domingo, 18 de febrero de 2018

El despertar de Elda Industria




        
Es de casi todos conocidos los indicadores que marcaron los momentos más álgidos de la industria zapatera tras las primeras ferias del calzado, pero una cosa es saber lo que se dice y otra muy distinta reflexionar con datos en la mano.
Desde aquel 1960 en que Elda puso en marcha su primera Feria Nacional hasta la primera crisis que surgió en la década de los 70, las estadísticas se dispararon de forma extraordinaria y en favor de la industria del calzado y, especialmente, en beneficio de la ciudad que acogía las ferias y la que tenía la mayor cota de producción y de desarrollo en la fabricación de calzado de piel, esa ciudad no era otra que Elda.
Gracias a la meritoria labor y el estudio de José María Bernabé Maestre, catedrático de Análisis de Geografía Regional en la Facultad de Filosofía y Letras de Valencia, hoy podemos contar con la máxima precisión, aspectos de nuestro pasado industrial que, cuando se comparen con los actuales y futuros, nos darán una auténtica dimensión del proceso de ascenso y desarrollo del sector zapatero en España, pero especialmente en la provincia de Alicante y de Elda de forma particular.
 Aunque nuestras cifras siempre han ido muy por detrás de las que arrojaban países de nuestra competencia tales como: Italia, Reino Unido o Alemania, entre otras, Los datos de la evolución de nuestros calzados fueron espectaculares en aquella primera década.
Como ejemplo valga decir que la inversión en la industria del calzado en la provincia de Alicante, pasó de casi 24 de millones de pesetas en 1966 a 260,4 en 1970.  Se crearon casi 300 mil empresas en esos años, registrándose más de 531 mil ampliaciones de las ya existentes. En ese periodo ya Elche empezó a despuntar acaparando casi el 62% de la inversión total. Sin embargo Elda contaba todavía con las empresas que generaban más empleo, con una media de 95 trabajadores en las empresas de nueva creación, frente a los 48,5 que daba Elche en el años 1970 .
En la producción de calzado de cuero pasamos de 13,1 millones de pares en 1957 en toda España, a 63 millones en 1970. Y en el empleo, en solo cinco años, desde 1965 a 1971 sólo en nuestra comarca se crearon más de 2000 puestos de trabajo.
El análisis de esto datos nos indican el fuerte crecimiento de la industria del calzado producida por la puesta en marcha de la FICIA.
* BERNABÉ MAESTRE. J.M. "La industria del calzado en el Valle del Vinalopó". 1976

** Publicado en semanario Valle de Elda el 17 de Agosto de 2017

"La liga de la alpargata": Empezó como una broma y acabó en tragedia




              Jóvenes muestran sus alpargatas como una nueva y divertida  moda
En el año 1920, concretamente el 11 de mayo, se fundó ese tipo de asociación por el uso de la alpargata. Algunos intelectuales se reunían en el Casino de Autores, Dramaturgos y Líricos de Madrid, era un lugar en el que se hablaba en tertulia de casi todo. Un día el tema era la carestía de vida que suponía el constante incremento de los precios del vestido y sobre todo del calzado. En la vecina Francia se había producido un boicot a las fábricas, almacenes y distribuidoras de guantes, con una llamada a no emplear este tipo de complemento. Siguiendo las mismas pautas, medio en broma y medio en serio, se propuso hacer un boicot también en España al calzado, por medio de lo que se llamó "la liga de la alpargata". Se trataba de hacer un llamamiento a toda la ciudadanía por medio de panfletos, cartas, medios de difusión en prensa, radio etc., para que todos calcasen alpargatas en lugar de calzado, incluso aún vistiendo las mejores galas debían calzar alpargatas como lo hacían las clases menos pudientes. Un esnobismo jaleado por los ricos y bromeado por los medios de comunicación que, a modo de chiste, enaltecían ese complemento en las clases más pudientes para ennoblecer el "calzado de los pobres".  Decidieron que los fabricantes que vendían el par a un mínimo de 60 ptas que era un precio, según aquellos tertulianos muy alto para la época, se comieran su producción si no bajaban los precios. Esta idea prendió en toda España con mucha fuerza, en cada ciudad había una liga de la alpargata, la idea derivó en manifestaciones e incluso hicieron llegar la protesta al Congreso. Grupos culturales y religiosos se unieron a las demandas, partidos políticos y  se creó una corriente negativa hacia el calzado de alta gama especialmente.
Aquel llamamiento tuvo un principio de éxito debido a que se planteó de cara al verano y aquellos caballeros y damas, entre los que se encontraban: abogados, médicos, ingenieros, arquitectos, empresarios, escritores, banqueros etc. se "vistieron" con alpargatas, en muchos casos al tono con sus trajes veraniegos o las damas a tono con sus caros vestidos. Pero llegaría el invierno y ese "sacrificio" aceptado de buen gusto con el buen tiempo, se convertiría en un padecimiento con el frío, la humedad y las agresiones climáticas de un duro invierno, "hasta ahí llegó la liga". A partir de entonces siguió triunfando, pero en aquellas personas que por necesidad no tenían más remedio que calzar las alpargatas. Mientras tanto ¿qué fue lo que pasó?. Por una parte se produjo una reducción drástica de ventas en los comercios de calzado, como consecuencia los pequeños comercios no pudieron pagar a los fabricantes, a la vista de la casi total falta de ventas en el calzado de hombre y mujer de gama  alta, no se produjeron apenas pedidos y las fábricas empezaron a entrar en serios problemas. Algunas cerraron dejando pérdidas a proveedores, otras  aguantaron el tirón, pero empleando los recursos que debían servir para mejorar la tecnología en pagar a los trabajadores o las materias primas. Pero lo más significativo de todo esto es que nuestra industria de calidad, especialmente la de Elda en cuyas fábricas se hacían zapatos de señora de piel e incluso mezcladas las fabricaciones con zapatos de caballero de gama alta, se consolidaría la tragedia de muchas familias, se generó alto porcentaje de paro y la situación lejos de mejorar tras el verano fatídico, empeoró en las siguiente temporadas porque el pequeño comercio y los almacenistas de calzado, no se fiaron de la situación hasta pasadas varias temporadas.
¿Qué paso con los más desfavorecidos económicamente?, pues sencillamente que tras la alegría de verse arropados por los "poderosos" como un signo de solidaridad, empezaron a ver que las alpargatas duplicaban el valor en el mercado y hasta ese calzado barato ya era un problema económico para muchos. El industrial Antonio Porta Rausell, padre del que fuera alcalde de Elda y cuya fábrica situada en la actual Plaza del Zapatero, era un ejemplo de empresa para fabricar zapato de señora de alta calidad, declaraba en el Diario de la FICIA de 1968, que la liga de la alpargata había hecho mucho daño a la industria local y su propia empresa había pasado dificultades hasta el año 1925 inclusive.

                  El rey Alfonso XIII saluda a los manifestantes desde un balcón del Palacio Real
En los primeros momentos los gestos de simpatía por esa nueva moda de calzar alpargatas se producían en toda España. El diario ABC publicó una foto del rey Alfonso XIII aplaudiendo desde el balcón de palacio a los manifestantes a favor del uso de la alpargata.
Al final todo quedó en una anécdota. Desde el momento en que volvió el frío y la lluvia, volvieron los zapatos a los pies de los más ricos. Los pobres siguieron, como siempre, con sus alpargatas. La tragedia fue que algunas fábricas lo pasaron mal, se creó paro y pobreza y, lo más lamentable los pobres que siempre habían llevado alpargatas, ahora las llevarían pero con un mayor coste económico.

*Publicado en semanario Valle de Elda el 2 de abril de 2017

"Avenida de la Mujer Mejor Calzada de España"




Todas las ciudades deben buscar a toda costa sus señas de identidad, aquello que les une a su pasado, presente y futuro, aquello que les supone un mayor prestigio en defensa y promoción de lo más importante, la consolidación de sus logros, de sus anhelos, de sus aciertos. Elda tiene mucho de que jactarse (alabarse en exceso y de forma presuntuosa), yo diría en lenguaje coloquial, "tiene mucho de que presumir". Pero quizás no sabemos llegar hasta el final y los éxitos se quedan ahí con una transcendencia media. 

Estos últimos meses se habla de cambiar calles y realizar un nuevo callejero. A las personas responsables de esta nueva nomenclatura les diría que busquen denodadamente lo que nos eleva por encima de lo vulgar y nos hace más exclusivos. Además de cumplir  la Ley de la Memoria Histórica. Sobran también nombres de lugares o ciudades que, siendo muy famosas e importantes, poco o nada puede importar que los eldenses las inmortalicemos aún más poniendo el nombre en nuestras  calles. Me refiero a esas grandes ciudades: París, Roma, u otros más genéricos que corresponden a países que no tienen en sus callejeros nombres alusivos a la ciudad de Elda, excepto aquellas ciudades o países con los que nos unen lazos de hermanamiento o vínculos industriales.
Muchas ciudades tiene una avenida de ronda, que no es más que una calle que circunvala el centro de la ciudad ¿pero esto nos dice algo más?. Yo propongo que esa amplia vía con bulevar se asocie a la Mujer Mejor Calzada de España, eso sí nos dice, eso sí es pregonar lo que hacemos bien en favor de nuestro calzado de calidad. Y propongo más; que en esa avenida se coloquen una serie de placas de mármol con el nombre de las mujeres mejor calzadas de cada año, y que junto a esa pieza de mármol se ponga una franja de hormigón para que cada una de esas mujeres mejor calzadas, cuando visitan nuestra ciudad para recibir el homenaje, se grave en el hormigón las huellas de sus pies como testimonio de unos pies que calzando los zapatos de alta calidad de mujer, merecieron ser eternizados en esa impresión. Figúrese el lector que esto mismo lo hubiésemos hecho desde aquel año 1999. Ahora tendríamos una avenida con más de una veintena de nombres y las huellas de los pies de las mujeres que calzaban los zapatos con los que se proclamaron mejores calzadas, una forma más de potenciar a nuestra industria y a la ciudad (a un coste irrisorio).
Pero eso no es más que una parte de mi propuesta. Acuérdense las personas  encargadas de  esa nueva denominación del callejero que hubieron y hay personajes de la vida del calzado que dieron honor y gloria a la ciudad de Elda, unos por sus logros personales, otros por lo que de sus manos y de su trabajo salió para beneficio de nuestra ciudad. Eso sí sería una ciudad con la singularidad de sus hechos y sus personajes, eso nos ayudaría a sentirnos más cerca de la gloria alcanzada en cada momento histórico.  ¿De verdad cree alguien que es más importante ponerle a una calle el nombre de Benelux (por ejemplo) que el de Rafael Romero Utrilles (por poner también aquí un claro ejemplo, de donde salió la frase "Elda, París y Londres").  Un acierto pleno fue la denominación que se realizó de las calles del Polígono Industrial Finca Lacy, allí las calles son "nuestras calles" las que corresponden a las herramientas de nuestro oficio, las que pertenecen a los oficios de nuestra industria. Una ciudad que sabe honrar a sus hijos más notables se honra  a sí misma.

* Publicado en el semanario Valle de Elda. 

sábado, 17 de febrero de 2018

El Museo del Calzado impartió cursos de Técnico en Calzado en la Universidad de Alicante en 1996



Esta semana hemos conocido la brillante puesta en escena de los cursos que, según afirman, se implantan por primera vez en la Universidad de Alicante. Unos cursos, dicen, pioneros en España sobre diseño y tecnología.
 

 Nada que objetar a esta nueva experiencia y colaboración con la U.A. . Pero es momento de recordar que en el año 1996 y durante cuatro años, el Museo del Calzado de Elda puso en marcha unos cursos de 250 horas de duración, de las cuales 142 estaban destinadas a prácticas en empresas de calzado. Los cursos se realizaron en los aularios de la Universidad de Alicante y las prácticas en empresas de Elda, Petrer y Elche. Esos cursos estaban promovidos por FUNDEUN (Fundación Universidad y Empresa) y lo impartían un total de 12 profesores, todos con titulaciones adecuadas a las materias a impartir: Desde diseñadores en ejercicios, Ingenieros y Economistas trabajando en fábricas de calzado, marroquinería y confección, hasta técnicos en moda. Con la colaboración del IMPIVA y CAJA RURAL DE ALICANTE.
Los cursos se impartieron durante seis años y el acierto, a través de encuestas realizadas por los alumnos, fue todo un éxito.
En esta ocasión la Universidad  de Alicante impartirá ese otro tipo de cursos en Elda, si bien no será la primera experiencia Universidad Alicante - Elda. El Museo del Calzado ya fue el pionero en 1996 aunque, con mayor modestia y menos espectacularidad en su "puesta de largo".

* Publicado en el semanario "Valle de Elda" el día 9 de febrero de 2018

El trágico final para quien generosamente nos donó su museo del calzado. "En memoria de un hombre bueno"



    
                          

En Palencia capital, había un pequeño Museo del Calzado, propiedad de Julio Vibot, un zapatero, que desde muy joven aprendió las técnicas zapateras y tras la Guerra Civil (1936 - 1939), dedicó todos sus esfuerzos a lograr levantar de las sillas de ruedas a personas con grandes traumatismos en los pies. Preparaba hormas, pies simulados y plantillas; su reputación fue extendiéndose por el país; Vibot abrió varias clínicas o consultorios, a los que acudía para tomar medida a sus clientes. Estuvo varias veces en Elda con motivo de las Ferias del Calzado, impartiendo más de una conferencia, igualmente dio charlas en varias universidades. Visité, cuando ni yo mismo imaginaba hacer un museo, aquel local palentino siempre lleno de visitantes. Vibot me transmitía sus experiencias y como empezar para hacer un espacio expositivo atrayente. Yo le expliqué los intentos en Elda por parte de la FICIA en 1964 y 1965 y el fracaso que supuso tras incluso abrir un stand con el nombre de "Museo del Calzado" en aquel 1965. El me animaba y casi cada año acudía a visitarlo y a charlar sobre aquellas piezas maravillosas que contenía su museo. 

Julio Vibot nació en Cuenca de Campos, figurando una placa en su casa de nacimiento. Fue reconocido por su amor al calzado y su trabajo. Cuando a finales de los años 80 le conté mi proyecto de un museo en Elda y quizás, un día, su colección pudiese llegar a nuestra ciudad donde se conservaría para siempre (pero esto no quería ni oírlo), él me decía que si un día tenía que desprenderse de su museo, lo donaría a la Diputación de Palencia, y así lo hizo. Vibot, dada su avanzada edad, cerró el museo e hizo la donación a la ciudad en la que había vivido desde la niñez. ¿Qué hacía una diputación con una amplísima muestra de zapatos en unas tierras en las que no existía tradición zapatera? ¿donde lo ponían?. El museo se envió a un pueblo llamado Astudillo, en la provincia de Palencia, y se le encomendó a las monjas clarisas del Monasterio de Santa Clara; el convento conocido también por el Palacio de Pedro I, que está declarado Monumento Histórico Artístico.
                 

                                                         Julio Vibot en su estudio 
                                                   
            Después de unos meses abierto en ese lugar, el obispo lo cerró inmediatamente (como era de esperar). Mi buen amigo Julio Vibot Tristán, entró en un estado de depresión tal que al recibir una de mis muchas llamadas, me citó en ese pueblecito para donar todo su museo a la ciudad  de Elda que sabría apreciar su obra. Salí a escape hacia Palencia y allí tuvimos una reunión con la superiora de ese Convento; fuimos a la notaría para cumplimentar la donación y lo trasladé a Elda en octubre de 1998.
                                                      Vibot haciendo entrega de su museo
                       
                                          
            La colección Julio Vibot se ubicó en una de las salas del Museo del Calzado y con ella, se vino su antiguo propietario y alquiló un piso en Torrevieja, allí se trasladó a vivir con el fin de estar cerca de "la obra de su vida". Un Alzheimer le obligó a trasladarse a Palencia donde le visité en varias ocasiones, su agravamiento avanzaba y un día me anunciaron su fallecimiento dramático que nunca olvidaré por el impacto que me produjo, esa persona no se merecía eses triste final.
Salió de la residencia en la que le trataban y se desorientó, llegando hasta el rio Carrión, donde tantas veces paseó por sus riberas, perdiendo la vida entre sus aguas. Su recuerdo siempre estará entre las paredes de nuestro museo y en el corazón de los que le conocimos. 

* Publicado en el semanario "Valle de Elda" 20 de enero de 2017