio la mujer eldense resulta mucho más espectacular y favorecida. El zapato siguió los mismos pasos que el vestido, aunque sobre la forma de calzar se tardó mucho más en unificar el tipo de calzado.

La ciudad de Elda ha tenido desde siempre la fama de realizar zapatos de calidad para mujer especialmente y es a nuestra ciudad hacia donde se han vuelto los ojos de muchas otras Fallas que, hace algunos años, decidieron unificar esta prenda de vestir. Recordemos que en Enero de 1.961 la Junta Central de Fallas de Valencia, envió una circular a todas las Comisiones Falleras en las que aconsejaba que los zapatos que debían calzar las falleras de la ciudad del Turia, debían ser fabricados por la prestigiosas industrias de Elda; ni que decir tiene que aquella buena noticia llego a nuestro Valle con una enorme satisfacción y fueron varias las Empresas eldenses que se pusieron en contacto con la Junta Central Valenciana para llevar a cabo el encargo.

Precisamente esto nos puede llevar a una reflexión de la que podamos sacar algunas conclusiones beneficiosas para nuestra industria y para nuestra ciudad, en tiempos de “vacas flacas”.

No hace mucho llegó a mis manos un catálogo de venta de zapatos por correspondencia, el asunto no tendría mayor interés si no fuese porque en ese catálogo se ofertaban zapatos hechos a mano, para representaciones teatrales de otras épocas (por cierto bastante rudimentarios y muy poco novedosos), pero junto a estos también se ofertaban colecciones de zapatos para falleras, y esa ya es otra historia, zapatos que se ofertaban para ser confeccionados con tejidos acorde con las faldas o corpiños de las falleras de Valencia; esto me llamó la atención y cuando uno no hace más que pensar en pequeñas diversificaciones que provengan del zapato pero que puedan abordar otros mercados, rápidamente surgió la pregunta ¿porqué nosotros no?.

Los zapatos hechos a mano para fallera valenciana o para foguerera alicantina y sus damas, pueden ser una fuente de trabajo muy interesante. ¿Quién tiene mayor fundamento y más solvencia profesional cuando se trata de hacer zapatos?.

En el Museo del Calzado iniciamos hace más de trece años, unos cursos para elaborar zapatos a mano, quizás alguien que no conozca demasiado el oficio podría preguntarse ¿a estas alturas zapatos a mano?, pues sí, los zapatos hechos a mano eran hace años una norma generalizada en esta ciudad, pero en la actualidad con la incorporación de las nuevas tecnologías, el calzado en cadena y naturalmente en serie, ha hecho de nuestros zapateros, unos especialistas en el manejo de las máquinas pero las nuevas generaciones desconocen como se hacen los zapatos a mano; sin embargo cuando se tiene que incorporar a un par de zapatos, determinados elementos, tales como tejidos al tono, hebillas o pasadores, incluso diseños específicos que concuerden con el de las falleras, el zapato a máquina y en serie plantea serios problemas que hay que resolver de forma manual, como lo hacían nuestros abuelos.

Pensemos la enorme cantidad de personas, mujeres y niñas, que desfilan en la fallas valencianas o alicantinas y aquellas que también se encuentran en pueblos y ciudades falleras de las tres capitales de la Comunidad Valenciana, son muchos miles tal es así que, por ejemplo en Valencia la ofrenda se prolonga por espacio de dos días y hasta altas horas de la madrugada, para dar paso a tanta mujer ataviada con el traje de valenciana.

Cada día se incorpora al zapato de fallera, el tejido con el que se ha realizado la falda o el tono predominante de alguna otra prenda de vestir, quizás también en Elda nuestras falleras decidan aplicar esta norma al calzado creo, según mi opinión, que realzaría mucho más el conjunto de la vestimenta, veamos sino el par de zapatos que nos dejó en el Museo la Fallera Mayor de las Fallas de Valencia de año 2004, Señorita Noelia Soria Mompó, cuando nos visitó acompañando a nuestras Falleras Mayores también de aquel año, destacan en la vitrina por tratarse de un zapato en seda azul con un magnífico bordado en plata y oro situado en la zona de empeine. Esta incorporación a la Fiesta Fallera, complica algo más el calzado pero es un elemento diferenciador muy importante que hace que el calzado resalte mucho más y asuma un especial protagonismo en la indumentaria fallera.

Una oferta dirigida desde Elda a esas falleras en Valencia y a las belleas y damas de las hogueras de Alicante, podría a traer hacia nuestra ciudad un tipo de trabajo para el que estamos mucho más preparados que otros, y téngase en cuenta que los zapatos que se calzan en estas ocasiones no son de fabricación en serie y por lo tanto también los precios que se pagan por ellos compensan sobradamente la iniciativa de montar uno o varios talleres especializados en este tipo de calzado que podrían dar trabajo a varias docenas de trabajadores, tanto zapateros como aparadoras, con la convicción plena de que nuestra oferta llegaría de forma muy seria a esas fiestas que, igual que ocurriera en el año 1.961, siguen teniendo en Elda un claro exponente de zapatos de calidad para la mujer en especial.

LA INDUSTRIA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA (Un resumen para Guía Telefónica)

La industria del calzado en la Comunidad Valenciana aparece en los primeros años del siglo XIX, hasta entonces el oficio de zapatero se realizaba en las ciudades y los pueblos de forma aislada y para dar respuesta a la necesidad de usar zapatos en las clases más adineradas, ya que el calzado de cuero no estaba al alcance de cualquier y la población usaba de forma genérica la alpargata de esparto. El oficio de zapatero se realizaba de forma totalmente artesana y realizando par a par y a medida. Los zapateros se agrupaban en gremios, destacando el más antiguo el de los zapateros de Barcelona bajo la invocación de San Marcos Evangelista en el año 1202; pero en la Comunidad Valenciana tenemos testimonios de la existencia de gremios zapateros desde el siglo XIII y XIV.
El oficio de zapatero en la antigüedad seguía unas estrictas normas de aprendizaje y de conducta, el oficio se adquiría tras una larga preparación que corría a cargo del maestro y después de superar unas pruebas o exámenes, se accedía al oficio en calidad de Aprendiz, después de Oficial y por último Maestro, además se seguía un protocolo muy variopinto que hoy en día nos parece incoherente, por ejemplo, para ser zapatero había que ser descendientes de zapateros en línea directa y solo a las viudas se les permitía, si demostraban la falta de sustento, el contratar a un zapatero para continuar el oficio; no se podía trabajar tras la puesta del sol y la obra sería quemada si se empleaban entresuelas o la mezcla de determinado tipo de pieles. Pero el oficio de zapatero también pasó por momentos duros y en el siglo XVII se consideraba como “oficio innoble” junto con los curtidores, fue la Real Cédula de Carlos III la que declarase a los zapateros y curtidores, entre otros, “oficios nobles….”, “que no envilecían a las familias ni a la persona que lo ejercía, rehabilitando a los zapateros para ejercer cargos públicos”.

A principios del siglo XIX, algunas familias se agrupan para realizar zapatos y venderlos en mercadillos, sin ajustarse a números determinados y realizando pequeñas series, ese fue el nacimiento de la industria en algunas de las ciudades de nuestra Comunidad Valenciana y que ha dado lugar a una potente actividad comercial. Pero la industria del calzado nace de distintas formas en las comarcas zapateras, en algunos lugares surge como una actividad paralela a la agricultura, en otras como transformación de una pujante actividad alpargatera.
En el año 1840 se inventó la primera máquina de coser en Estados Unidos y hasta ese momento el cosido a mano hacía muy lenta la fase de confección del corte, ello unido a la inexistencia de energía eléctrica, retrasó la mecanización de la industria que hasta la segunda parte del siglo XIX solamente empleaba artilugios para perforar o sujetar las hormas como producto de la imaginación de los zapateros.

Los talleres artesanos nacen en diferentes lugares de la Comunidad Valenciana y se desarrollan en habitáculos de algunas viviendas, trabajando casi todos los miembros de la familia y amigos o vecinos.

En los pueblos en que había una tradición alpargatera, la transformación se produjo de la alpargata al calzado de gama media baja y con el empleo de materiales textiles y lonas, son los casos de Vall de Uxó y de Elche, aunque en esta ciudad ya en el siglo XVIII junto a la una actividad alpargatera había varias pequeños talleres de fabricación de calzado de piel y curtido, el auge del cáñamo y yute en aquellos años, retrasó la aparición del calzado de cuero hasta los primeros años de 1.900 y los nuevos empresarios eran casi en todos los casos los antiguos alpargateros; en 1845 había en la ciudad solamente 8 talleres de alpargateros y se pasó a las más de 10 fábricas de 1924. La producción alcanzó los 6 millones de pares de alpargatas anuales en la última década del siglo XIX. En Elda, que desde el principio ha sido la ciudad que ha creado todas las Instituciones del Sector en España, la actividad artesana en la confección de series de calzados, nace en el año 1.840 y se produce por la necesidad de buscar una actividad que diese trabajo a los agricultores de la época que sufrieron la salinización de las aguas del río Vinalopó que regaba sus huertas; poco a poco los habitantes de esa ciudad fueron aprendiendo un oficio que daría prestigio y riqueza.

Elda, Cocentaina o Villena nacen al calzado por la venta en mercadillos de productos elaborados en familia y con sencillos y precarios medios, la gran crisis del vino de 1.892, en los casos de Villena y Cocentaina, dio paso a la aparición de la actividad artesanal e industrial en estos municipios.

La fabricación de calzados a partir de la mitad del siglo XIX brota de forma casi espontánea en diferentes lugares de nuestra geografía Valenciana y poco a poco se va consolidando, en muchos pueblos son los propios agricultores los que crean talleres para diversificar sus recursos. En la zona del Medio Vinalopó se construyen modernos edificios fabriles y como era costumbre en la época, las fábricas tenían una parte destinada a la vivienda del propietario; se construyen de forma muy sólida con muros de mampostería y ventanales que llegaban casi a la cubierta, ésta al principio era a base de cerchas y entramado de vigas de madera, con este tipo de edificación el ruido de la industria se convertía en casi un murmullo. Los ejes que ponían en movimiento las máquinas eran accionados por un único motor de gasoil o gas pobre.

Aunque al principio no se seguía criterio para fabricar uno u otro tipo de calzado, en el siglo XX las industrias irían clarificando el tipo de calzado a fabricar; así Vall de Uxó se especializaría en un tipo de calzado medio muy variado, fue tras la primera guerra mundial cuando en 1.919 el industrial alpargatero Silvestre Segarra crea una industria para producir zapatos de cuero y especialmente calzado militar; Villena que arrancaría con la especialización en zapato para niño y primera calzadura, también los zapatos de hombre de calidad media-alta tenían gran prestigio; Elche en zapato de mujer y hombre, al principio en gama media y zapato deportivo junto con una fuerte industria alpargatera; Elda en zapato de mujer de gama media alta; Monovar en zapato para hombre y en menor medida para mujer; Petrer en zapato para mujer en las gamas media - alta; Cocentaina en zapato para hombre y mujer de gama media y alta, también fabricaría calzado de series. Pero esa especialización llegó tras años de trabajo buscando una propia identidad en Elda, por ejemplo, hoy se fabrica calzado para mujer de gama alta pero el inicio fue con la fabricación de calzado para niños; Monovar que llegó a tener un gran prestigio en zapato de hombre de gama alta, mas adelante se incorpora a las poblaciones especialistas en calzado de mujer; en Cocentaina sin embargo la industria zapatera evoluciona hasta desaparecer; Elche por el contrario comienza tímidamente en el calzado y llega a convertirse en un enorme centro de producción zapatera, en cantidad y diversidad, el más importante sin duda de la Comunidad Valenciana; Vall de Uxó reconvierte su potente industria de Segarra y mantiene su actividad zapatera con industrias auxiliares que abastecían a esta factoría e incluso a otras industrias. Las ciudades citadas son ejemplo de los núcleos zapateros existentes, pero a lo largo del siglo XX se han creado industrias de fabricación de calzado en lugares que, por su proximidad a zonas zapateras, se formaban empresas de calzado y auxiliares o afines, sin embargo caben algunas excepciones como es el caso de la industria de calzados de series en Onteniente. Otros municipios vivían a la sombra de empresas potentes implantadas en sus aledaños y así funcionaron durante un tiempo, cabe señalar que la diversidad de materias primas y la transformación de las mismas, aconsejan la creación de industrias de fabricación de calzados en lugares en los que ya existe establecido un núcleo industrial zapatero que garantice la provisión de mano de obra especializada y los componentes; son casos muy llamativos los de Crevillente, por la proximidad a Elche, o Pinoso influenciado por las industrias de Elda y Monovar, Sax buscando la diversificación de su notable industria persianera, Salinas, como alternativa a los Polígonos Industriales de Elda, Sax o Petrer; Aspe que ofrece unos magníficos suelos industriales a los fabricantes de Elche y que tuvo una pujante actividad en la fabricación de vulcanizados.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX la industria del calzado creció de forma espectacular en determinadas comarcas, especialmente en Elda que ya disponía, en el año 1.900, de varias fábricas de calzado con producciones que rondaban los 500 a 1.000 pares diarios y daban trabajo entre trescientas y quinientas personas por empresa, pero también el mercado exterior estaba abierto al zapato valenciano, sobre todo EE.UU. que, salvo excepciones, desde los años 1.950 inician una beneficiosa actividad compradora.

Al finalizar el siglo XIX la fabricación de calzados en la Comunidad Valenciana se estimaba en más de 400.000 pares, pero fue a principios del siglo XX cuando se produce un verdadero despegue de la industria del calzado en nuestro territorio, sin olvidar que a principios del siglo XX, las fábricas de calzado de Elda y comarca absorbían casi el 70% de la producción global del territorio nacional, con fábricas de renombrado prestigio como: Silvestre Hernández; José Tobar y otros, pero quizás una de ellas fue la que más prestigio acumuló en la última década del siglo XIX, se trataba de la Fábrica de Calzados de Romero Utrilles que fundada en el año 1.876 fabricaba 800 pares diarios de calzados de todas clases y empleaba a 450 obreros con una exportación anual de más de 297.600 pares de zapatos de todas clases, esta empresa fue galardonada en un mismo año, 1902, con las medallas de oro de las Ferias Internacionales de París y Londres por la presentación de unos zapatos de mujer de alta calidad y diseño par su época (se conservan en el Museo del Calzado de Elda).

Industrias auxiliares como la de Aguado e Hijo, dedicada a la fabricación de la horma, fue pionera en toda España y desde Elda se expedían hormas a todas las zonas zapateras del país, esta fábrica creada en el último tercio del siglo XIX, edificó una moderna nave industrial junto al río Vinalopó y de él se abastecía de agua para poner en marcha algunas de sus máquinas movidas por la fuerza hidráulica, también utilizó la tracción animal para mover los embarrados que accionaban las troqueladoras, téngase en cuenta que cuando la industria se fundó no se conocía la energía eléctrica.
La aparición de la energía eléctrica y la instalación de almacenes de maquinaria de La United Shoe Machinery Company, empresa americana que distribuía maquinaria para la fabricación de calzados en régimen de alquiler, contribuyó notablemente a realizar máquinas mucho más rápidas y precisas, incorporando motores eléctricos a aquellas que hasta los últimos años de 1.800 trabajaban manualmente, por tracción animal o por la fuerza hidráulica; hasta el inicio de la guerra civil española, la producción de calzado en la Comunidad Valenciana superaba los ocho millones de pares fabricados, contando la provincia de Alicante como el mayor centro industrial con el 85% de la industria establecida y la ciudad de Elda y comarca realizaban más de 50% de toda la provincia, porcentajes que habían variado con respecto al siglo anterior y que nos indicaban que la industria de fabricación de calzados había aumentado más su distribución geográfica en toda la Comunidad Valenciana.

La industria zapatera en el territorio de la Comunidad Valenciana se vio influenciada por la de las Islas Baleares, concretamente de Menorca, en el año 1.897 un grupo de trabajadores llegó a la comarca del medio Vinalopó y aportó experiencia y especialización, los calzados que se fabricaban en Alaior, Mahón o Ciudadela eran muy apreciados y de gran calidad, algunas familias menorquinas salieron de la Isla, en unos años de paro y crisis del sector en Menorca, y buscaron en Elda un lugar de progreso. Por otra parte, también fue muy positivo para la consolidación de las actividades zapateras en la provincia de Alicante, el desarrollo de industrias muy importantes en otras provincias limítrofes, como es el caso de Almansa con una de las mayores factorías de calzado construidas en aquella ciudad en la primera mitad del siglo XX, era la gran industria de Coloma, que aportaría mano de obra especializada a las comarcas Alicantinas de fabricación de calzados. Otras grandes industrias construidas en la primera parte del siglo fueron, en Elda la fábrica de Rodolfo Guarinos que llegaría a ocupar acaso 1000 trabajadores y en Petrer la industria de Calzados LUVI que también era una de las mayores factorías de fabricación de calzados de todos los tipos construida de la provincia de Alicante, en dicha industria se conservó hasta muy entrados los años ochenta del siglo XX.

La inmigración de zonas del interior y el constante intercambio de técnicos formados en ciudades que ya tenían tradición zapatera, caso de Madrid y Barcelona, fueron otros elementos a tener en cuenta, para revestir de mayor prestigio y calidad la industria de fabricación de calzados de la Comunidad Valenciana, que se convirtió en lugar de acogida para muchas familias que procedía de zonas del interior, especialmente de las Comunidad de de Castilla - La Mancha y Andalucía.

La Primera Guerra Mundial fue significativa en la Comunidad, y más concretamente en la provincia de Alicante, algunas fábricas que ya habían iniciado con buenos resultados la exportación se vieron afectadas y otros reconvirtieron sus producciones a artículos relacionados con la actividad bélica. Durante los años 1.916 y 1.919, a pesar del colapso de muchos puertos del Mediterráneo, se incrementaron las ventas a países neutrales y la plena incorporación de la maquinaria movida por la electricidad y el régimen de alquiler abarataba los costes de implantación de fábricas de calzado, llegando a crearse más empresas aunque con escasos obreros y de pequeña entidad.

La guerra civil de 1.936 a 1.939 supuso un freno para la venta de calzados que estaba asentada casi en un 90% en el mercado nacional; hubo una experiencia en Elda pensada para paliar los efectos de la escasez de ventas en ese periodo, los fabricantes de la comarca del Medio Vinalopó, casi todos ubicados en Elda y Petrer, se agruparon en una Cooperativa llamada SICEP (Sindicato de la Industria del Calzado de Elda y Petrel) tenía como finalidad continuar la fabricación de calzados durante la contienda y almacenarlos en espera de darles salida tras la guerra; las empresas se distribuían la fabricación y la compra de materias primas y salarios las realizaban con créditos, se estableció incluso un reparto de beneficios a la Empresa y a los obreros.

Tras la Guerra Civil, se inicia un periodo de reconstrucción que afectó a la industria del calzado de forma especial, aunque fue muy similar en otros grandes sectores de la economía valenciana. En la década de los años 40, el sector zapatero de la Comunidad Valenciana ve aumentar la cantidad de empresas y también la masa laboral, sin embargo y dada la poca o nula actividad exportadora, los mercados nacionales llegan a un punto tal de saturación que los pedidos se fraccionan excesivamente, los trabajos se complican y la mano de obra es enormemente movible incluso se da el caso que algunas empresas se sobredimensionan en trabajadores sin que exista un incremento productivo, las materias primas escasean y todo ello pone en peligro muchas fábricas.

Los pueblos zapateros en los primeros años de la década de los 50 habían sufrido un importante aumento de población y las zonas rurales se empezaban a despoblar por la “llamada” de una industria que empezaba a despertar. Esos fueron los casos de Elda, Elche, Villena, Vall de Uxó, entre otras. Sin embargo las cifras son muy pequeñas, la década de los 50 acabaría con escasos 70 millones de pesetas en exportación de zapato español, para pasar a superar los 100 millones en la década siguiente. La provincia de Alicante es la que mayor incidencia tiene en la cantidad global de zapatos a fabricar y así en el año 1.958, las cuotas de producción en la provincia se reparten de la siguiente manera: entre Elda y Petrel el 53% del calzado producido; en Elche se fabrica el 29%; en Monovar el 2%; en Villena el 13%; en Cocentaina el 2%; en Sax el 1%. La inmensa mayoría de las ventas inciden sobre el mercado nacional y la saturación de los comercios empieza a adquirir tintes dramáticos, son mucha oferta para la escasa demanda.

En el año 1.959, la situación de las industrias de fabricación de calzados es insostenible, todos los problemas de una economía débil confluyen en el calzado y la industria española necesita nuevos canales de comercialización; baste como ejemplo decir que en España el consumo interno es de 0,8 pares por habitante y año lo que conduce a la industria del calzado a una situación ruinosa y con una única meta, el mercado internacional. Ese año, 1.959, Elda celebra una Feria Local de Calzado, se trataba de una Exposición organizada por la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de Elda, en 1.960 se convierte en la I Feria Nacional de Calzado en Industrias Afines, con un éxito sin precedentes. Las Ferias del Calzado pasan a ser Internacionales y el empuje comprador llevan a las industrias de fabricación de calzado en la década de los años 60 a abandonar definitivamente la artesanía, la mecanización de las empresas es constante y el movimiento inmigratorio hacia las zonas zapateras desde otras provincias se incrementa.

La aparición de la Ferias del Calzado en España supuso un incremento espectacular en la producción, especialmente para vender zapatos al mercado Americano. Cuanto mayor presencia de compradores afluían a las Ferias del Calzado, mayor era el ritmo creciente de inmigrantes que abandonando el medio agrícola, llegaban a las distintas poblaciones de la Comunidad Valenciana, como consecuencia del acelerado ritmo de la contratación.

En Elda se crean las principales Instituciones del Sector Zapatero, INESCOP en Noviembre de 1.971 como centro de investigación de materias primas y tecnología en apoyo al sector zapatero; los Empresarios se organizan en Asociaciones Provinciales y Nacionales; la propia FICIA (Feria Internacional de Calzados) crearía en el año 1967, su departamento CEPEX (Centro Promotor de Exportaciones del Calzado) para llevar las exposiciones temporales de calzado fuera de nuestras fronteras, lo que llegó a llamarse “La Feria Ambulante”; los Diseñadores de la Comunidad Valenciana se organizan en la Asociación AMEC. La Comunidad Valenciana se convierte en el centro y motor de la vida económica del calzado, prácticamente todas las decisiones se toman desde esta zona para todo el país y el prestigio del calzado fabricado en nuestro territorio es muy apreciado.

La primera gran crisis para nuestra industria aparece en el año 1.970, el cierre de empresas es un goteo que llega a dejar miles de trabajadores en el paro, el aumento y la carestía de la piel, las restricciones crediticias y la aparición de nuevos mercados de producción con mano de obra mucho más barata, el caso de Brasil por ejemplo, empuja a las Compañías importadoras estadounidenses que venían operando en España, a compartir mercados productivos. Esta gran crisis no acabaría de pasar, hubo una ligera reacción a mediados de los años 70, pero inmediatamente se uniría a otra crisis también profunda que aparece en el año 1.980 y siguientes.

El sector zapatero ha vivido unos buenos años en la década de los 90, las estructuras comerciales de algunas marcas se han afianzado, se han robustecido y modernizado las industrias medianas y sobre todo la industria auxiliar, el zapato fabricado en nuestra comunidad es apreciado y goza de un merecido prestigio de calidad, pero la mayor incidencia de la producción en países asiáticos ha vuelto a poner a la industria de fabricación de calzados en una situación difícil. A pesar de todo esto, el zapato fabricado en la Comunidad Valenciana, goza de ciertas ventajas frente a las crisis actuales, el zapato es de calidad, en línea de moda y muchas empresas ya disponen de marca propia, con un despliegue mucho mayor en medios nacionales e internacionales.

La Historia de la Industria de Fabricación de Calzados en nuestra Comunidad ha pasado por momentos de optimismo y depresión, esa historia nos enseña a evitar caer en los mismos errores del pasado, en estos momentos parece claro que competir con otros países de mano de obra más barata no es una buena idea, de ahí que la búsqueda de la calidad, el diseño, moda y marca de fábrica sean los elementos que aseguren la continuidad de un sector como el del calzado que es uno de los que más riqueza ha aportado a la economía del país. En el año 2007 todos tenemos muy claro que el futuro de nuestra industria de fabricación de calzados pasa irremediablemente por mantener y superar los parámetros de diseño y calidad, ese zapato siempre se venderá en todos los mercados porque son atributos que no se improvisan. Los que conocemos la historia del Calzado en la Comunidad Valenciana sabemos que la esperanza de futuro es una realidad. Las mejores marcas y más prestigiosas están en nuestro territorio, son apreciadas en todo el mundo y eso irá creciendo y afianzando una industria que ha caracterizado a nuestra Comunidad y le da riqueza y prestigio.








José María Amat Amer
Fundador y Director Honorífico del Museo del Calzado de Elda





BIBLIOGRAFIA.-

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"Elche, una ciudad industrial [1850-2006]" Jose A. Miranda y Martín Sevilla