viernes, 5 de junio de 2015

Los zapateros menorquines aportaron calidad al zapato eldense

Compartir en Google Plus
La industria de fabricación de calzados ubicada en la bella isla mediterránea de Menorca (la isla blanca y azul), formaba un reducto dentro del incipiente entramado industrial del siglo XIX. Los menorquines trabajaban los zapatos de caballero y de señora desde una perspectiva totalmente artesanal y, durante años, sacrificaron las tecnologías más avanzadas de la época en aras de mantener una fabricación cuidada y casi personalizada en cada zapato fabricado. Algunas de las firmas más antiguas de la isla llegaron a posicionarse en los mercados europeos como los artesanos insulares de la España zapatera.
Los zapatos de Menorca se cotizaban y se apreciaban también en la península. Los trabajadores menorquines que atendían los diferentes oficios de la confección del calzado artesano de final de aquel siglo XIX tenían fama de ser maestros del oficio y realizar auténticas obras de arte. Pero Menorca es una isla que hace siglo y medio vivía muy aislada de la península. Además, por el carácter de los menorquines, era y es un pueblo muy orgulloso de sus tradiciones y también de su trabajo. Ese pueblo luchador que ha tenido que superar múltiples invasiones extranjeras desde: romanos, piratas que buscaban en la isla refugio, vándalos, hasta Barbarroja con una invasión turca que masacró a sus habitantes. También Menorca llegó a ser colonia francesa y por último inglesa, que nos fue devuelta tras el Tratado de Amiens o  Paz de Amiens en 1802. Los habitantes de la isla menorquina, por tanto, se han sentido sometidos y anhelantes de libertad, tratando de conservar celosamente sus costumbres.
Estampa de la sociedad Estampa menorquina en plena Guerra de Sucesión (1701 - 1713)
La tradición zapatera de la isla se remonta al siglo XVIII y se dice que el trabajo de la horma y del calzado lo depuraron de las técnicas inglesas que habitaron la isla durante 70 años.
La industria del calzado suele pasar por momentos de mayor o menor demanda, también la actividad menorquina de fabricación de calzados que estaba ubicada en Mahón, Ferrerías, Alaior y Ciudadela, la que especialmente sufrió momentos de decaimiento.
En el año 1897, en Elda ya había una industria consolidada que daba puestos de trabajo a miles de eldenses y personas que buscaban en la ciudad un mejor futuro. El nombre de la ciudad era conocido en aquellos años de final del siglo XIX como un foco de progreso en lo que al calzado se refería.
Ante una de las innumerables crisis que atravesaba el calzado, en el año 1897 un grupo numeroso de menorquines salieron de la isla en busca de mayor estabilidad en la próspera Elda de aquellos tiempos. Los trabajadores que emigraron de Menorca eran todos dedicados a las más diversas tareas de la fabricación de calzados, desde diseñadores, pasando por aparadoras y zapateros manuales experimentados, hasta algún pequeño fabricante. Todas aquellas personas dieron a nuestra industria un toque de mayor calidad. Trajeron a sus familias y se convirtieron con el tiempo en eldenses de adopción. Las personas mayores de Elda recordarán a alguno de aquellos menorquines, incluso había en la bifurcación de la calle Jardines con la actual Juan Carlos I una tienda muy famosa de ultramarinos que se llamaba precisamente "La Mahonesa". Otros famosos diseñadores, como Juan Capó, ya sería premiado por el Ayuntamiento de Elda a principios de los años 20 del siglo pasado por su aportación al diseño del calzado.
Aquella aportación de la industria menorquina de fabricación de calzados contribuiría notablemente a la calidad y el prestigio del calzado eldense.  

Elda debe reafirmar en el calzado sus señas de identidad


Precioso zapato de Stuart Weitzman

Hemos podido observar durante los días de campaña electoral para las elecciones municipales que, especialmente en las ciudades zapateras, casi todos reivindicaban una denominación de origen y la creación de un museo del calzado. Eso lo hemos leído en propuestas de algunos partidos políticos en Elche y Vall de Uxó, entre otros. Otras iniciativas abogaban por dar más protagonismo y dotación a museos existentes, son los casos de Alaior en Menorca, Inca en Mallorca, Arnedo, etcétera. Pero lo que más me ha llamado la atención es la creación de una denominación de origen para la fabricación del calzado con el fin de impulsar la industria, y lo sorprendente es que esas acciones deben hacerse arropadas por una Semana del Calzado y una Pasarela de moda y del calzado, es decir, algo así como hacer de la ciudad que lo propone la cuna y el paradigma del calzado.
Verdaderamente las ciudades que lo proponen tienen todo el derecho para hacerlo, pero la oferta de algunas zonas, en materia del calzado, incluyen sus zapatos en conjunto, o sea: el deportivo, el calzado tipo medio -bajo y el calzado tipo medio-alto (si es que lo tienen), ah se me olvidaba, también la alpargata, actividad que todavía conserva una  industria testimonial de la pujanza que tuvo en el pasado en algunas zonas  como inicio de la actividad zapatera. Al final volvemos al "sálvese quien pueda".
Los museos del calzado abundarán en España como setas y para más disparate dos en la misma provincia, a ver quién puede más. De la misma forma ya tendremos dos semanas del calzado, la que realizamos en Elda desde el año 1992 y otra nueva que propone una gran ciudad cercana. Con respecto a la pasarela de moda del calzado, es algo que ya propusimos hace más de diez años para que la Pasarela Cibeles llevase zapatos hechos en Elda, pero aquello no se estimó. Ahora resulta que se han dado cuenta de repente que la denominación de origen y los eventos unilaterales de las ciudades zapateras si es lo que conviene. Pues vayamos a eso.

Vista del hall de entrada y escaleras del Museo del Calzado de Elda
Repetimos hasta el agotamiento que las circunstancias por las que ha tenido que atravesar la ciudad de Elda para conseguir lanzar un zapato de calidad y arropar esa calidad del prestigio necesario, no es fácil de alcanzar y mucho menos de la noche a la mañana. Elda ha renunciado a cualquier otro tipo de calzados que no sea el de mujer de alta calidad, dejando atrás el calzado de niño (que llegó a ser incluso mayoritario en otras épocas), el calzado deportivo que no cuajó por la alta calidad de los materiales que en Elda se trabajaban, también por el abandono del vulcanizado que era una forma de añadir sintéticos al calzado tradicional, además del exquisito cuidado con que se trabajaba y se trabaja el aparado en Elda y el montado, que hacían de este tipo de calzado no tuviese el rendimiento que económicamente se suponía debía tener. También se dejó de fabricar el calzado de caballero (que se facturaba en muchas industrias del pasado), precisamente en aras de una industria tradicional ubicada en la ciudad de otra provincia y donde se crearía un foco de ese tipo de zapato. Al final Elda se quedó con la flor y nata del calzado, aquel que persiguen la mujeres de buen gusto y que desean calzar verdaderas obras hechas con un diseño avanzado, pero especialmente con unas hechuras inmejorables, el zapato de lujo de mujer.

Vamos a reivindicar esas señas de identidad, vamos a dejar claro lo que supimos hacer y seguimos haciendo, vamos a seguir potenciando nuestro Museo del Calzado por encima de cualquier otros proyectos que puedan hacerse solo con recursos económicos. En Elda hicimos un museo de la nada y a través de los años (ya han pasado veintitrés) lo hemos fortalecido y prestigiado hasta convertirlo en uno de los más importantes del mundo. Pero poco a poco, como se hacen las cosas. Depurando iniciativas y creando otras. Buscando los apoyos y el estímulo para fortalecerlo. Así hemos llegado al año 2015 con un Museo del Calzado que con dinero solamente es imposible lograr. Reafirmemos esas señas de identidad por encima de cualquier otra, porque en el Museo está nuestra Historia, "la de verdad", la del trabajo y los sacrificios de miles de eldenses ¿qué otra cosa puede ser de tantos y hablar por todos? Lo que tenemos, y que muchos pueblos ambicionan, debemos protegerlo y engrandecerlo por encima de cualquier otra cosa. Para completar esa identidad, también debemos potenciar nuestra denominación de origen. Pero de eso hablaremos otro día.  

martes, 2 de junio de 2015

Por una Feria del Calzado Eldense (2). Volver a empezar.

Como continuación a la idea de fomentar de nuevo una Feria del Calzado local y tras la publicación en este blog de la primera parte de este planteamiento de futuro, se ha producido una lluvia de comentarios y adhesiones a esta posible Feria del Calzado Eldense. Posiblemente hayamos puesto el dedo en la llaga y esa incipiente iniciativa pudiera ser mayoritaria en el sentir de todos los eldenses. 
Como sucede siempre ha habido comentarios para todos los gustos, unos incluso han querido llegar más lejos y se han puesto en contacto telefónicamente para ponerse a trabajar ya; otros han postulado argumentos muy variados como: más formación, más trabajo, mejores sueldos, etcétera. Pero no debemos sacar las cosas de sus márgenes, es decir, lo que se propone es simplemente complementar a la oferta nacional, con una feria exclusivamente local y para potenciar nuestro zapato de calidad. Esto puede ser compatible con todo lo demás y evidentemente, lo que se pretende es elevar el nivel de empleo de los trabajadores de nuestra ciudad como consecuencia de mayores ventas y, quizás con una relevante importancia añadida, potenciar las visitas a la ciudad que puedan dar lugar a una mayor notoriedad de lo mucho que Elda puede ofrecer al visitante. Y nada más sencillo que utilizando lo que tenemos: nuestro prestigio como zapateros de calidad y las industrias de la ciudad como garantes de un zapato bien fabricado y en condiciones de llegar a cualquier parte del mundo (como ya se hace). La propuesta tendría unos costes mínimos y, bajo mi punto de vista, muy por debajo de los posibles beneficios que se obtendrían. Teniendo en cuenta que no solo se pretende obtener más pedidos para nuestras empresas y por tanto más trabajo para todos, sino que el fortalecimiento del nombre de la ciudad con estos eventos, es un valor muy importante y beneficioso para todos sus habitantes. 
¿Cómo se haría? ¿Quién lo haría? ¿Cuando se haría? Es muy importante iniciar un debate sobre la idea que he lanzado y que, como alguien también ha manifestado, pudiera estar en el ánimo de muchos. En este aspecto todos podemos opinar, no hay más veto que la necesaria compostura ética de las personas que intervengan. Pero todas las propuestas serían aceptadas y aceptables. Se trataría de crear "a priori" una lluvia o tormenta de ideas, lo que empleando el término inglés "brainstorming", nos permitirá extraer las mejores ideas y después sus conclusiones.Cualquier persona puede dar con el "quid de la cuestión", incluso la persona más humilde y con menor preparación puede aportar una brillante idea para completar la fórmula que nos permita el éxito final (como ha ocurrido en muchas ocasiones).
Podemos empezar a imaginar supuestos... ¿Cómo se haría? Inmediatamente nos vienen a la mente soluciones costosas y espacios grandes y cerrados. Pero ahí empezarían a radicar nuestras primeras dificultades, el espacio. Grandes superficies de dos o tres mil metros cuadrados para empezar. Pero yo pregunto ¿por qué no utilizar uno de nuestros espacios públicos? Por ejemplo la Plaza de la FICIA, la Plaza Mayor, o la Plaza Castelar. ¿Se figuran una Feria con casetas prefabricadas (alquiladas) de dimensiones variables donde se pudiesen colocar los zapatos, incluso con una zona auxiliar? Con carpa o sin ella. Al aire libre y encastrada en el comercio y los establecimientos de la plaza y zonas colindantes. 
Una carpa provisional para convertirla en exposición de calzados
¿Quién lo haría? Naturalmente ante quien pueda pensar lo contrario, no es posible separar estas propuestas de la política municipal, es más, el Ayuntamiento en su conjunto debe abanderar la realización, con la ayuda de todos los que deseemos colaborar con ideas e incluso con nuestro trabajo desinteresado en este proyecto. Pero es el Ayuntamiento de Elda quien mejor puede prestigiar esta feria (como ya se hizo en el año 1959). Naturalmente el empresariado que desee alquilar una de esas casetas para potenciar su colección, tendría la posibilidad de hacerlo dentro de los márgenes más asequibles que se pudieran establecer y que no suponga una carga para los presupuestos municipales. El Ayuntamiento con los espacios y la logística necesaria para esta Feria, sería una aportación municipal generosa y necesaria.
Stand de calzados fabricados en Elda
¿Cuando se haría? Se podrían establecer dos ferias al año (una por temporada). Pero las fechas siempre tendrían que venir consensuadas con el colectivo empresarial de la ciudad. No se debe abrir una brecha en la oferta nacional que pueda perjudicar otras ferias y exposiciones en el territorio español. Y dicho esto, recuerdo "el viaje de ida" que se produjo cuando Madrid realizó de forma unilateral una feria en la capital de España, con la clara intención de dinamitar nuestra institución, La FICIA, y tratar de arrogarse el protagonismo ferial (como así sería años después). Se celebró en el Hotel Meliá-Castilla de Madrid en Junio de 1980, con asistencia de 15.000 visitantes y la petición de espacio de más de 250 firmas, con el nombre de 1ª Oferta Nacional del Calzado Español. ¡No! Elda no debe enfrentarse al sector nacional zapatero, yo diría que debe seguir colaborando más si cabe. Pero también debemos mostrar nuestro propio escaparate diferenciador para ofrecer lo que los eldenses en conjunto sabemos hacer. Un calzado de mujer, elegante y de calidad. 
* Publicado el el blog de Calzados de Valle de Elda