martes, 2 de septiembre de 2014

Los zapatos de un Santo


Cuando se iniciaron los trabajos para dotar a Elda de un Museo del Calzado, estaba convencido de que un día, ese Museo, podría albergar grandes e importantes piezas, de hecho el haber vivido tantos años en una ciudad con el prestigio en la fabricación de zapatos como Elda, era una garantía de éxito para cualquier coleccionista de zapatos o enseres relacionados.
En nuestra ciudad se ha fraguado una importante industria, que arranca desde mediados del siglo XIX. Solamente con las aportaciones de los objetos, maquinarias, zapatos o documentos, de una parte de aquellas industrias del pasado, Elda hubiese mostrado un magnífico Museo.
En aquellos años de final de la década de los ochenta, nuestras ilusiones no iban más allá de tener, algún día, una amplia colección que nos permitiera mostrar al mundo nuestro pasado como zapateros. Pero con el transcurso del tiempo, las ilusiones y los proyectos se fueron agrandando y, de unos modestos ideales, pasamos a otros más ambiciosos; esos otros, fueron creciendo con los contactos establecidos y con las perspectivas que  se iban abriendo. Primero sería nuestra industria y nuestros zapateros, después las industrias y los zapateros del país y más tarde, los objetos relacionados con el calzado a todos los niveles.
Visitas a anticuarios y mercadillos, nos proporcionaban nuevos fondos para agrandar nuestro objetivos. También los contactos con otros museos relacionados con el calzado, nos inspiraban nuevas acciones; y es ahí, en una de las visitas a esos otros museos, como empezó esta bonita historia relacionada con los zapatos de San Juan XXIII.
La visita a Vigévano
  En Octubre de 2003, fui invitado a los actos de la fiesta que realiza cada año el Consorzio Nazionale Santi Crispino e Crispiniano, con motivo del día de los Santos Patronos del gremio de zapateros, en Vigévano (Italia). En esos días 25 y 26 de Octubre, se celebraron unos actos muy emotivos y singulares para celebrar la "XXIII Festa del Lavoro", también llamada, "Festa dell´Uomo" (fechas que conmemoran en todo el mundo la festividad de San Crispín y San Crispiniano), consistente en la entrega de unos diplomas a empresarios y trabajadores de la industria del calzado de Italia, algo parecido a lo que realizamos en el Museo del Calzado de Elda, para homenajear a los trabajadores de los distintos oficios en la antigüedad. El día 26 se ofició una misa solemne presidida por el Cardenal Henri Schwerin (debo aclarar que tradicionalmente, los actos eran siempre presididos por un Cardenal, para darle mayor solemnidad e importancia al acontecimiento); en el transcurso de la misma, se impuso a cada uno de los homenajeados la "capa blanca", distintivo del Consorcio de San Crispín y San Crispiniano. Esas distinciones recaen en personas locales, pero de forma extraordinaria en algunos otros que proceden de España, en ese año recibieron la capa, el industrial eldense Manuel Amat, que fue gerente de la antigua y conocida marca de zapatos "Margarita" y también el director de la Federación de Industriales del Calzado de España.
  

                                                        Saludando al cardenal Schwerin
El Museo del Calzado de Vigévano
En aquellos días visité el Museo della Calzatura e della Técnica Calzaturiera "Pietro Bertolini", uno de los museos de calzado más antiguos de Italia y del que había oído hablar mucho, manteniendo una reunión de trabajo con el director y el personal técnico. Se trataba de un museo enmarcado en un recinto impresionante, como también eran sorprendentes las piezas que contenía, entre ellas algunos zapatos de varios papas.
Está ubicado en la plaza Ducale, construida por Ludovico el Moro en el año 1492, así como el castillo fortaleza de Vigévano, compuesto por la torre de Bramante, con un puente de entrada, con un enorme patio para las antiguas caballerizas, y en el salón principal, allí está el Museo del Calzado, recordando a los visitantes que ese lugar emblemático de la antigüedad, debía guardar las reliquias de una industria brillante del pasado, como lo fue la fabricación de calzado en Vigévano.  El nombre de "Pietro Bertolini" se debe al creador y primer director de ese Museo al que dedicó muchos años de su vida, hasta conseguir posicionarlo entre uno de los mejores del mundo.

 Palacio Ducal sede del Museo del Calzado 
En una de las vitrinas, se exhibían unos zapatos del papa Juan (también otros papas como Pio XI y Juan Pablo II). , lo que dio lugar a una conversación alrededor de la figura de Juan XXIII y de cómo había llegado esos zapatos a dicho museo italiano.  

 Prendas papales en un Museo                                       Escudo de Juan XXIII                      

 El Papa Juan XXIII
               Ángelo Giuseppe Roncalli, nació el 25 de Noviembre de 1881 en el caserío Brusico de Sotto Il Monte, provincia de Bérgamo (Italia) en el seno de una humilde familia numerosa, 10 hijos, ocupando el tercer lugar en el orden de nacimientos. Fue educado en la pobreza, una condición que con frecuencia acompaña a la vida de los grandes hombres. Fue ordenado sacerdote en 1904 y celebró su primera eucaristía en la basílica de San Pedro de Roma.
                                              Habitación donde nació el  papa Juan XXIII
               A lo largo de su carrera sacerdotal ocupó diferentes cargos y fue movilizado al estallar la I Guerra Mundial, en la que participaba como capellán de campaña y con el grado de teniente, en esos años, sus dotes de bondad y sacrificio supuso un ejemplo digno de los mayores elogios, por lo que se ganó el respeto y el cariño de los soldados. Al finalizar la guerra regresaba a Bérgamo y es allí, en el año 1921, donde funda la “Casa del Estudiante” dirigiéndola hasta que el Papa Benedicto XV le nombra en Roma director del Consejo Nacional Italiano de la Obra de Propagación de la Fe, realizando durante cuatro años una labor excelente como organizador .
               El 19 de Marzo de 1925 fue Consagrado Obispo, actuando en Bulgaria de Delegado Apostólico, después en 1.934 parte a Grecia, más tarde a Turquía y es nombrado Administrador Apostólico de Constantinopla. En los más de diez años que estuvo en aquellas tierras, se ganó la simpatía de personas, incluso no católicas, que detectaron inmediatamente en Roncalli, una gran bondad y comprensión hacia los más débiles. En 1.944, y recién acabada la ocupación alemana en Francia, es nombrado Nuncio Apostólico en aquel país. En 1.953, el papa Pío XII le nombra cardenal e inmediatamente, Patriarca de Venecia.
               A la muerte de Pío XII, es nombrado papa con el nombre de Juan XXIII. Este nombramiento marca un paso trascendental en la historia de la Iglesia Católica. Roncalli no era en absoluto uno de los Cardenales que sonaban para ocupar la Cátedra de Pedro, de hecho, en las primeras votaciones en el Cónclave, ni siquiera aparecía su nombre, sin embargo, tras repetidas votaciones, su nombre se fue afianzando y finalmente ante la sorpresa propia, fue elegido y en su elección, dada su humildad y enorme bondad, se pensó más que como un papa capaz de dar grandes impulsos o cambios a la Iglesia , como un Pontífice continuista y de “transición”, era lo que llamarían entonces un “papa de paso”, sin embargo nada más lejos de la realidad.

                    
                                                       Juan XXIII coronado Papa       

                                                         Calzando los zapatos blancos
               Juan XXIII, que fue nombrado Papa el día 28 de Octubre de 1.958, y el rito de la coronación en la Plaza de San Pedro del Vaticano, tuvo lugar el día 4 de Noviembre de 1958. Demostró inmediatamente su enorme capacidad para el cambio, así a los pocos días de su proclamación, nombra por primera vez en la historia del Vaticano, cardenales a Obispos de otras razas, un Filipino, un Japonés y un Africano. Este papa no solo gobernó la Iglesia con decisión e introduciendo sustanciales cambios, sino que preparó el mayor acontecimiento llevado a cabo en los últimos siglos por un Pontífice, la puesta en marcha del Concilio Vaticano II, anunciado a los pocos meses de su elección el 25 de Enero de 1.959; gran parte de la Curia romana llegó a pensar que este Concilio podría romper la disciplina de la Iglesia ya que los grandes temas que iban a ser tratados: la unión de las iglesias, la reforma interior de la Iglesia católica y su disciplina y la adaptación del catolicismo a los tiempos modernos, eran de una enorme trascendencia y sumamente sensibles para los sentimientos de la propia curia de Roma incluso, cuando se avecinaba la muerte del papa el 30 de Junio de 1.963, se pensó que el Concilio quedaría inconcluso como ya ocurriera con el Vaticano I.
Publicó siete encíclicas, destacando en 1.961 “Mater et Magistra” con una gran preocupación por la figura del individuo en la sociedad moderna, y “Pacem in terris” en 1.963 donde trató las relaciones internacionales.
En la Basílica de San Pedro del Vaticano se puede ver el cuerpo del Sumo Pontífice Juan XXIII. Este papa murió en 1963 y en el año 2001, por motivo de su beatificación, se decidió abrir los 3 ataúdes con los que se entierran a los papas. Su cuerpo se encontró incorrupto pero el descubrimiento no implica un milagro. El proceso de inyecciones de formalina al que se sometió al cadáver de Juan XXIII permitió que sus tejidos no se deterioraran. Además de su aislamiento en los tres ataúdes. Ahora le podemos contemplar con la misma vestimenta con que fue enterrado. En la cabeza lleva la papalina, guantes en las manos y las túnicas papales, además de los zapatos bordados de color rojo, a tono con la túnica (no eran los usados en su coronación). El lugar en el que está expuesto el cuerpo es la capilla de San Jerónimo porque el papa admiraba a los padres de la Iglesia y a este Santo en concreto. Juan XXIII, cambió con el concilio Vaticano II, la estructura de la iglesia y contó con la simpatía de la gente.
    

                                                       El cuerpo de Juan XXIII                         

                                                    Detalle del calzado del Papa Juan 
La generosidad del Cardenal Lori Francesco Capovilla
Me comentaron que el que fuera secretario personal del Papa, el Arzobispo Loris Capovilla, actualmente Cardenal, a cuyo cargo estaba el museo que, dedicado a Juan XXIII, estaba abierto en Sotto il Monte; era un hombre de muy avanzada edad, pero aún así, seguía custodiando la Casa Museo, donde se conservaban las vestimentas  y objetos personales de aquel Santo Papa; nos invitaron a realizarle una petición por escrito en ese sentido; solicitar algún zapato del "Papa Bueno" como se le conoció cariñosamente.
Loris Capovilla fue  Ordenado sacerdote el 23 de mayo de1940, se integró en el clero de Venecia como capellán militar durante la Segunda Guerra Mundial y después, el 8 de septiembre de 1943, colaboró con la Resistencia Italiana. Inició su labor como sacerdote patriarcal con el cardenal Ángelo, electo Patriarca de Venecia en 1953, que lo tomó como su secretario personal. Después de ser elegido como Juan XXIII, Capovilla mantuvo su puesto y asignación y le siguió a Roma. Fue su más estrecho colaborador durante su pontificado, que terminó en 1963, participando también en el Concilio Vaticano II.
                                               El Papa Juan y su secretario Lori Capovilla  
                                          El Papa Francisco nombra Cardenal a Capovilla 

La llegada de los zapatos del Papa Juan
De regreso a Elda, preparamos los escritos que nos habían sugerido y solicitamos unos zapatos, siempre por mediación de uno de los amigos personales de Capovilla, Ángelo Caserio, a quien conocimos en Vigévano por ser uno de los organizadores de la fiesta en honor a San Crispín, los remitimos al entonces arzobispo Capovilla y esperamos a que nuestra solicitud fuese estimada. Al cabo de unas semanas recibimos una carta, por la que se había valorado positivamente nuestra petición y "conocedor de la importancia del Museo del Calzado de Elda", nos remitían los zapatos del Santo Padre Juan XIII; pero la sorpresa fue que esos zapatos eran, nada más y nada menos, que los que calzó el Papa el día de su coronación en la Plaza de San Pedro, así se afirmaba en el Certificado que se acompañaba. 
 Los zapatos llegaron junto con unas calzas o medias de tejido blanco con ribetes en hilo de oro, que se solían emplear en este tipo de ceremonias y que también fueron usados por el papa Juan.
                                                                   Zapatos y calzas del papa                         
                                                          Certificado de autenticidad 
                      
La llegada de los zapatos del papa a Elda se convirtió en un acontecimiento que me atrevería a clasificar de "histórico", por la relevancia que tenía para el Museo y también para la ciudad. Con el párroco de la Iglesia de Santa Ana, José Navarro, preparamos el recibimiento que se merecía una prenda de uno de los papas que estaba llamado a subir a los altares.
El día 13 de Octubre de 2004,a las ocho de la tarde, dio comienzo el acto con la visita del Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Victorio Oliver Domingo, a las instalaciones del Museo del Calzado. En el salón de actos del Museo y ante un público que abarrotaba el aforo,  agradecimos la visita del Obispo y la donación que se realizaba, estando presente la persona que lo hizo posible, Ángelo Caserio;  el obispo Oliver repasó la vida y obra del Papa Juan XXIII. Posteriormente el propio Obispo, acompañado por los presentes, entre los que se encontraban los distintos sacerdotes de las parroquias de Elda, y seguidos del público asistente, se procedió a depositar los zapatos de Juan XXIII en la vitrina habilitada para tal efecto.
  
                         Momentos del acto de entrega y colocación en la vitrina del Museo 

El día 27 de Abril de 2014, Juan XXIII pasó a ser un Santo de la Iglesia Católica, junto con el papa Juan Pablo II; con la coincidencia que la canonización se producía en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por el papa Juan para abrir la Iglesia a los humildes.

 Sus zapatos y sus calzas, se conservarán en el Museo del Calzado como una reliquia del Papa que inició el proceso de renovación de la Iglesia.
Para el Museo y para la ciudad de Elda, el honor y el privilegio de conservar para siempre una reliquia de un Santo, marca uno de los hitos más importantes, desde el punto de vista religioso, del siglo XXI y dan un toque de exclusividad a la muestra zapatera.
José María Amat Amer  

Bibliografía
Museo del Calzado de Elda
Museo del calzado de Vigévano
Biografías y vida
Wikipedia
www.papagiovanni.com
CALZARTE
Imágenes Google
La FICIA. Un gran esfuerzo colectivo

* Publicado en la Revista "Fiestas Mayores" en Septiembre del año 2014





martes, 3 de junio de 2014

Las Huestes del Cadí

Un año más han pasado las fiestas de Moros y Cristianos que en honor a San Antón, se celebran a principios del mes de Junio en Elda.
Este año ha habido cierta polémica sobre el nombre de Cadí, su origen y como llegó a nuestra comparsa "Las huestes del Cadí".
En este mismo blog creo que hay algunas referencias a los orígenes de la comparsa y también como se llegó a denominar Huestes del Cadí.
En un extraordinario que publicó, sobre la fiesta, el diario Información, el día 31 de Mayo, se publica una carta de un festero que aclara algunos aspectos relacionados.

  
Para comprender mejor el origen de esta comparas del bando moro de las Fiestas de Elda, se publicó en el año 2001, un trabajo que daba a conocer el nacimiento de Las Huestes del Cadí.





Quizás uno de los logros más importantes de la fiesta de moros y cristianos de Elda, ha sido el carácter cultural que la envuelve. No solo es diversión en las actuales fiestas. Las comparsas se esfuerzan, durante todo el año, en realizar actividades de tipo cultural que enriquezcan la fiesta y la cultura de la ciudad.
Por parte de Las Huestes del Cadí, se puso en marcha en el año 1976, un concurso de dibujos y pintura para niños que desembocó en 1979, en el "Concurso Internacional de minicuadros", llegando a tener una gran acogida, hasta el punto que se reciben más de 1600 obras pictóricas, en pequeño formato, procedentes de todos los rincones del mundo.
También en un escrito publicado en aquella revista de 2001, se da cuenta de lo que supone ese concurso internacional y el valor cultural que aporta a la ciudad.