miércoles, 27 de noviembre de 2013

Reflexiones personales sobre La Mejor Calzada

Estos días se anuncia la nueva Mejor Calzada de España 2013; en esta ocasión el galardón ha recaído en María Teresa Campos, presentadora de TV5.

El premio a la "Mejor Calzada de España", se creó en el año 1999 con la idea de prestigiar el calzado fabricado en Elda a través de una mujer que, además de calzar bien, potenciase el calzado de bottier por su elegancia, estilo, personalidad (entre otras cualidades). La idea inicial de Luís García Berlanga, la llevé a la práctica realizando las bases y situando los aspectos más importantes a tener en cuenta para fallar esta distinción, nombramos un jurado de reconocido prestigio e iniciamos la andadura con el primer fallo en Ana Rosa Quintana, una mujer joven, que acababa de publicar su primer libro, llevaba un programa de televisión en Antena 3 y calzaba bien; después sería Anne Igartiburu, Concha Velasco, Carmen Cervera, Paz Vega...etc..

Desde hace unos años, bajo mi punto de vista, se han cometido varios errores que pudieran repercutir en este tipo de premios, su prestigio y su trayectoria.  El primer error fue conceder esta distinción a una mujer política en pleno ejercicio de su cargo y sin que se hubiese distinguido por otras causas, fue el caso de Esperanza Aguirre que, en lo personal no tengo nada que objetar ya que me parece una mujer muy válida y preparada, pero que esa puerta se abrió a la posible incorporación de nuevas mujeres políticas que, la presidenta o presidente de turno  del Patronato de la Fundación Museo del Calzado, pudiese sugerir y no hay motivos fundados para que en el futuro una líder de un determinado partido político, pueda ser proclamada "Mejor Calzada" simplemente por congraciarse con el personaje, por gratitud, o cercania ideologica. El segundo error se cometió, siempre bajo mi particular opinión,  al nombrar a una contertulia de uno de los llamados "programas basura", en una televisión nacional; eso en nada puede beneficiar a nuestro calzado y sin embargo sigue creando un triste precedente que podria llegar a suponer un lastre para posibles candidatas al premio que, ante semejantes antecedentes, desestimen la nominación. Más tarde, el premio recayó en la Duquesa de Alba que, aunque fue un alarde de difusión en medios nacionales, no es precisamente la persona adecuada para abanderar un calzado tipo bottier de tacón alto....la conclusión es obvia. Este año la candidata, Sra. Campos, sigue sin ser una adecuada representación del zapato de lujo hecho en nuestra ciudad; se trata también de una anciana honorable que no es la idea que puede sugerir de una mujer  sobre unos zapatos de aguja, aunque los calce y sean sus preferidos.

La idea fundacional se ha deteriorado y si se me permite la expresión, se ha vulgarizado. La mejor calzada debe ser una mujer que sepa calzar con elegancia esos zapatos que se hacen en Elda, que no son otros que zapatos de tacón, la mayoría de tacón de aguja. La mujer mejor calzada debe ser la imagen de un calzado de estilo para mujeres con estilo, si es ese el zapato que se pretende seguir produciendo y, sin ánimo de menospreciar a las personas que han sido premiadas últimamente, no son en absoluto los ídolos en los que un fabricante de zapatos de Elda pondría sus zapatos para promocionarlos en un mercado de gente joven, atrevida, elegante y de calidad.

Como fundador del Museo del Calzado y como creador de las bases de este premio, protesto por la forma en que se está realizando, mi protesta queda aquí, en mi blog personal, podría haber utilizado otros canales públicos pero ante todo no pretendo hacer ningún daño a la industria del calzado de Elda, cosa que podría ocurrir ante una polémica en medios de comunicación, lo que ahora deseo es que todo esto no sea irreversible y se imponga la sensatez en otros eventos futuros.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Fabricación de pisos de cuero y de goma

Incorporamos un video de una fábrica auxiliar a la del calzado, se trata de una fábrica de pisos para el calzado, tanto de suela de cuero como de goma y en diferentes fabricaciones, algunas de ellas con un prefabricado avanzado.

La filmación está hecha por las manos inexpertas de un aficionado, por lo tanto deben disculpar las deficiencias que puedan observarse. Tratamos de dar una idea de como se produce el trabajo en este tipo de industrias.



Bibliografía: "Tecnología del Calzado"

martes, 19 de noviembre de 2013

Fabricación mecanizada de calzados de bottier



El video que se ha insertado se realizó en una fábrica mecanizada de calzado de señora hace un tiempo, se trata de una fabricación típica del calzado que se fabrica en Elda, es decir, zapato de mujer de calidad, ahora se han colocado unas notas para comprender mejor el proceso..

 El video está hecho de forma amateur, por ello las imágenes pueden llegar con cierta falta de calidad, pero lo que se pretende es que el gran público conozca las fases y las múltiples operaciones que se realizan en una zapato de esas características. Solo conociendo el proceso, se valorará mejor la calidad del calzado.

La ciudad de Elda es la cuna del calzado bottier o zapato de tacón alto y de aguja, es una ciudad que ha ido depurando sus fabricaciones de calzado, hasta quedar especializada a una única producción de calzados de mujer de calidad, llamado en el argot zapatero, "zapato de lujo".

En las imágenes se aprecia la especialización de los operarios y su destreza y profesionalidad.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Nuestra seña de identidad

 
Estamos asistiendo estos días, desde una importante ciudad zapatera, a una campaña iniciada para identificar a la población con la producción y fabricación de calzados; se trata de la puesta en marcha de una serie de actuaciones para potenciar "La Ciudad del Zapato" y eso no deja de ser una brillante idea que en Elda, hemos venido impulsando desde hace muchos años, empleando todos los medios que supimos o pudimos poner en práctica.
Hasta el año 1991 quizás esa identificación no fuera tan necesaria, ya que entonces todavía teníamos las Ferias del Calzado que hablaban por la ciudad y sus habitantes, pero a raíz de la desaparición de las exposiciones feriales, Elda dejaba de ser una población objetivo de visitantes y compradores, para transformarse en un pueblo más en los que hay una industria destacada de fabricación de calzados. ¿que nos diferencia de los demás?, a mi juicio son matices muy relevantes que hace de nuestra industria muy diferente y, hasta cierto punto, exclusiva. No en vano la ciudad ha renunciado a la fabricación de otro tipo de calzados que no sea el de mujer de las gamas media y alta; en Elda no se fabrica caballero, ni zapato de niño (salvo excepciones), aquella incipiente industria que empezó en el año 1840 con la producción de zapatos para niños y, en poco tiempo, para todas las clases, aquella ciudad de final de siglo XIX que llenaba sus fábricas de calzado de todos los tipos, se ha ido depurando para llegar a la única fabricación de calzado de mujer  de lo que se llama en el argot zapatero "calzado de lujo", pues bien, y dado que este pueblo seguirá siendo lo que es y la riqueza que se genere la generará desde esa única especialidad, debemos... , tenemos la obligación de potenciar y mantener nuestras señas de identidad para fijar de nuevo los ojos del mundo zapatero, desde ahí pónganse los títulos y eslóganes que se desee o que la imaginación nos depare, pero hagamos pueblo reivindicando lo que mejor sabemos hacer, a sabiendas de que el mundo reconocerá ese merecido prestigio.
Estos días también se ha hablado de que Valverde del Camino inauguraba una gran escultura dedicada al boto, que es la identidad de su industria, aunque también en aquella ciudad abundan otro tipo de fabricaciones como la de los bolsos y marroquinería en general, sin embargo ese boto es el símbolo de la población, es lo que les ha reconocido en el mundo y a ello se aferran.

Quisiera desde aquí hacer un nuevo llamamiento a retomar la ilusión y la esperanza en nuestra industria y marcar, como si de un sello de garantía se tratara, la identidad actual de nuestra población, el zapato de mujer de calidad, y para ello implicarnos todos en potenciar estas señas en las redes sociales (a las que estamos volcados cada día y que sirven de excelente correa de transmisión). Se me ocurre pensar, que esos zapatos que exhiben algunas ciudades zapateras en exposiciones temporales, en plazas y esquinas, y que se gestaron en Elda, se incorporen a nuestro paisaje urbano de forma permanente, mejorando y ampliando sus unidades, de tal forma que el visitante sepa lo que hacemos sin que haga falta decir una palabra, y también en lugar visible (podría ser en la glorieta de entrada a la ciudad donde está ese gran mosaico con el escudo de Elda) una escultura permanente de un soberbio zapato de tacón de aguja, el sueño de nuestro amigo y colaborador que fue Luís García Berlanga.
 
José María Amat Amer. Fundador del Museo del Calzado
 
* Escrito no publicado en prensa

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Apuntes sobre la antigua Iglesia de Santa Ana

Cualquiera que haya leído sobre Elda lo que algunos historiadores locales han escrito, como Lamberto Amat y Sempere, en sus libros facsímil de 1873 y 1875, o Alberto Navarro Pastor, con su Historia de Elda, entre otros, podrán comprobar la sobresaliente evolución de un pueblo en permanente desarrollo.

La obra de Lamberto Amat, "Elda, su antigüedad, historia", es un maravilloso relato, casi un diario, de una villa que crecía en pleno siglo XVIII; la descripción que en ella se hace de determinados monumentos del pueblo, entre ellos su Iglesia, da pie a que se pueda seguir ahondando en detalles que deben ser conocidos por los eldenses, ya que en algunos de ellos se habla de auténticas joyas (hoy desaparecidas) con las que contaba el municipio en aquellos años.
                                                     Altar Mayor de la Iglesia de Santa Ana

Mis recuerdos, desde muy pequeño, han ido ligados a muchos acontecimientos de esta noble y próspera ciudad; mi padre me describía con mucho detalle algunas cosas que no podía observar físicamente porque habían desaparecido; entre ellas el Convento de Franciscanos, el antiguo Hospital o la destruida Iglesia Parroquial de Santa Ana.  Sobre esta última la recorría mentalmente, casi siguiendo cada rincón de sus altares y naves; mi padre, desde muy joven, adoraba a su tío que era el presbítero de la Iglesia de Santa Ana y que se llamaba José María Amat Gras (1863 - 1941)  (de ahí viene mi nombre de pila), era hijo de Matías Amat Amorós y Maria Gras Crespo, en los últimos años de su vida, ese venerable anciano acudía a su Iglesia para decir la primera misa del alba, sobre la 6,30 de la mañana como era costumbre, y muchos días le acompañaba mi padre, él me transmitía la gran satisfacción que experimentaba acompañar a su tío muy anciano y, especialmente , con motivo de las Fiestas Mayores, colaborar en el encendido de las miles de velitas que rodeaban las balaustradas de los altares (una operación que repetiría desde que recordaba tener uso de razón) y de forma especial en las misas solemnes del día de la Virgen o del día del Cristo. 

                                              José María Amat Gras. Presbítero de Santa Ana

                                                    Padrón de vecinos del año 1875

Evidentemente yo no conocí la antigua Iglesia de Santa Ana, pero siempre he recordado como un ejemplo de perseverancia, el insistente trabajo que realizó su primer párroco en la reconstrucción, José María Amat Martínez, que aunque también tenía el mismo nombre y primer apellido que aquel tío de mi padre,  no tenían parentesco alguno, aquel cura, Amat Gras, falleció en el año 1941; pero a vueltas con ese trabajo de reconstrucción desde mis recuerdos de niño oía en cada misa de once (esa era la misa de los niños) la cantinela de siempre...."la campaña de la loseta de mármol" por ejemplo, con la publicación en un panel en la propia parroquia, de las personas que se suscribían y donaban las cantidades en pesetas para la reconstrucción, después sería el pintado de las paredes, los altares....y especialmente los de los Santos Patronos.

Pero volvamos atrás...., ya he dicho que aquel anciano sacerdote, José María Amat Gras, falleció dos años después de acabada la guerra civil y tras los desmanes que cometían las turbas enloquecidas con ansias de venganza e ira incontenible, especialmente hacia la Iglesia Católica, hasta el punto de cometer auténticas locuras (que en nuestra mentalidad del siglo XXI es difícil poder comprender) especialmente con curas, monjas o personas significadas por su entrega a la Iglesia, quemando Templos y Conventos ..... y Elda no fue una excepción.

 En Elda fueron asesinados casi todos los sacerdotes y muchas personas que se habían significado por sus ideas religiosas, además de otras que fueron producto de venganzas o persecuciones  personales. ¿Cómo fue posible que un cura de Santa Ana, que siempre vistió sotana, fuera respetado en aquellos días? , la respuesta me vino por casualidad muchos años después.

 A pesar de la diferencia de edad, tuve un amigo que casi me duplicaba en años pero era un gran conversador y una persona de una especial talla humana, y sin saber de su pasado me gustaba hablar con él y pasear, en los últimos años de su vida, por el entorno de la calle José María Pemán que era el lugar en el que tenía mi trabajo; aquel amigo se llamaba Andrés Lloret Martí, era un intelectual, un poeta y para mí, un hombre muy equilibrado que con argumentos rebatía ideas y defendía criterios.

Cuando un grupo de amigos nos hicimos cargo de la directiva del Club de Campo, creamos un fondo editorial para publicar obras de escritores que relatasen, en prosa o en verso, temas relacionados con Elda o que aportasen valores literarios desde esta ciudad, así conocí a Lloret; se publicó un poemario llamado "Rama de laurel" . Un buen día Andrés me contó un pasaje de su vida de la que se sentía orgulloso (y no era para menos), recordando mi nombre y primer apellido, me confesó que él conoció a un anciano sacerdote de igual nombre (debo aclarar que Lloret desconocía mi procedencia hasta ese momento), su relato me emocionó. En aquellos días inmediatamente anteriores a la guerra civil, habían individuos  exaltados que ayudados con otros que recorrían los pueblos, se dedicaba a dar lo que llamaban "paseos" y que no era otra cosa que sacar de sus casas a personas inocentes y arrastrarlas hasta dejarlas muertas junto a las cunetas de cualquier carretera y, en la mayoría de casos, solo por sus creencias religiosas o por haber servido a la Iglesia..... allí, en una de esas algarabías, alguien se acordó del único sacerdote que seguía vivo en Elda, "D. José María el vicario", como se le llamaba, y esas gentes enardecidas y alentadas por el odio, el rencor y la inconsciencia, decidieron encaminar sus pasos a la casa del sacerdote que esperaba vestido con su sotana habitual, sentado en una silla en el hall de entrada, la llegada de aquellos que le iban a martirizar...., pero Andrés que era un joven perteneciente a las juventudes socialistas, que con muy pocos años idealizada los conceptos de libertad y justicia en la adecuada dimensión, corrió por las calles del casco antiguo de la ciudad para situarse en la misma puerta de la casa del cura y cuando llegaron aquellos coléricos criminales, les advirtió que ese hombre era una persona ejemplar y nadie debía tocarlo a no ser que antes lo eliminasen a él; eso le valió al sacerdote salvar la vida. Este relato lo conté a mi madre en casa y, aunque ella había oído algo sobre las personas que intervinieron en salvar al tío de mi padre, no conocía con detalle el desarrollo de los acontecimientos, sabía que hubo algunos gestos heroicos como el que estoy narrando. 
Como es natural, mi respeto y admiración por Andrés Lloret se incrementó  y a partir de ese momento,  con un sentimiento de gratitud, pero sobre todo porque efectivamente estaba ante una persona que merecía ser escuchado.

Pero los desmanes siguieron y le tocó el turno a la Iglesia de Santa Ana, interiormente una joya barroca, que se había construido en el año 1528, sobre las bases de una antigua mezquita y en la que habían intervenido muchos fieles con aportación de recursos y que contenía tallas de gran valor y pinturas que, por su calidad, han pasado a la historia de la pintura valenciana, entre ellas tablas que decoraban las paredes de la capilla de la Virgen del Rosario (antesala de la capilla de la Virgen de la Salud) y que databan del siglo XVI .

Según Lamberto Amat, en el año 1747 se procedió a una ampliación del templo de Santa Ana, con la colocación de la primera piedra en los terrenos que ocuparía la capilla de la Virgen de la Salud, se trataba de un acto solemne en con el clero en procesión y asistencia del Ayuntamiento y el alcalde José Linares a la cabeza. Las obras se acabaron el 3 de Septiembre de 1757, con remodelación de la fachada y la colocación de estatuas "vaciadas en piedra extraída de Bateig"; este libro escrito por Lamberto Amat, me da pie para investigar en los artistas que intervinieron en dar realce y belleza a la desparecida Iglesia de Santa Ana, en un periodo anterior a 1936.

Entre los diferentes artistas , había una escultura de la Virgen hecha por el escultor y restaurador oriolano Antonio Perales , hermano del también ensamblador y maestro tallista Jacinto Perales, que intervino en la creación de varios retablos y esculturas que se encuentran todavía en muchos templos de España, entre ellas destaca la portada de la Iglesia de Santiago en Orihuela, de estilo barroco dividido en dos cuerpos con columnas salomónicas, adornos florales y cariátides, obras de indudable valor artístico; las estatuas de un ángel y las de San Joaquín y Santa Ana, realizadas por otro escultor, Ignacio Esteban Díaz, que era un artista consagrado en el siglo XVIII y que sus esculturas han destacado en el arte religioso, como "El retablo de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña", de la iglesia de Santiago de Orihuela; Francisco Mira,  perdiéndose también varias tablas del pintor Cristóbal Llorens que decoraban la Capilla de la Virgen del Rosario;
Sagrada Familia de la Virgen

  la quema por el fuego de esculturas y tallas de otro gran imaginero de la época como fue Jerónimo Esteve Bonet, cuyas obras son apreciadas y conservadas en Museos e Iglesias; además de intervenir diferentes artistas en el dorado de los altares como Francisco Tormo cuya fama era conocida por la forma en que doraba los tronos o los retablos en algunos templos, también en los tronos de pasos para procesionar en la Semana Santa; el manto de la Virgen que fue adquirido a uno de los talleres especializados de la época y que regentaba Pedro Juan Begerot, como es natural en aquellos tiempos, totalmente hecho a mano con hilos de oro y plata formando los bordados típicos de este tipo de mantos; las puertas de la capilla de la Virgen que fueron esculpidas por el escultor Francisco Esteban, con una belleza en sus tallas que demuestran la valía artística de este famoso tallista; además de lámparas de plata hechas por el maestro orfebre Antonio Martínez, también de Orihuela y que trabajó en múltiples trabajos de orfebrería religiosa, en casi toda España . Los artistas que hemos nombrado, han pasado a la historia como ejemplo del arte del siglo XVIII y principios del XIX y sus obras se conservan en Museos y, especialmente, en Iglesias de muchas ciudades españolas, pinturas, tallas y decoraciones que, en nuestro caso, desaparecieron para siempre.
Capilla de la Inmaculada: Callosa del Segura
también se realizó un magnífico retablo con altar de madera en la capilla de la Virgen, obra del imaginero

Bajo la cúpula, en las columnas del crucero, se colocaron cuatro grandes oleos que representaban a los Doctores de la Iglesia y cuyo autor fue Fray Antonio Villanueva (1714-1785), además de otros dos lienzos, uno de la Virgen y otro de San José situados en la capilla a los lados del altar, ambos pintados por el mismo artista, que por su gran calidad es recordado y admirado en todo el país.
                                                        Cúpula de las Iglesia de Beniel

 Antonio de Villanueva fue merecedor de honores en su vida como pintor, arquitecto y escultor, nacido en Lorca el 30 de Agosto de 1714,  pintor del último barroco español, más conocido quizás fuera que dentro de Murcia, siendo hijo de un reputado tallista oriolano, Laureano Villanueva, que le dio una educación académica basada en la filosofía y la gramática. Pero a pesar de sus estudios Villanueva tenía una especial dedicación al dibujo. Sus estudios artísticos se inclinaron primeramente por la arquitectura y la pintura, mientras seguía avanzando en su segunda vocación, la religiosa junto a la orden franciscana. Fue trasladado, tras haber profesado y haberse ordenado sacerdote, al convento valenciano de San Francisco donde perfeccionó su técnica y trabajó en numerosas obras para el cenobio, pintando cuadros para el claustro, la iglesia, el retablo, el altar mayor, la capilla de la Orden tercera y una representación histórica del capítulo general de la Orden franciscana en el mismo convento en 1768. Fueron entonces muy variados los encargos que llegó a realizar, para Aguasaltas, un San Francisco para su retablo mayor, una Porciúncula (pequeña Iglesia donde empezó el movimiento franciscano) para la iglesia de Busto, los frescos del camarín de los franciscanos de Hellín, la vida de San Francisco en varios lienzos para Requena, 36 lienzos para las monjas franciscanas de Onteniente, otro cuadro del Santo Patrón para el convento de Alicante, varias obras para el Convento-Iglesia de San Juan de la Penitencia de Orihuela, a él se deben las pinturas del presbiterio, realizadas en 1780, los esgrafiados decorativos y, probablemente, la traza misma del convento y de la iglesia actual (1).
                                           Monasterio de San Juan, frescos de Villanueva.

 El lienzo pintado y que representa la Sagrada Familia de la Virgen y está situado en el bocaporte de la hornacina central del retablo dedicado a la Sagrada Familia en la Iglesia de Santiago de Orihuela (Monumento Nacional).

 El retablo de la Capilla Mayor, desafortunadamente perdido, también fue obra suya, hacia 1759. etc. A pesar de la pérdida de algunas de sus obras en distintos episodios históricos, el salón de sesiones del actual ayuntamiento de Elche conserva una Asunción pintada por Villanueva en 1747, con un gran efecto cromático y en el que están representados, ángeles, obispos, beatos, fieles y la Virgen en su Asunción a los cielos;  y en Murcia, la cúpula mayor de San Bartolomé de Beniel,  muestra también la decoración realizada por el artista a mediados del XVIII.

La cúpula del camarín de Nuestro Padre Jesús de la Iglesia de Santa Ana de Orihuela, y la capilla de la Inmaculada de Callosa del Segura que precisamente han sido objeto, recientemente, de una profunda restauración.

La academia de San Carlos lo nombró socio de mérito en octubre de 1768, y aún se conserva en ella un cuadro, "Las Tres Nobles Artes". Su celda conventual siempre estuvo abierta para los principiantes y estudiantes que buscaron en fray Antonio a un maestro ya consagrado, dirigió la Escuela de dibujo de Requena hasta que falleció el 27 de noviembre de 1785.
                                                      Alegoría de las Tres Nobles Artes

En el mural Fray Antonio de Villanueva realiza un tipo de pintura fresca y suelta de un gran efecto; realizaba un boceto a carbón sin grandes detalles, pintando sobre el blanco inmaculado del yeso, realiza los detalles valiéndose de tierra roja aplicada a pincel (sinopia); en las túnicas de los ángeles y santos emplea cinco colores: ocre, almagra, azul, rojo y verde, usando la gama de origen mineral, cálida y derivados de óxido de hierro; las alas y las nubes las trabajaba con añadidos de negro y tonos ocres a modo de molduras, consiguiendo las luces con el empleo del yeso (la actual tiza); suele emplear el negro a modo de veladura con el gris al fondo; con esta forma de pintar consigue una gran calidad que resalta y aumenta el efecto cromático; es probable que el aglutinante de los colores empleados fuese a base de una cola proteica. En este pintor hay que destacar el uso de oro en polvo, a modo de pincelada en sus murales.
                              Fresco de la cúpula de la capilla de la Virgen del Carmen de Orihuela.

Como dije anteriormente, la mayor parte de la antigua Iglesia se sufragó con colectas populares, a base de entregas que se realizaban, bien a la Iglesia misma o al Consistorio y como en aquellos años los medios económicos de los habitantes de Elda eran escasos en su mayoría, se solicitaba cualquier aportación en especies que después el Ayuntamiento o el cabildo lo entregaba a cambio de la limosna para la Iglesia, de esta forma se entregaban desde gallinas, pavos, conejos y demás animales de granja, hasta productos de la cosecha, que se recogían en los lagares de vino o en las almazaras de aceite, trigo, arroz, joyas, ropas y demás objetos que pudieran transformarse en dinero y que contribuyese a pagar las deudas contraídas con los artistas que realizaban los trabajos para la Iglesia de Santa Ana o para las capillas de los Santos Patronos, y "lo hicieron generosamente sin recompensa de ninguna clase. Las minuciosas y detalladas cuentas, dan a conocer estas particularidades y de todas y cada una de las partidas de entradas de fondos, parece que brota la expansión del entusiasta, acrisolado y general sentimiento de los hijos de este pueblo por proporcional a su común Madre, La Virgen de la Salud, una Capilla tan decorosa y digna, como les fuera posible realizarla, cual merece y es debida a tan Santa Señora." .

Trece años después, en 1770, se colocaría la primera piedra de la Capilla del santísimo Cristo del Buen Suceso, con la presencia del alcalde Gerónimo Sempere y el cura de la parroquia Bartolomé Payá.
El retablo del camarín del Cristo y las figuras, se realizaron por el escultor Francisco Mira, que en aquellos años realizaba imaginería para algunas Iglesias del Obispado de Orihuela y entre ellas, la capilla de la Virgen del Remedio de la Iglesia Arciprestal San Juan Bautista de Monóvar.

En la capilla del Cristo había unas preciosas pinturas al oleo de "insuperable belleza", según Amat y Sempere, que podrían pertenecer a la mano de una señora cuyo nombre se desconocía, sin embargo algunos atribuían al nombrado Fray Antonio de Villanueva, si bien y siempre según Lamberto, no era el estilo de este gran pintor. Esta capilla al ser más pequeña que la destinada a la Virgen, también tenía menos ornamentación.

En cuanto a la forma de sufragar los costes de la capilla del Cristo, fueron exactamente igual a la de la Virgen, es decir, por cuestación popular.

Pero la Iglesia destruida de Santa Ana, no era solamente los altares de los Santos Patronos o los de la Virgen del Rosario, San Antonio, Santo Tomás y San Francisco de Paula, que formaban la antesala del camarín de la Virgen de la Salud y que concentraban la mayor parte de obras escultóricas, pictóricas y de orfebrería; la riqueza patrimonial estaba también en el resto del recinto, con retablos en el Altar Mayor o los altares de San Miguel y San Rafael; todo el lugar sagrado era una meritoria obra barroca del siglo XVIII, que contenía obras de arte que venían desde el siglo anterior y que pertenecían al trabajo de muchos artistas de la época, algunos de ellos, como se ha dicho, de talla universal y que realizaron obras de arte para muchos templos que, afortunadamente, conservan en la actualidad.

Para acabar este corto recordatorio de la antigua Iglesia, lo haré de la mano del sacerdote con el que inicié este escrito, José María Amat Gras que, por circunstancias que en otra ocasión comentaremos, conoció y entabló cierto lazo de amistad con un inspector de policía que se llamaba Aurelio Blasco López, destinado a Elda y que lo asesinaron frente al bar Libory de Elda, en plena calle Jardines, por un ladronzuelo al que unos vecinos habían denunciado por robo y al ir a prenderlo sacó una pistola y disparó a "bocajarro"; pero volviendo al tema, Aurelio Blasco vino destinado desde Valencia en los años previos al inicio de la guerra civil y era nada menos que el único hijo varón de Aurelio Blasco Grajales, que fue uno de los masones más representativos de la Comunidad Valenciana, en su despacho de Valencia trabajó en su juventud Vicente Blasco Ibáñez, era abogado republicano, diputado en las Cortes Generales y presidente, desde 1885,  del grupo de librepensadores llamado "El Independiente" y que en su reglamento se adherían a la Unión Española de la Liga Anticlerical de Librepensadores; Aurelio Blasco López, que no se parecía a su padre, era conocido en Elda por una persona tolerante y nadie sabía de sus ancestros (salvo algunas personas), no era hombre de Iglesia pero respetaba, como hombre liberal, las creencias de cada cual. El cura José María, era consciente de que la Iglesia de Elda, que estaba cerrada desde hacía varias semanas, iba a ser destruida o al menos profanada, pero ese cura no podía salir a la calle ya que el alcalde de la época, Manuel Bellot, le recomendó expresamente que no saliese de casa por ningún motivo para no dar pie a que cometiesen otra barbarie. Por cercanías  familiares conoció a Aurelio y algunas veces conversaban sobre aspectos de la vida civil y también religiosa, así que el sacerdote tenía una idea muy clara de cómo era ese hombre.....un día le pidió un favor, puesto que era ajeno a cualquier sospecha de estar vinculado a movimiento alguno relacionado con la Iglesia, le solicitó su compañía para entrar en la Iglesia de Santa Ana y retirar las Formas Consagradas que todavía estaban dentro del Sagrario, ante el temor fundado de que la profanación llegase a realizarse de forma inminente, Aurelio se brindó a acompañarle y un día a las seis de la mañana (antes del amanecer), entraron en la Iglesia, recogieron las Hostias Consagradas y las trasladaron al Hospital para que las monjas las consumieran y las custodiases.


Después de todos los desmanes y tropelías que se realizaron en Elda y que culminaron con la quema de su única joya barroca del siglo XVIII, se salvó lo más importante para los creyentes, con la certeza de que la profanación en el Templo, no llegó a consumarse en lo más Sagrado que allí se guardaba.

* Publicado en la revista "Fiestas Mayores 2013" Septiembre 2013. 

martes, 11 de junio de 2013

Historia de la Comparsa Las Huestes del Cadí

En el año 1994, el diario INFORMACION de Alicante emitió una serie de fascículos semanales en los que se recogían las Historias de las diferentes comparsas que salen en las fiestas de Moros y Cristianos de Elda.
Este es un resumen de lo que publicó el informativo, relativo a la comparsa de Las Huestes del Cadí.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

miércoles, 10 de abril de 2013

Vídeos sobre las primeras Ferias

La página en facebook "El baúl de los recuerdos", ha publicado dos vídeos que corresponden: uno a la tercera Feria Nacional celebrada en las Escuelas Nacionales de Padre Manjón y rodado por la revista NODO; el otro, correspondiente a la Feria Internacional del año 1974, ya en los pabellones de la Avenida de Chapí.
Por el interés que despiertan a los seguidores y amantes de la industria del calzado en la antigüedad, creemos merece la pena reproducirlos.

 3ª Feria Nacional en las Escuelas Nuevas



Feria Internacional del Calzado de 1974



lunes, 8 de abril de 2013

Mi amistad con Luís García Berlanga




Cuando Luis García Berlanga, en el año 1999, entró a formar parte de la vida del Museo del Calzado, se iniciaba una singladura que supondría un tiempo de florecimiento para el Museo y una experiencia personal inolvidable.

A raíz de una carta, casi impersonal, en la que se solicitaba calzados de algunos personajes famosos, la inclusión de Berlanga en esa relación, iba a traer aparejado la entrega total y absoluta del cineasta, a favor de nuestra causa, la causa del Museo del Calzado, y con ella, un apoyo indiscutible a la industria del calzado en general y al zapato eldense en particular, a través del Museo de nuestra ciudad.

Un buen día sonó el teléfono en mi despacho del Museo y una voz femenina me anunciaba que se iba a poner Luis García Berlanga, pregunté si se trataba del famoso director de cine y su secretaría me confirmó que efectivamente era él mismo que quería hablar con el director; sus primeras palabras me sonaron un poco agresivas, pero con el tiempo esa era la forma con que nuestro querido amigo trataba sus temas preferidos, vino a decir más o menos que ¿Cómo habíamos creado un Museo del Calzado sin que él tuviese conocimiento?, aquello me sorprendió, ya que conocía muy poco de su afición por el calzado y su pasión fetichista por la simbología que representaba el calzado de mujer y especialmente, el de tacón de aguja. Le expliqué un poco por encima como habíamos llegado a ese momento de mediados del año 1999 y que ese Museo existía desde el año 1992, aunque en un lugar más modesto; me insistió en conocerlo y quiso saber más sobre el contenido del Museo; los zapatos expuestos, si había o no bibliografía y todo lo demás….; como la explicación se alargaba demasiado (Berlanga era un gran conversador y cuando hablaba de lo que le importaba nunca tenía fin); le propuse, para explicarle mejor los detalles de este Museo, viajar a Madrid y allí concertar una visita para recibirlo en Elda y que comprobase por él mismo, lo que le parecía increíble sin su intervención. Antes del viaje a la capital de España, tuve varias llamadas recíprocas, que eran interminables, unas veces me llamaba él y otras era yo el que solicitaba su atención, la cuestión es que llegamos a conocernos, pero sin habernos visto físicamente, él me pidió que le tutease y hacía lo mismo desde el primer día en que entró en contacto con nosotros.


El teléfono fue el medio empleado para empezar a trazar las líneas de actuación que, con su intervención, empezaríamos a organizar; lo primero era crear un premio para una mujer que calzase con elegancia, los zapatos de tacón de aguja que tanto le gustaban, pero para eso necesitábamos a alguien que pusiese los medios y eso era una labor mía; durante un tiempo estuve pensando quien podría asumir el coste de ese posible premio y los gastos que de él se derivasen; hablé con Joaquín Planelles, gerente de Textilín S.L., quizás más como amigo que como colaborador, pero la idea le pareció estupenda y se ofreció para financiar ese premio si Berlanga estaba en él, tal fue su entusiasmo que en una posterior conversación con Luis  le dije que ya teníamos a la persona indicada y quedé en que en esa, mi primera visita para conocerle personalmente, Joaquín me acompañaría.; así fue, juntos nos presentamos en un restaurante situado en la Casas de Campo de Madrid, para conocer al cineasta y plasmar lo que sería nuestro concurso y su participación.

Primera visita a Madrid para conocer a Luis García Berlanga

A mediados de 1999, llegamos al sitio acordado y nos vimos por primera vez las caras, como es natural, yo ya lo conocía y traté de documentarme sobre su vida y su obra, mi impresión es como si le conociese de toda la vida; ese día se inició una amistad que dejó una profunda huella en mí, como explicaré más a adelante, pero que suponía un impulso importante para el Museo y nuestro calzado. En el transcurso de nuestra primer comida, que resultó ser una comida de trabajo, hablamos de todo, especialmente del Museo, traté de describirle como se creó, como se consiguieron los estímulos y el dinero de la Generalitat para hacer semejante inversión en edificio, como se consiguieron la vitrinas, sin tener un duro (entonces todavía regía la peseta), como se realizó el proyecto museológico, quienes trabajaban en el Museo y muchos otros aspectos que iban despejando sus dudas.





Premio a la mujer mejor calzada de España

En esa primera visita ya se puso sobre la mesa alguna de las ideas para que el premio llegase a feliz término, la presencia de Joaquín avalaba la viabilidad del proyecto; conforme hablábamos, Luis iba interesándose más y más con el Museo de Elda, la tarde se hizo corta y casi pasadas las siete, nos despedimos para regresar a Elda, no sin antes quedar para ir puliendo las bases del premio y la visita que tendría que realizar a Elda para conocer el Museo y la ciudad, en la que ya estuvo en el pasado, con motivo de haber pronunciado un pregón de fiestas de Moros y Cristianos, que para él no tenía muy buen recuerdo, porque estaba convencido que la improvisación del discurso no resultó lo bien que le hubiese gustado quedar, a lo que le contesté que su sola presencia en nuestra más popular fiesta, era bastante para que en sí mismo fuese un éxito.


La primera visita de Berlanga al Museo

En el invierno de ese mismo año, 1999, Luis llegó a Elda, vinimos desde el aeropuerto, donde fui a recibirlo y en el viaje le propuse visitar también una fábrica de calzados que había en el centro de la ciudad y que fabricaba zapatos para “drakuin”, allí vería calzados que se salían de lo normal y estaban destinados a ese tipo de personajes y espectáculos, le pareció muy buena idea porque este calzado tenían una connotación, también erótica, y estaban dentro de sus preferencias. La visita al Museo del Calzado fue, además de muy esperada, espectacular, le explique prácticamente todo y él lo escucho con sumo agrado, preguntando de donde había llegado este o aquel tipo de calzado o herramienta. Una visita en la que disfruté porque veía que el visitante también estaba pasándolo bien; pero al término y tras firmar en el libro de honor, vino mi primera sorpresa, le habíamos preparado una foto suya para que la dedicase (la foto la debimos sacar de alguna revista o quizás de Internet, no recuerdo), pero Berlanga, cogió la foto y no solo la dedicó, sino que dibujó a bolígrafo, entre sus manos, un espléndido zapato negro de tacón de aguja.

La formación del jurado

Había que poner en marcha el jurado del premio y para eso necesitábamos que Berlanga se moviese tratando de invitar a personajes de su entorno, así estuvimos varios días hablando por teléfono y él me decía que en los actos a los que asistía, la idea era siempre bien recibida, así que las personas que debían componer el jurado estarían dispuestas cuando las necesitáramos, no obstante, insistí en la necesidad de hacer público los nombres de aquellos que se fueran integrando en el jurado….un día me llamó Luís para decirme que tomase nota, personajes en firme: Mario Vargas Llosa, con el que había hablado personalmente y estaba dispuesto a formas jurado (más tarde cuando se fue a fallar el primer premio, Vargas estaba fuera de España y no pudo asistir), también se propuso a la periodista del país Maruja Torres (que al final tampoco se integraría) y a Concha Velasco (que era su gran amiga y actriz preferida); le comenté que él debía presidir ese jurado, a lo que en principio no puso pegas, pero una llamada, pasados unos días, me anunció que había encontrado una persona que podía presidir el jurado mejor que él mismo; la princesa Tessa de Baviera que es muy simpática, extrovertida y le hacía ilusión, me desplacé a Madrid y allí me presentó a Tessa, con la cual fue muy sencillo hacerme amigo, ya que fuera de encontrar a una mujer de la nobleza, algo distante, encontré a una señora simpatiquísima que me brindó su amistad desde el primer momento.


Elección de la mejor calzada

Acudimos a Madrid a fallar el primer premio a la mejor calzada y allí esperaba, Concha Velasco, Luís, Tessa y los demás estaban ausentes, se propuso el nombre de Lourdes Ventura, una mujer que formaba parte de la nueva intelectualidad española, escritora y reconocida en los círculos literarios. Se falló el primer premio y se le concedió a la Infanta Elena, había estado recientemente en Elda, en la inauguración del Museo y que calzaba unos zapatos exquisitos en tafilete y seda marrones, en principio la Infanta aceptó (la gestión se le encomendó a Tessa), sin embargo poco tiempo después la Casa Real desestimó la idea y tuvimos que contactar con otro personaje del momento para que aceptase el premio, sería Ana Rosa Quintana periodista y presentadora de Televisión.






Premio periodístico Luís García Berlanga

Dentro de esos contactos que ya se realizaban con cierta frecuencia, se propuso hacer un concurso periodístico exaltando el zapato de mujer, ese premio, en principio de carácter internacional, debía estar publicado en cualquier medio, el jurado sería el mismo que el de la mujer mejor calzada, pero la presidencia, esta vez la aceptó Berlanga y el premio también estaría asumido económicamente por Textilín. Un tiempo después se uniría al jurado, Antonio Porpetta y muchos más tarde también el que fuera Secretario de Estado de Cultura y Director de la Biblioteca Nacional, Luís Alberto de Cuenca.
En esa primera ocasión el premio recayó en el escritor Juan Manuel de Prada, que es escritor, crítico literario y articulista; pero después vendrían otros personajes no menos conocidos y excelentes escritores: Fernando Sáchez Dragó, que incluye en su página web, entre otras, las siguientes frases fechadas en Julio de 2005: "La ministra de Cultura, Carmen Calvo, quien abogó hoy en Elda por el calzado español como producto de 'belleza y moda', al margen de objeto de uso cotidiano, entregó hoy al escritor Fernando Sánchez Dragó el premio del concurso de trabajos periodísticos sobre zapato femenino 'Luis García Berlanga"; o Antonio Gómez Rufo, escritor, biógrafo de Luis García Berlanga y co-guionista de la película “París-Tombuctú”, entre muchos otros.



Mis encuentros con Berlanga en Madrid

A partir del año 1999 las visitas a Madrid  con motivo de las Ferias del Sector o simplemente por cuestiones personales, siempre empezaban o acababan con una visita a Luis García Berlanga, él tenía unas oficinas en la calle Gaztambide, en uno de los pisos de un edificio clásico de la ciudad, donde con una secretaría, concentraba sus proyectos y canalizaba su trabajo. Era una casa de techos altos con puertas enormes y tarima de madera, de las muchas que abundan en esa parte límite del llamado "Madrid de los Borbones"; su mesa y sus estanterías estaban llenos de recuerdos, galardones, placas y pergaminos; allí hemos pasado muchas horas hablando de zapatos, del Museo y de nuestros proyectos; después a la hora de comer, salíamos a una pizzería que había enfrente y en una discreta mesa, comíamos algo, entre algún que otro chascarrillo de los que a Luís le gustaba comentar.

En las Ferias del Modacalzado, en Marzo y Septiembre, pasaba a por Berlanga y juntos íbamos a la inauguración de las Ferias, allí visitaba los stands de los fabricantes que calzaban a “La mejor calzada”. El cariño que sentía la gente por Luis era evidente en todos los lugares públicos a los que le acompañaba, recuerdo muchos momentos en los que, con gran paciencia, atendía a los piropos que muchas personas le dedicaba, o firmaba en los lugares más inesperados sus dedicatorias o autógrafos: manteles, servilletas, sombreros…y naturalmente alguna foto o lámina; ese cariño y respeto me sorprendió un día en una cena en el Hotel Wellington de la capital, estábamos cenando en un lugar discreto, con Tessa, su esposa Maria Jesús, mi mujer y un matrimonio amigo, y se acercó a la mesa el entonces alcalde de Madrid; Alberto Ruíz-Gallardón, se fundieron en un abrazo y Luís nos fue presentado a cada uno de sus acompañantes, por cierto, allí mismo en unos minutos le habló del gran Museo de calzados que había en Elda y en el que él mismo estaba colaborando.

Otro día, con motivo de la inolvidable exposición que hicimos en el Palacio de Bellas Artes de Madrid, patrocinada por la firma Hispanitas, Berlanga acudió acompañado de Concha Velasco y asistieron a la “llamada” varios personajes de las artes y de la cultura de la capital, entre ellas recuerdo a Sara Varas, entre otros ilustres y afamados personajes.

Las visitas a Gaztambide ya eran constantes y entre visita y visita, cuando pasaban varios días sin comunicar con su teléfono, Luis me llamaba solamente para contarme alguna cuestión personal, relacionada con su trabajo o con su ajetreada actividad diaria, muchas veces he pensado que aquel hombre que me brindaba su amistad de esa forma, demostraba una enorme generosidad al darme ese trato y por mi parte prestaba la máxima atención a cualquiera de sus sugerencias.

Los viajes a Alicante

Cuando le nombraron gerente de la Ciudad de la Luz (en construcción), sus viajes a Alicante eran muy frecuentes y allí, cuando acababa sus jornadas de trabajo, primero en el Hotel Meliá y después en el Amérigo, me llamaba para que le acompañase los últimos momentos de su estancia, ya libre de trabajo. Mi mujer y yo acudíamos a por él y juntos nos marchábamos a recorrer parte de las zonas más interesantes de la provincia: Campello, Benidorm, Guadalés, Campoamor, Cabo Roig o Torrevieja, siempre haciendo tiempo hasta que saliese su vuelo hacia Madrid. Luís me contó sus proyectos (entre ellos Paris Tombuctú). Una mañana llamó desde su habitación para decirme que estaba algo mareado y que al bajar al hall del hotel en el que se alojaba, algunas personas le rodeaban y le saludaban, con la natural buena intención,  me decía que cuando viajaba con su esposa y se producían estas manifestaciones de cariño, que no siempre soportaba, ella sabía muy bien como alejarlas con buenos modales y buenas palabras, pero ahora al viajar solo, eso le mareaba, me pedía si podía ir a recogerle para sacarlo de ese ambiente; así llegábamos a media mañana y nos despedíamos del hotel, tras una horchata en Peret (le encantaba el sitio y la horchata), nos perdíamos por esas carreteras. Recuerdo que tras uno de esos viajes, Luis estaba muy agradecido a la paciencia, sobretodo de mi esposa, cosa que ella lo hacía encantada; le quiso regalar algo en prueba de reconocimiento y entramos en una librería, tras elegir un libro y dedicárselo, le preguntó a una señorita que había allí: “Señorita, tiene algún libro erótico”, esta chica se sofocó y sin reconocerlo le contestó, “Caballero, en esta tienda no vendemos esas cosas”. Con una sonrisa y mucha paciencia, Luis le explicó a aquella señorita lo que era el erotismo y lo poco de inmoral o maligno que había en ello ………


Las visitas a la radio

Berlanga tenía un espacio fijo los sábados sobre las cinco de la tarde en Radio Nacional de España, en esa hora que estaba frente al micrófono, hablaba y hablaba de sus películas, su trabajo, o su vida, que por cierto seguía mucha gente que llamaban a la emisora. Algunas tardes, en Madrid o cuando le cogía en Alicante, le acompañaba y me sentaba a su lado como testigo mudo, disfrutando de sus historias, pero un día me sorprendió porque habló del Museo del Calzado y me dio paso para que explicara cómo era ese Museo. Luís llevaba siempre nuestro Museo en su pensamiento y en la primera ocasión que se le presentaba, lo sacaba a relucir, eso es algo que siempre le agradeceré, además de muchas otras cosas.

París Tombuctú

Berlanga me fue contando, el argumento de la última película que estaba rodando, “París-Tombuctú”, su última película, en ese argumento había un hecho destacado y es que un diseñador de calzados pretendía emular a los grandes diseñadores parisinos, le convencí para que cambiase el guión de la película, en ese pasaje, y hablase de los grandes diseñadores que había en Elda o cuanto menos en la Comunidad Valenciana, como así lo hizo. Algunos de los zapatos, utensilios y herramientas que aparecen en el film, proceden del Museo y al final, el Museo del Calzado figura entre los créditos de la película. Me presentó a alguno de sus ayudantes y estuve más de una ocasión en el rodaje de exteriores en Peñíscola.
Luís estaba convencido que esa era la película de la que más se hablaría, en el futuro, él estaba convencido que esa cinta superaría a cualquier otra de las realizadas hasta entonces; cuando la estrenaron no fue el éxito que cabría esperar, aunque tiene escenas francamente chocantes y berlanguianas; así se lo hice saber un día que vino a cuento, le dije que esa película nunca podría igualar los éxitos de "El verdugo"; "Plácido"; "Bienvenido, míster Marshall" ; "La escopeta nacional"; "La vaquilla" o muchas otras....y él me respondió que la película Paris-Tombuctú, se había adelantado a su tiempo y que dentro de una década sería un film para estudiosos del séptimo arte y daría mucho que hablar, seguí pensando que quizás tuviese razón y que mi mente no acierte a comprender esa genialidad de mi buen amigo: la verdad es que las críticas del momento fueron muy dispares:
"No me río, no me sugiere nada. A veces siento vergüenza ajena" (Carlos Boyero: Cinemanía) "Película libre y radicalmente insumisa" (Vicente Molina Foix: Cinemanía)"Lúcida, misántropa misógina y desesperada. Deliciosa" (Maruja Torres: Diario El País)
"El film más furioso, radical y explícito del último cine español" (Beatrice Sartori: Diario El Mundo)
"Comedia coral, surrealista y en muchas ocasiones demasiado disparatada" (Fernando Morales: Diario El País)





La Academia del tacón de aguja

Luis García Berlanga tenía una enorme ilusión por crear lo que el llamaba “La Academia del tacón de aguja”, la idea era genial, se trataba de reunir en un foro común, a aquellas personas que estuviesen interesadas por el “zapato de tacón de aguja”, desde todo los puntos de vista; diseñadores, fabricantes, distribuidores, escritores o simplemente los que viesen en esto un símbolo del erotismo, como era su caso. En uno de los trabajos de Guillermina Royo-Villanova, que además de ser seguidora y defensora de la obra de Berlanga, es periodista, poeta, crítica de arte y colaboradora de "La Razón", se decía textualmente: "El fetichismo de Berlanga por los tacones alcanzó las cotas más altas con la instauración del Premio Berlanga a la mujer mejor calzada de España y con la constitución de la Academia del Tacón de Aguja, esponsorizada por el Museo del Calzado de Elda, una plataforma cultural para reivindicar uno de los objetos mejor diseñados y más seductores que organiza diferentes actos con el fin de ensalzar esta prenda fetiche entre los fetiches. Toda una genialidad berlanguiana".  

Me llamaba insistentemente cada vez que coincidía en un acto con personajes conocidos o famosos y me hacía tomar nota de nombres y más nombres de gentes a los que él le había comentado la idea, con el fin de hacer una lista de personajes que se integrarían en la Academia, una vez creada; tal era su insistencia, que se lo propuse a una de las marcas más importantes de la ciudad, a “Paco Herrero”, su gerente Belén Puche, aceptó hacer de mecenas y así se lo dije un día a Luis  el cual se presentó en Elda y fuimos al Notario para realizar la escritura, en ella y en principio, figuramos Luis García, Belén Puche, Teresa Jover (la secretaria del Museo) y yo mismo. Se fijó un capital inicial de seis mil euros que puso la firma zapatera.

 Después de aquello fueron constantes las llamadas y las ideas de Luis  me decía que había hablado con el Ateneo Cultural para dar salida al primer acto de la academia y que se invitaba a una charla a uno de los diseñadores más afamados de París; empezamos a trabajar en esta línea, con viajes a Madrid, reuniones con algunos amigos dispuestos a preparar el funcionamiento de la Academia, allí estaba Teresa, el arquitecto Tomás Amat, al que también le encantaba conversar con Berlanga y otros......

El erotismo de Luís García Berlanga

Era un convencido del erotismo, el fetichismo o el sadomasoquismo, pero lejos de considerar que esto era malo en sí mismo, estaba convencido de que era necesario para el ser humano; la libertad de ideas y la puesta en práctica de las mismas, le fue reafirmando en la búsqueda de esa forma de expresión, pero no como deformación de conductas; en un ensayo de Royo-Villanova afirmaba que "era un fetichista confeso pero no obsesivo. Al ser un hombre independiente sin prejuicios ni complejos de ningún tipo sentía la obligación moral de defender aquello que le gustaba, apoyar la normalización del erotismo, del fetichismo, del sadomasoquismo convencido de que lejos de hacer daño es una medicina estupenda para la sociedad, un gran paso para terminar con el cinismo y las represiones tan dañinas para ésta".
 
La defensa de erotismo era a la vez una provocación y un compromiso con sus convicciones.", este pensamiento "berlanguiano" ha sido objeto de numerosos estudios, incluido el Instituto Cervantes de Nueva York. Como se sabe era el inspirador del premio "La sonrisa vertical", en una de cuyas ediciones, el Museo del Calzado contribuyó con un accésit a la narración que tuviese el zapato como protagonista.

Podemos decir que Berlanga era el "erotómano del cine", y era un admirador del erotismo y sobre todo del arte erótico, le gustaba leer, conocer el arte erótico; hacía de ese gusto una afición y se adentraba en conocer esas manifestaciones y sobretodo su historia. Me decía que  el arte erótico, estaba presente en todas las vertientes de las Bellas Artes y de las artes populares, añadiendo que el hombre se diferencia de los animales, también en esto, acabando por decir que el erotismo es una expresión cultural, sin la que el ser humano carecería de una de las motivaciones más importantes de su existencia.

La película que nunca filmó

Su afición por el zapato y la perfección de las líneas siempre lo asemejaba con el trabajo terminado de una buena película, con frecuencia le oía decir que "la culminación de una película era como unos zapatos bien hechos".

Durante un tiempo, Luís me hablaba de una película que quería hacer con personajes extraídos de la vida cotidiana, es decir, no actores profesionales, sin guión, ni argumento, simplemente un grupo de gente que saliese a escena haciendo lo que quisieran hacer y hablando lo que se les ocurriese en ese momento; la verdad sea dicha que eso no acertaba a comprenderlo y le contestaba que sería un enorme follón que acabaría como "el rosario de la aurora", sin embargo su intuición y sus genialidades, se adelantaban en el tiempo y estaba convencido de que la película sería un éxito total; ese fue su pensamiento durante unos años, hasta que dejó de hablar de ello, creo que intuía que tras Paris-Tombuctú, su actividad como director se había acabado, aunque siempre conservaba la ilusión de esa escena (típica berlanguiana) que a modo de chascarrillo me contaba para hacerme reír. Como aquella escena imaginaria que se representaba en la calle Almirante de Madrid, en el año 1940, inmediatamente después de la guerra civil. Un entierro de "dos capas" (clase media, según lo que se pagaba a la Iglesia), el féretro a hombros de deudos, delante dos curas con capas pluviales negras y tras ellos la familia y a continuación muchos amigos....hasta formar una gran cantidad de personas, enfilando hacia el Paseo de la Castellana, en ese lugar estaba pasando el desfile de la victoria (era el 18 de Julio), el cortejo se paraliza, alguien se dirige al oficial que comanda la guardia mora y le pide paso para cruzar camino de la Iglesia (hace calor y el finado lleva muchas horas en la caja), tras una larga discusión, permisos, órdenes (a lo lejos el Caudillo en una gran tribuna), de pronto se da permiso para pasar tras los blindados y antes de que llegue la infantería, se abre el paso y el entierro cruza la calle, a un cura se le cae el bonete, se para el cortejo, los guardias espolean a la gente y al fondo aparece la cabra de la legión y los legionarios a paso ligero, un caos que da con la caja en el suelo....y todo el mundo corriendo, en fin, una secuencia que contada por Berlanga tenía la gracia que solo él sabía imprimir a esas escenas desconcertantes y críticas.

Decido dejar la dirección del Museo del Calzado

Un día del año 2005, creí llegado el momento de dejar la dirección del Museo en manos de personas más jóvenes que siguieran imprimiendo un ritmo ascendente, que probablemente lo impulsara mucho más de lo que yo había conseguido en estos últimos años, ciertamente el Museo del Calzado era mi vida y a él me estaba dedicando en cuerpo y alma, desde aquellos lejanos días de 1992 en que se abrió por primera vez al público en el centro docente donde impartía clases de Tecnología de la Piel; suponía para mí un auténtico trauma, pero precisamente por conservar esa obra en el tiempo y con impulsos nuevos y más vigorosos, era el momento de dejarlo, no quería convertirme en un anciano que supusiese una barrera para mejores logros; pero, ¿cómo decírselo a Luís?; le llamé para decirle que iba a verle para darle una noticia importante para mí y que podría afectar a nuestras relaciones de trabajo; llegué a su despacho de Gaztambide con mi esposa y nos encerramos en su despacho; lo que nos dijimos y nuestra conversación será quedará en nuestro recuerdos más entrañables; sencillamente fue una conversación cargada de afectividad y emoción, porque él no podía comprender que a mi edad pudiese dejar ese Museo por el que tanto había luchado. Mi objetivo era, no solo que comprendiese mi despedida, sino que no abandonase las actividades a las que él daba vida con su solo nombre o presencia. Fue una mañana un poco dura que la recuerdo con dolor, quizás más por el desconcierto que causé a mi amigo, que por casi una despedida de la "primera línea" de nuestros proyectos. Me hizo prometer que seguiría al menos con la Academia del tacón de aguja, hasta que la pusiésemos en marcha y así se lo aseguré; canalizamos por ahí el resto de la conversación, pero siempre recordaré sus palabras y su decepción por ese alejamiento voluntario que no entendía, a pesar de mis esfuerzos en razonarlos.
Tras aquello, seguíamos estando en contacto casi semanalmente y siempre por teléfono, aunque dejó de venir a Elda a presidir los actos que él había impulsado.
Hasta que un mal día Luís me llamó para decirme que le iban a operar de la cadera, a simple vista una operación sin importancia, pero que requeriría un tiempo de rehabilitación, aquello fue el principio del final, se paralizó todo y ya las llamadas giraban sobre su salud que se iba deteriorando por momentos.

El secreto de Berlanga

En el año 2008, decidió guardar un secreto que solo debía desvelarse en el año 2021, coincidiendo con la fecha de su centenario. El sobre lo depositó, de la mano de su nieto, en una caja con su nombre y el número 1034, que el Instituto Cervantes en Madrid, habilitó para personajes ilustres de las artes y las letras españolas, en la caja fuerte del Banco Central. El acto íntimo, en el que estuvo presente su familia y la directora de la institución, se realizó dentro de la sencillez con la que él revestía su propia vida, su hijo, Jorge Berlanga expresó el  deseo de que "en un futuro, al igual que se utiliza el adjetivo 'quijotesco' para definir luchas imposibles, se utilice el adjetivo 'berlanguiano' para calificar lo absurdo, la crueldad y la carcajada".


La despedida de Luis García Berlanga

La salud de mi querido amigo iba deteriorándose por días, incluso en su forma de hablar le notaba más debilidad, fui a verlo a su casa en Madrid y lo encontré más delgado y en un silla de ruedas, después las llamadas se iban haciendo más costosas y complicadas, algunas veces ni siquiera hablaba con él; lo vi alguna vez en televisión en alguno de los homenajes que le tributaron, pero era un Luis mucho más envejecido y siempre en una silla de ruedas. Un día recibí la llamada de su esposa de que estaba peor y marché a Madrid, fui a su casa y lo encontré en su cama, le abracé, le hable, me despedí con lágrimas en los ojos y un fuerte apretón, su cara casi inexpresiva, apenas dejaba ver una mueca de alegría, le pregunté a su mujer, Maria Jesús,  si me reconocía y ella me aseguró que sí, yo no estoy tan seguro, esa fue la última vez que lo vi.



Mi impresión sobre el personaje humano

Quizás por sus películas, por su forma de hablar, a veces mordiente y satírica….podría parecer un hombre que basaba su vida solo en valores humanistas; se dijo de su cine que se caracterizaba por su mordaz ironía y sus ácidas sátiras sobre situaciones sociales y políticas, destacó por su habilidad para burlar la censura franquista con diálogos agudos que permitían las lecturas entre líneas; también he leído sobre los que decía sobre sí mismo: "soy un libertario al que le gustaría morir como un libertino...." y sobre su forma de ser añadía... "Es la mala uva, la mala leche la que me ha guiado y ahora con la vejez las aristas se hacen más agudas"; nada de todo esto me pareció de aquel amigo al que traté, quizás me equivoque, pero creo que en parte era un buen actor y algunas de sus expresiones más provocadoras eran debidas a la libertad que siempre disfrutó y que le permitía incluso ser poco respetuoso con lo que todos respetábamos y buscar el escarnio en lo que casi nadie se atrevía; José Luis Borau, en una de las últimas apariciones del cineasta dijo: "España y los españoles, a nuestro pesar quizás y con gran entusiasmo disimulado, queremos siempre ser berlanguianos", para cualquiera podría infundir temor al "qué dirán" o respeto a determinadas normas; él sencillamente lo buscaba.

 Yo conocí a Berlanga y fui su amigo en una parte muy corta de su vida, pero lo suficientemente intensa para sacar mis propias conclusiones: Luis no era hombre de Iglesia, efectivamente (era todo lo contrario), pero me atrevo a afirmar que era temeroso de Dios. Una persona que es capaz de compartir su notoriedad, de volcarse por los demás, de mostrarse siempre generoso, sin esperar nada a cambio, no puede ser solo una persona que base sus creencias en la simple materia humana. Luis

  pasó por épocas y trances de su vida muy duros y, aunque no lo decía, él sabía o entendía, que la fuerza que nos animaba a realizar esos actos buenos, honestos y generosos, no podía salir solamente de la condición humana, su familia, el recuerdo de sus padres, su hijo (entonces solo había fallecido uno) y, aunque nuestras conversaciones nunca tuvieron esa motivación, creo que Luís García Berlanga, por encima de las genialidades de sus películas, de su actitud desafiante e incluso de sus propias palabras, quería creer que un día se reencontraría con tantos seres queridos que abandonaron este mundo y a los que él echaba mucho de menos.
Mi amigo se fue y, sea lo que sea, yo sí soy hombre de fe y creo en ese mundo futuro que se nos prometió, allí también tengo muchas personas a las que he querido, a los que desearía reencontrar y entre los cuales estará sin duda Luis García Berlanga.

* Publicado en la revista "Alborada" Abril 2013