sábado, 24 de octubre de 2015

Por una Feria de Calzado Eldense

Esta es la entrevista que se realizó en TeleElda el pasado 16 de Octubre. En ella se exponen con la brevedad que exige este programa, los motivos y la forma de hacer posible una exposición de calzados desde Elda.


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martes, 15 de septiembre de 2015

Entrevista en "Revista del Calzado" a José María Amat. Fundador del Museo del Calzado de Elda

El currículum vitae de José María Amat está estrechamente vinculado al sector zapatero de Elda. Comenzó trabajando como organizador industrial de fábricas de calzado. Años después se pasó a la docencia como profesor de Tecnología de la Piel. Durante 13 años fue director del Museo del Calzado de Elda, un museo que él mismo fundó en 1992. Actualmente, ya jubilado, compagina la gestión del Museo Digital del Bolso, con la escritura de artículos y libros relacionados con el mundo del zapato. Además, desde hace un tiempo, es uno de los principales promotores de la celebración de una feria de calzado local en Elda.

                                                 José María Amat Amer, fundador del Museo del Calzado de Elda
Revista del Calzado: ¿Cuándo se empieza a fabricar calzado en Elda?
José María Amat: A mediados del siglo XIX la villa de Elda experimentó la salinización de las aguas que bañaban sus huertas y, ante la situación desesperada de los pocos moradores que existían en el pueblo, algunos de ellos comenzaron a confeccionar zapatos con pisos de cuero y piel (según mi criterio especialmente para niños). Esos zapatos se vendían en los mercadillos de las poblaciones vecinas. La inauguración de la línea férrea Alicante-Aranjuez, con parada en Elda, en mayo de 1858, abriría la posibilidad a optar a otros mercados más alejados de la población y más extensos (Almansa, Albacete, Alicante, etc) ello supondría un primer efecto llamada y en las calles del viejo casco de Elda se improvisarían talleres familiares que poco a poco iban aumentando en número y en capacidad de producción. A finales del siglo XIX Elda contaba con fábricas de calzado que emplearían hasta 500 trabajadores con producciones que oscilaban entre los 500 y los 800 pares diarios de todas las clases, es decir, se fabricaban en una misma empresa, desde zapatos de niño hasta los de señora y caballero. Prácticamente a principios del siglo XX Elda era una ciudad industrial dedicada por entero a la fabricación del calzado y algunos restos del cultivo de su exigua y diezmada huerta.
«Prácticamente a principios del siglo XX Elda era una ciudad industrial dedicada por entero a la fabricación del calzado y algunos restos del cultivo de su exigua y diezmada huerta»
R. del C.: ¿Por qué se especializa Elda en la confección de calzado de señora de gama media-alta?
J. M. A.: La especialización del tipo de calzado es un proceso que se produce a lo largo de los años y que tiene varias connotaciones. Ya he dicho que en Elda pudo nacer el calzado con el zapato de niño, es lógico, cuando no se saben hacer las hormas y estas son solo posibles con un esmerado trabajo casi de ebanistería, cuando no existen las máquinas de coser y los cosidos de todo tipo hay que hacerlos a mano, lo normal es iniciarse por lo que menos cuesta y lo más sencillo. Los pocos zapateros-hormeros existentes deben hacer las hormas a mano y ello es menos dificultoso en una horma de calzado para niño que para hombre o mujer, pero además los cosidos entre piezas a mano requieren menos concentración y trabajo en zapatos de tallas pequeñas que no en las grandes. De hecho en Elda a principios del siglo XX, aún fabricándose ya muchos zapatos de cuero y piel para mujer y hombre, hay una gran cantidad de fábricas que hacen zapato para niño.
Más adelante, las aparadoras especialmente, se van especializando en un zapato complejo de costuras. Los zapateros llegan a dominar los montados más exigentes, como el goodyear; el empalmillado para calzado de hombre, o el montado enredado para el de mujer. Cuando no se conocían los adhesivos a base de polímeros solamente se utilizaban para el montado, el clavazón y el cosido. El reconocimiento y la buena fama de aquellos zapateros manuales y aparadoras, se va afianzando durante muchos años. Cuando las ciudades más importantes de su entorno apenas hacen zapatos de piso de cuero, Elda, que nunca se ha destacado por la confección de alpargatas, ya domina las técnicas artesanas del zapato de gamas media alta. Los intentos en otros tipos de fabricación (deportivos, incluso zapatos para hombre) no acaban de fraguar y Elda sigue su marcha imparable fabricando zapatos para mujer con complejos aparados y algo para niños y caballero. Las ferias del calzado que se iniciarían a nivel nacional e internacional en el año 1960, crean un clima de reconocimiento hacia el zapato español en general y especialmente hacia el zapato eldense, que pronto arraigaría en las mayores comercializadoras de EE.UU. El prestigio del zapato hecho en Elda comenzó a ser reconocido en el mundo y a partir de ahí, las exigencias del mercado y el zapato fabricado en Elda, en particular, van consolidando esa tendencia hacia el calzado de vestir de gama media-alta que, poco a poco, invita a abandonar otros fabricados (incluido el de niños) para centrarse únicamente en el zapato de mujer que las mejores industrias de aquellos años se encargan de consolidar en todos los mercados.
«Echamos de menos aquellos tiempos en que las marcas de fábrica (por pequeñas que fueran) accedían a los mercados europeo o nacional con sus propios logos.»
R. del C.:¿Cuál es la situación actual de la industria del calzado en Elda?
J. M. A.: En el momento actual nos encontramos con una industria del calzado en fase regresiva, es decir, estamos sufriendo una constante pérdida de puestos de trabajo y de industrias en número que difícilmente puede detenerse. El trabajo fluye por los conductos tradicionales: mercado nacional con una gran competencia y la exportación. Bien sea de forma directa con clientes casi cautivos a la marca, y esa otra forma a través de empresas de mayor alcance u otras cadenas de comercios que encargan sus trabajos a empresas eldenses. Elda sigue trabajando para el calzado en un 80 por ciento de su población activa, pero con una parte importantísima de las empresas sujetas a la voluntad de las comercializadoras o a las grandes firmas. Echamos de menos aquellos tiempos en que las marcas de fábrica (por pequeñas que fueran) accedían a los mercados europeo o nacional con sus propios logos. Y especialmente la figura del emprendedor está dificultada por la poca posibilidad que se tiene de acceder a la oferta del mercado del calzado (interno o externo).
R. del C.: ¿Cuántas empresas de calzado trabajan actualmente en Elda?
 J. M. A.: A falta de datos fiables sobre estadísticas puntuales de industrias dedicadas a la fabricación de calzados y afines en Elda y Petrer, sabemos que la Cámara de Comercio tiene censadas casi 800 empresas con el epígrafe de calzado, pero ahí se encuentran también las empresas que solamente la comercializan, materias primas y sus derivados. Sin embargo podemos aventurar que entre el 480 a 550 serían las fábricas existentes actualmente que trabajan el calzado y afines en las dos poblaciones nombradas. Pero la mayor parte de ellas (quizás el 70-80 por ciento) tienen plantillas que no superan los 20 trabajadores. Muchas de esas fábricas trabajan directamente en el mercado nacional y otras solamente lo hacen para firmas consolidadas, es decir, trabajan para comerciales o para industrias de marcas conocidas, lo que implica una permanente incertidumbre y un elevado riesgo.
R. del C.: ¿Cree que los fabricantes de calzado de Elda deben apostar por producir bajo su propia marca o especializarse en la confección calzado para otras marcas de lujo?
J. M. A.: No creo que debamos radicalizar este asunto, ambas formas de producir son deseables en estos momentos. No podemos renunciar a la confección de calzados de lujo para otras marcas, eso también nos prestigia si la marca es internacional y aceptada. Pero indudablemente lo ideal sería trabajar con marcas propias y crear el mercado alrededor de esas marcas (en definitiva es lo que han hecho los que actúan como comercializadoras y dan trabajo a los demás), pero hay que ser realistas y para conseguir una marca e introducirla en los mercados, no solo es cuestión de tiempo y dinero, también hay que tener suerte. Por eso no podemos aventurarnos a dejar de trabajar para otros (bendito trabajo que nos permite mantener nuestro nivel de empleo), pero hay que esforzarse en buscar nuevas salidas. Depender de los demás es crear incertidumbre sobre el futuro careciendo de un horizonte claro. En el ánimo de muchos está el nombre de una de las más prestigiosas marcas de zapato de lujo que fabrican todos sus calzados en Elda y Petrer, pero ¿eso se mantendrá así para siempre? ¿Qué ocurriría si esas grandes firmas buscasen otros productores en cualquier lugar del mundo con menos exigencias laborales?  En eso hay que pensar y una prioridad debe ser anticipar posiciones antes de que eso pueda ocurrir. Eso mismo sería válido para todas aquellas empresas que trabajan a comerciales o marcas consolidadas. Elda debe luchar con todos sus medios posibles por estabilizar su mercado. Depender de otros no es una meta en sí misma.
«Asumiendo que la industria del calzado se ha sustentado desde siempre en una gran cantidad de mano de obra opaca, no es concebible en pleno siglo XXI que no se haya conseguido extirpar ese «cáncer» de nuestra economía.»
R. del C.: Pese a tener una próspera industria zapatera intensiva en mano de obra, Elda es uno de los municipios con más paro de España. ¿Por qué?
J. M. A.: Creo que Elda no ha sabido potenciar o mejor dicho consolidar, los logros alcanzados. Partiendo de la hipótesis de que la industria zapatera en un país desarrollado puede perder mercado, por los motivos obvios de abaratamiento de mano de obra al ser un sector que todavía cifra en un 30 por ciento la automatización. La industria eldense está en una situación privilegiada, ya que nuestra mano de obra y nuestros fabricados deben tener por destino aquellos sectores de población en los que en el orden de diseño, calidad y precio, este último ocupa el tercer puesto en prioridades. Por ello nuestro mercado debe centrarse única y exclusivamente en ese tipo de clientes en los que el precio del zapato no sea lo más importante. Y ese mercado existe y cada día se nos antoja más abierto en países incluso como China o India (por nombrar alguno de los más competitivos en ese otro «mercado desleal» que arrasa con los zapatos de precios bajos). En estas circunstancias en Elda apenas se crean industrias. Ni siquiera talleres modestos. El pequeño emprendedor lo tiene muy difícil para salir por primera vez al mercado y crear su propia empresa y de esta forma no hay posibilidad de generar mayor cantidad de puestos de trabajo. Por otro lado, la situación específica del mercado laboral en Elda imposibilita que las pérdidas de empleo que se producen en el calzado se puedan absorber en otros sectores al no tener una industria alternativa con cierto calado. La consecuencia es que el paro no se reduzca en cantidades significativas, con una tendencia imparable a la baja.
R. del C.: ¿Cómo se podría luchar contra el empleo sumergido y fraudulento tan habitual en el sector del calzado de Elda?
J. M. A.: La economía sumergida es una auténtica lacra que dificulta todavía más una posible recuperación de empleo. Asumiendo que la industria del calzado se ha sustentado desde siempre en una gran cantidad de mano de obra opaca (el caso del aparado especialmente), no es concebible en pleno siglo XXI que no se haya conseguido extirpar ese «cáncer» de nuestra economía. El empleo oculto es «pan para hoy y hambre para mañana». Los trabajadores que realizan esa práctica pierden sus derechos (por no existir), no contribuyen al sostenimiento del país y es imposible hacer un control sobre el producto fabricado. Naturalmente el que lo propicia es, bajo mi punto de vista, el mayor  responsable. Y aquí creo que no valen adjetivos. La imagen de esa aparadora en su casa rodeada de críos trabajando hasta altas horas de la madrugada es algo que honra a nuestras mujeres, pero que en nada cambiaría si ese trabajo estuviese regulado por las fábricas que dan ese empleo. Nuestro zapato  precisamente por sus connotaciones de calidad y diseño deben poder absorber esas cargas sin problemas, dado el tipo de producto (gama media-alta) y el usuario que lo adquiere. No se me ocurre más solución para erradicar ese empleo sumergido que hacer un llamamiento más a la responsabilidad de todos y una adecuada y efectiva inspección por parte, no solo de la Administración, sino también de las asociaciones que están más próximas al empresariado.
«El sector zapatero debe estar orgulloso de tener un museo del calzado como el que hay en Elda»
R. del C.:¿Cómo nace el proyecto de crear un museo dedicado al calzado en Elda? ¿Con qué fondos se pone en marcha el museo?
J. M. A.: Desde hace muchos años, la creación de un museo era una vieja reivindicación del sector zapatero. Ya en el año 1964, el diario oficial de Ficia[Feria Internacional del Calzado e Industrias Afines] incluía un llamamiento a la colaboración de un museo del calzado, incluso se donaron varios zapatos y objetos, es más, en el certamen de 1967 se inauguró un stand en el recinto ferial con un letrero que decía «Museo del Calzado» y en el que se exhibían varias piezas que se habían entregado a Ficia con este fin. Pero nada de eso se consolidó e incluso la mayoría de aquellos zapatos se perdieron. En el I. F. P. La Torreta de Elda, donde impartía clases de tecnología de la Piel, también hubo algunos conatos de hacer un museo abierto al público pero tras recoger algún zapato y dibujos relativos al calzado hecho por alumnos, nada se consolidó. En el año 1986 y tras la liquidación de la empresa petrerense LUVI, se me presentó la oportunidad de catalogar los primeros fondos museísticos (más de 500) pero de gran valor museográfico: máquinas, libros, calzado y utensilios. A partir de ahí trabajé intensamente con mis compañeros de la rama Piel y con cientos de alumnos voluntarios que, año tras año, convertían la catalogación en unas prácticas escolares sumamente interesantes. En el año 1992 se inauguró el museo en las dependencias del centro escolar y tras una serie de vicisitudes que se recogen en un libro que acabo de publicar, «El Museo del Calzado (orígenes y consolidación 1986 – 2005)», el nuevo y actual museo fue inaugurado solemnemente por la infanta Elena de Borbón, en el edificio construido al efecto en los solares que ocupó la FICIA.
Cuando empezaron a recibirse los primeros fondos de LUVI, se produjo un aluvión de donaciones. Después sería el mercado de antigüedades el que iría dando los toques necesarios de antigüedad e internacionalización.
R. del C.:¿Qué actividades ha desarrollado el museo a lo largo de su historia?
J. M. A.: El sector zapatero debe estar orgulloso de tener un museo del calzado como el que hay en Elda. Creo sinceramente que, a pesar de haber nacido tarde en el tiempo, estamos posicionados en la primera línea de los mejores del mundo en esta especialidad; por su diversidad y especialmente por las actividades que realizó y que todavía realiza.
Entre las diferentes actividades que lleva a cabo el Museo está la creación de una escuela para enseñar a hacer zapatos para pies con deformaciones o malformaciones (algo que se pierde sin remisión con la tecnificación de los procesos). El premio anual a la Mujer mejor Calzada de España, con el empuje que eso supone a la promoción de la imagen de nuestro calzado en el mundo. El premio periodístico Luís García Berlanga, un galardón al mejor trabajo internacional en lengua española sobre las bondades del zapato femenino de calidad. Los premios de Calzado Artesano con carácter nacional. Los concursos de Calzapinta y Calzacuenta para promover y desarrollar el sentimiento hacia el calzado por parte de los escolares (desde los más pequeños). La revista CalZarte que daba cuenta anualmente de las actividades del museo. Los trabajos de intervenciones en revistas del sector y relacionadas con la moda. Además de las exposiciones temporales en nuestras salas y las desplazadas a otros lugares, sobre una parte de nuestros fondos.
«La actual dirección de la institución está acertadamente tratando de mantener, dentro de las enormes restricciones, las actividades y los trabajos necesarios para tener a punto el museo.»
R. del C.:¿En qué situación se encuentra en la actualidad el museo?
J. M. A.: Hemos acusado, como todas las instituciones, los problemas de la profunda crisis del país. Como Museo del Calzado sigue, hasta el momento, manteniendo su espíritu de colaboración con el sector zapatero en general, tratando de potenciar el zapato español y llamando la atención sobre lo que puede ofrecer nuestro país. Seguimos siendo un lugar de «peregrinaje» de aquellas personas que deseen saber lo que es o ha sido el sector zapatero en España. La actual dirección de la institución está acertadamente tratando de mantener, dentro de las enormes restricciones, las actividades y los trabajos necesarios para tener a punto el museo. Los fondos museísticos, aunque crecen mucho menos por la falta de medios económicos, están en un gran nivel. Seguimos siendo, en definitiva, un referente ante los otros museos del calzado que existen en el mundo.
«Lo que cuesta comprender es que en una fundación privada, en la que hay más de una veintena de patronos, las aportaciones económicas solo provengan del Ayuntamiento y la Diputación (en menor medida).»
 R. del C.: En los últimos años, el museo no parece vivir sus mejores momentos y ha suspendido muchas de las actividades que organizaba. ¿Cree que podrá alcanzarse de nuevo las cotas de popularidad que tuvo en el pasado?
J. M. A.: Por los motivos expuestos el museo tuvo otros momentos en el pasado y ahora llegan épocas de dificultan económica y de falta de mecenazgo. Eso hizo que los presupuestos sean más modestos. Hubo que suspender algunas de sus actividades ante la falta de medios económicos, pero todo está ahí y no quepa la menor duda que cuando las circunstancias lo permitan, el Museo del Calzado volverá a retomar todo lo que realizó en el pasado y que ahora ha quedado en espera. Si me lo permite, en este punto quiero añadir que las instituciones presentes en la Fundación Museo del Calzado, sabiendo y aceptando la labor que el museo supone para el sector zapatero, les falta un poco más de compromiso económico. Lo que cuesta comprender es que en una fundación privada, en la que hay más de una veintena de patronos, las aportaciones económicas solo provengan del Ayuntamiento y la Diputación (en menor medida).
 R. del C.:¿En qué consiste el Museo Virtual del Bolso?
J. M. A.: Cuando en una persona “hierve” el germen del coleccionismo, se producen estas cosas casi sin buscarlas.
Al dejar la dirección del Museo del Calzado, en el año 2005, la relación personal con los anticuarios de medio mundo siguió manteniéndose (téngase en cuenta que el Museo del Calzado se fue completando en subastas, mercadillos, tiendas y almacenes de antigüedades y particulares). Alguna de aquellas personas con las que tuve un trato directo me seguían llamando ofreciendo, además de zapatos, otros artículos o prendas muy interesantes. Es difícil abstraerse de ese mundo, especialmente cuando el coleccionismo anida en la mente de una persona y le atraen las antigüedades. En una de esas ofertas, se subastó un bolso portadocumentos hecho en cuero y con dos dedicatorias del año 1945. Se trataba, en una cara, de un texto de Manuel Rodriguez “Manolete” y en la otra cara, escribía a un estadounidese, el rejoneador Álvaro Domecq, amigo personal de Manolete; las dedicatorias iban acompañadas de unos perfectos dibujos en tinta china  atribuidos a Manolete que, según manifestó su sobrina nieta con la que estuve reunido para autentificar la pieza, Manuel Rodriguez dibujaba muy bien. Tras aquello fueron otros bolso del siglo XVIII, XIX y XX con bordados en microcristales y micrometales ¡increíbles!. Total que tras varios años nos encontramos, mi esposa (que ostenta la dirección del museo virtual) y yo, con una pequeña colección de cerca de 500 bolsos antiguos y una parte de nuestros ahorros metidos en esta colección museográfica.
Como no era ni oportuno ni el momento de poder exponerlos al público (por el costo que conllevaba) decidimos crear una página web: www.museodelbolso.es, donde se han subido las fotografías de cada uno de los bolsos, catalogadas por secciones y explicando su confección. Lo que llamamos un Museo virtual del Bolso. Único en España y muy interesante con vistas a promocionar la cultura de ese complemento. Un museo con fondos reales que, de momento, solo se pueden ver en la web. Quizás un día podamos abrirlo al público y crear con ello un icono de la industria del bolso como lo ha sido el del calzado. Por nuestra parte estamos abiertos a todo, incluso cederlos, con tal de verlos abiertos al público.
 R. del C.: ¿Cuáles son los orígenes de la Feria del Calzado de Elda?
J. M. A.: La feria en Elda se inició en el año 1959 como un concurso-exposición de zapatos locales auspiciado por la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de Elda. Los fabricantes de las empresas de calzado de la ciudad se volcaron mayoritariamente (156 fabricantes presentes) para exponer 650 pares de zapatos de señora; 100 pares de caballero y 250 pares de calzado de niño (series o chicarro), en total 1.000 modelos presentados y durante unos días pasarían por el recinto ferial improvisado en unas escuelas, entre 40.000 y 50.000 personas. El éxito alcanzado y la enorme cantidad de visitantes a la ciudad, entre compradores y curiosos, hizo posible albergar la I Feria Nacional en el año 1960, de ahí se pasó a internacionalizar las ferias en el año 1962 con la III edición. En el año 1964 se construiría el nuevo edificio ferial que se inauguraría con la V Feria Internacional.
«España necesita una feria internacional única y competitiva con el resto de las idénticas manifestaciones que existen en Europa. Y simplemente, como observador, creo que no se ha sabido posicionar nuestra oferta dentro de las de primera línea.»
R. del C.:¿Durante cuántos años se celebró la feria de calzado Ficia? ¿Cuál fueron las claves de su éxito? ¿Por qué llega a su fin a principios de la década de los noventa?
J. M. A.: Las ferias del calzado en Elda se celebraron hasta el año 1991 y en los últimos años, la ciudad, se convirtió en la sede de la Institución Ferial Alicantina (IFA).
El éxito de las ferias supuso la consecuencia de abrir esa ventana al mundo por la que se asomaron, especialmente, las grandes cadenas americanas que tenían en el zapato español un total desconocido. La enorme diferencia de precios con otros países de su entorno, en el zapato de calidades medias altas, supuso un aluvión de pedidos que convulsionó el tejido industrial de los años sesenta y setenta.
Como todas las actividades que se crean más con el corazón y pensando quizás de forma altruista, tratando de ofrecer la imagen de España a los compradores extranjeros para reactivar la industria del sector, los primeros años fueron un éxito sin precedentes, después vendrían las primeras crisis, las fluctuaciones de la cotización del dólar americano y los enfrentamientos dentro del sector zapatero. Las ferias eran un objeto de deseo que se habían convertido, en sí mismas, en una entidad que generaba beneficios para la empresa que lo organizaba, en base a los derechos de alquiler de stands y los servicios que ofrecía. Otras ciudades zapateras apostaron por la diversificación de esa actividad ferial. En el año 1980, concretamente en abril, se inauguró la I Oferta Nacional del Calzado Español, en cinco amplios salones y varias habitaciones suites del Hotel Melia Castilla de Madrid, con la asistencia de 315 industriales de toda España. Las ferias de Elda recibieron el primer golpe mortal que la harían desaparecer 10 años después entre disputas, politización y enfrentamientos.
En Elda sigue existiendo un sentimiento de frustración. Unos por cuestiones sentimentales, otros son más pragmáticos. Y eso lo estamos viendo cada día. Se ha creado un grupo en Facebook que se titula «Por una feria de calzado eldense» con el fin de crear de nuevo una exposición de zapatos, pero en esta ocasión fabricados enteramente en Elda y Petrer. Diariamente los más de 3.000 miembros con los que cuenta el grupo, en escasos dos meses, vierten todo tipo de comentarios, y algunos son francamente muy interesantes.
 R. del C.: ¿Qué opinión le merece las actuales ferias de calzado Momad Metrópolis y Co_Shoes?
J. M. A.: Todas esas ferias obedecen a la estrategia de las asociaciones de industriales que son las que deben decidir sobre esos aspectos concretos. No debo cuestionar ese tipo de eventos que entiendo corresponden a los técnicos que evalúan los resultados de las ediciones feriales en Europa y obran en consecuencia, para sacar el mayor partido posible a las ferias en España. Sin embargo, ya que me brinda la oportunidad de manifestar mi opinión, debo decir que España necesita una feria internacional única y competitiva con el resto de las idénticas manifestaciones que existen en Europa. Y simplemente, como observador, creo que no se ha sabido posicionar nuestra oferta dentro de las de primera línea. El cambio está bien, pero manteniendo el principio de una gran feria del calzado que aglutine las tendencias del sector en España, como la extinta Modacalzado, por buscar una referencia. En este aspecto no creo que se haya acertado, cuando se habla de los movimientos feriales del calzado en Europa, nuestro país no destaca especialmente. Con una feria de calzado internacional y sin aditamentos de otros sectores, al menos había una esperanza de competir en Europa con ferias de su entorno y categoría. Pero ¿y lo demás? Por supuesto que debe seguir potenciándose. Una oferta de moda como lo es Momad como salón internacional del textil, calzado y complementos, no perjudica en nada y es una manera de integrar el calzado en la oferta de la moda en general. En lo que respecta a Co­­­­­_ Shoes, puede ser un atractivo adicional para dar la oportunidad en marcas blancas. Todo es compatible creo yo. Pero insisto en que la muestra internacional solo de calzado debe ser irrenunciable.
«¿Por qué no ofrecer lo que hacemos? ¿Por qué no lanzar nuestros zapatos al comercio nacional e internacional como referente de una ciudad que mantiene sus pautas de calidad desde el siglo XIX?»
 R. del C.:¿Cree factible celebrar de nuevo una feria local de calzado en Elda?
J. M. A.: Eso es algo que, bajo mi modesta opinión, debe ser prioritaria para los ciudadanos de Elda y Petrer. Me gustaría acertar a describir y que no se tergiversen los planteamientos que me han inducido a plantear este proyecto.
En primer lugar quiero decir que esa manifestación ferial, exposición o muestra, no va contra nada y mucho menos no pretende atentar a las ferias del sector establecidas. Es más, necesita el apoyo de las instituciones zapateras que, estoy seguro, cuando comprendan el alcance, no dudarán en apoyar sin reservas.
A lo largo de esta entrevista se han podido describir alguna de las aportaciones que, desde Elda, se crean para el sector zapatero y para la economía del país. Nuestra ciudad ha sido la que ha alumbrado la mayor parte de las instituciones del sector: FICE, Ficia, Cepex (en otros tiempos), Inescop, etc. Todo ello desde una población en la que nadie discute que se fabrican los zapatos de mujer en las gamas media y alta con muchas connotaciones de calidad y diseño. Eso nos lleva a una situación de prestigio muy difícil de igualar y de alcanzar. Ese prestigio no se compra con dinero, ni con producción, ni aireando la posible «capitalidad del calzado» como sello propio de identidad. El prestigio es un bien inmaterial altamente valorado que cuando se refiere a toda una industria, intervienen múltiples circunstancias que lo hacen todavía más valorado si cabe. Ese es el prestigio de la industria del calzado de Elda. Ese bien inalcanzable para la mayoría, nuestra ciudad lo tiene y en un grado muy elevado de estima ante los demás. Nuestra situación nos obliga, por lo que debemos a los que se esforzaron en alcanzar ese logro, y por el más mínimo sentido de gratitud, honor, respeto y utilidad, a preservarlo y difundirlo en todos los ámbitos en el que el calzado esté presente. Con ese bien alcanzado podemos y debemos mantener a nuestra industria dentro de unos parámetros que nos sitúen en primera línea de la actividad económica, en lo que al calzado de calidad se refiere.
Unir Elda al prestigio del calzado es algo ya natural y aceptado por la gran mayoría, gracias a todas esas circunstancias que he descrito.  Identificar Elda con la calidad del calzado de mujer ya nadie lo pone en duda en cualquier círculo mercantil y también en una gran mayoría de consumidores.
¿Por qué no ofrecer lo que hacemos? ¿Por qué no lanzar nuestros zapatos al comercio nacional e internacional como referente de una ciudad que mantiene sus pautas de calidad desde el siglo XIX?
Es fundamental vender zapatos españoles, pero para Elda es prioritario vender zapatos hechos en nuestra ciudad, sin confundirlos o amalgamarlos dentro de una gran oferta en el que los modestos emprendedores (posibles fabricantes) puedan destacar sus diseños con un mínimo coste. Donde atraer las miradas del comercio de calzado en general hacia una ciudad que avala el producto que ofrece, sea más fácil y contundente.
Este proyecto es, además de los que tanto FICE como Avecal plantean a lo largo del año, una forma de arropar la oferta nacional, pero descentralizando una parte muy definida del zapato de gama alta. No desdora en absoluto la labor de estas dos asociaciones, más bien refuerza sus planteamientos si se hace con su ayuda logística. Es una forma más de vender, que en definitiva es lo que importa.
Siento que desde la cúpula de FICE no se haya entendido mis propuestas, pero estoy convencido que todos abogamos por el mismo fin y a poco que se profundice en este proyecto, se verá claramente que es muy necesario, asequible y poco costoso. A cambio puede generar un resultado que haga crecer nuestra industria (al menos la de Elda) y naturalmente los servicios y todo lo que se desarrolle en esos días de exposición. Pero hay todavía un beneficio intangible que, bajo mi punto de vista, es de gran relevancia. Elda volverá a ser punto de referencia y los medios de comunicación reforzarán la visión que se tiene de la ciudad del calzado de mujer de gama alta con indiscutibles características de calidad. Ello sin contar con la posibilidad de que los eldenses rearmen sus ilusiones por esta bendita industria que nos da nombre y trabajo a todos.
 R. del C.:¿Considera bien representado el calzado de Elda en las asociaciones del sector como Avecal y FICE?
J. M. A.: No creo ser la persona indicada para valorar los niveles de representación que puedan tener esas dos asociaciones empresariales, tampoco conozco las empresas de Elda que forman los asociados de ambas. Lo único que puedo comentar es lo que observo como cualquier ciudadano interesado en el calzado. La última presentación de tendencias de Avecal que se inició en Elche y se está itinerando por diferentes ciudades de la Comunidad Valenciana, están muy bien representadas; pero la verdad no creo que con la presencia de apenas media docena de marcas de la comarca (Elda – Petrer), sean suficientes para marcar una tendencia en el zapato de mujer especialmente. Con respecto a la afiliación a nivel de la Comunidad Valenciana, desconozco también el número de empresas asociadas, pero es presumible que Avecal cuente con cientos de asociados en la mayor zona de referencia de fabricación de calzado de España.
Con respecto a FICE, tampoco manejo datos para poder fijar una posición al respecto. En otros tiempos, en Elda, se celebraban asambleas de fabricantes  en las que se debatían aspectos del sector zapatero, cursos de formación para empresarios y otras cuestiones, incluidas la política ferial. Actualmente creo que FICE en Elda y Petrer funciona a nivel administrativo pero no sé si el industrial participa en la vida de la federación a través de la Asociación de Fabricantes del Medio Vinalopó y tampoco conozco el número de afiliados que también presupongo son cientos en las dos poblaciones nombradas. En cualquier caso entiendo que esas dos asociaciones son necesarias. Tanto una como otra deben esforzarse en dar paso a los nuevos emprendedores, e incluso aunar esa iniciativa con las nuevas tendencias, para lograr que las recomendaciones de diseño que presentan, no sean producto únicamente de unas cuantas empresas o comercializadoras concretas y si el producto de un nutrido grupo de diseñadores y fabricantes.
«Sin abandonar en absoluto la gran oferta nacional (caso de Modacalzado) que debe reforzarse como la feria más importante de España. Creo que deben ampararse y protegerse otras exposiciones o ferias puntuales desde los lugares de origen más emblemáticos»
 R. del C.: ¿Piensa que estamos viviendo en los últimos años una verdadera relocalización de la industria del calzado?
J. M. A.: Naturalmente. La evolución y el tiempo pasan para todos y también supone un cambio de estrategias. Lo que era bueno hace años puede dejar de serlo en la actualidad. Esa es la labor del dirigente, ese es el riesgo que se corre al tratar de adaptarse a los tiempos. O se acierta o se fracasa, pero algo hay que hacer. La propia FICE ha diseñado múltiples formas de plantear sus ferias del calzado, desde Ficia, con certámenes como: FICC, Promarcas-FICC o  Expocalzado. Desde FICE con la ya nombrada Semana del Calzado de Madrid, después Modacalzado, y en la actualidad  Momad Metrópolis y Co_Shoes. Unas han funcionado mejor y otras no tanto, pero no cabe duda de que las intenciones eran las de acertar para vender más zapatos.
Sin abandonar en absoluto la gran oferta nacional (caso de Modacalzado) que debe reforzarse como la feria más importante de España. Creo que deben ampararse y protegerse otras exposiciones o ferias puntuales desde los lugares de origen más emblemáticos para sentar conceptos claros de calidad en la ejecución y en los materiales, además de diseño.
Y con estos planteamientos, sin traumas, con el protagonismo de las instituciones del sector, con la colaboración de los ayuntamientos implicados, relocalizar la oferta en algunos lugares de origen. En lo tocante a nuestra provincia no serían descabellado presentar esa exposición, muestra, semana del calzado o feria (como queramos llamarlo), en la que se puedan admirar los zapatos fabricados en Elda y Petrer al posible comprador. A la que puedan tener acceso, con mínimos costes, esos posibles fabricantes (emprendedores) que no pueden acceder a una feria nacional (no solo por los costes económicos, sino por verse perdidos en un mundo plural de marcas y empresas de los más recónditos lugares que atraerán las miradas de muchos compradores, pero que a esos incipientes y futuros empresarios, ni repararán en ellos).
Por todo lo anterior, efectivamente la actividad ferial está ante un nuevo reto que debe asumir sin dilación (incluso con la ya anunciada feria del “made in Spain” (que en el caso de Elda no nos debe bastar).
R. del C.: ¿Qué es eso de la “denominación de origen”?
J. M. A.: Quizás la frase o el término “denominación de origen” sea excesivo, pero para que todo el mundo lo entienda, hay que llegar a la conciencia de los industriales modestos para que se refugien en la marca que tantos años ha costado posicionarla y en la que tantas empresas han invertido trabajo, sacrificio, dinero y esfuerzo (empresas de antes y de ahora). Un zapato que de forma visible, en la suela, en la caja, o en cualquier otro lugar, deje claro que el zapato está “Hecho en Elda” ¿qué mejor marca de origen puede tener?, además del consabido “Made in Spain”. Sería un complemento sumamente importante para completar ese proyecto que estoy planteando de una feria o exposición de calzado eldense. Es un bien añadido que todo consumidor va a saber apreciar.
«Sinceramente creo que las instituciones de empresarios deben actuar para potenciar lo que realmente sea merecedor de un tratamiento diferenciador y que conlleve una reactivación en la creación de empresas (aunque sean minúsculas).»
 R. del C.: ¿Cree que si FICE o Avecal no asumen ese proyecto que usted plantea podría producirse una confrontación de intereses?  
J. M. A.:Tanto como una confrontación de intereses no creo, pero lo que sí podría ocurrir es que los ayuntamientos se adelantaran y crearan sus propias exposiciones locales. Esto ya ha pasado hace unos meses. Fue Brea de Aragón e Illueca, con una exposición de calzado local presentada en la zona en que se fabrica. El resultado fue muy esperanzador. Se presentaron medio centenar de firmas y la población recibió, durante tres días, un aluvión de visitantes. Otra gran ciudad de nuestra provincia también llegó a proponerlo no hace mucho.
Sinceramente creo que las instituciones de empresarios deben actuar para potenciar lo que realmente sea merecedor de un tratamiento diferenciador y que conlleve una reactivación en la creación de empresas (aunque sean minúsculas).
Quizás Avecal, con la «bendición» de FICE, pudiera asumir el protagonismo o algunos ayuntamientos en situaciones como la que se encuentra la ciudad de Elda, podría tratar de hacerlo para relanzar sus economía de las ciudades.
Las empresas de calzado, tradicionalmente, nacen con un desarrollo medio y lo que se pretende es que crezcan y consoliden sus mercados. Pero si no nacen nuevas empresas de calzado al ritmo que requiere uno de los países más creativos en diseño de calzado, el sector estará condenado a una minimización en el tiempo que creará más paro.
«El mundo debe saber y recordar que Elda sigue siendo la ciudad donde se fabrica uno de los calzados más codiciados por el mercado de moda. El calzado de mujer de gama media-alta.»
R. del C.:¿Cómo ve el futuro del sector del calzado en Elda?
J. M. A.: Estamos en el momento. Debemos cambiar inmediatamente la táctica seguida desde hace años. Elda no tiene mayor futuro si no propiciamos la creación de nuevos industriales. Elda no tiene otra industria alternativa a la que agarrarse. Por lo tanto es en el calzado donde debemos mantener nuestras ilusiones y esperanzas. No podemos quedar expectantes y «viéndolas venir». ¿Cómo lo hacemos? Desde luego no como hasta ahora. Mantener una actitud pasiva, a lo único que nos conduce es al olvido de nuestras señas de identidad. El mundo debe saber y recordar que Elda sigue siendo la ciudad donde se fabrica uno de los calzados más codiciados por el mercado de moda. El calzado de mujer de gama media-alta. Y para ello hay no solo basta con decirlo, hay que dar un paso más («el pez grande se come al chico», creo que es entendible).  Debemos lanzar el mensaje desde nuestra casa. Desde Elda. Con esto no hay tampoco una garantía clara de que la caída a largo plazo pueda ser interrumpida o ralentizada, pero es necesario intentarlo. Cualquier día perdido en relanzar nuestra oferta desde aquí es un paso atrás. De ahí que mi propuesta debe debatirse y tenerse en cuenta. Sin «rasgarse las vestiduras» ni «buscar fantasmas» donde solo hay una clara y sencilla propuesta compatible con la gran patronal del calzado y todos sus proyectos.
*   http://revistadelcalzado.com/entrevista-jose-maria-amat/

Agricultura y el esparto. Años previos al nacimiento de la actividad zapatera en Elda

* Publicado en la revista Fiestas Mayores 2015

viernes, 24 de julio de 2015

"Elda Prestigio" como marca de calidad

 
                                           Grupo de expositores bajo la marca "Elda Prestigio"
En la década de los años 90 apareció la marca eldense "Elda Prestigio". El origen de esta acertada expresión tenía su justificación en la presencia comercial de un grupo de industriales de calzado que, bajo este eslogan, se presentaba en ferias y exposiciones del sector. También alrededor de la susodicha frase se pretendía mantener el compromiso de los industriales de nuestra ciudad, con los parámetros de calidad y diseño. Una experiencia que me pareció magnífica en su momento y que llegó a funcionar durante muchos años. El Ayuntamiento de Elda era la institución que la había creado y la mantenía en colaboración con los fabricantes. En cada feria de calzados, dentro y fuera de España,  el stand de "Elda Prestigio" era un lugar de referencia que hablaba por nosotros mismos. La calidad, el buen gusto y un diseño en permanente evolución, daban crédito de que en la ciudad de Elda se fabricaba un producto de la máxima calidad.
Pero había otro factor muy importante que quizás cobra de nuevo toda la actualidad. Bajo ese acertado eslogan, había un conjunto de industriales de la ciudad que por su modestia, por la falta de recursos o por solidaridad con la ciudad y nuestro calzado, mostraban conjuntamente sus apreciadas muestras. Contemplar hoy un stand de estas características sería una acción muy positiva para nuestro pueblo y directamente relacionada con lo que estamos proponiendo, una feria, una exposición o una muestra de calzado hecho en Elda.
Con el paso del tiempo, concretamente en el año 2002, la marca "Elda Prestigio" pasó a depender íntegramente de un grupo de fabricantes con el nombre de Grupo Elda Prestigio S.L., aunque el Ayuntamiento seguía ayudando a la promoción. Pero actualmente la marca dejó de funcionar como en principio se creó, aunque sigue en valor de la mano de nuestros equipos de balonmano femeninos que tantos días de gloria están dando al deporte local, y llegaría a ser uno de los equipos más importantes de Europa. Actualmente oír hablar de "Elda Prestigio" es asociarla con nuestro mejor equipo de balonmano local, que gozaría del meritorio título de ser el mejor club deportivo de la provincia, desde el año 1992. Gracias a ello la frase y la marca sigue en pie. Ahora lo que pretendemos es anexionarla a las demás acciones que proponemos para catapultar el calzado local.
Una muestra o exposición de calzado eldense; la denominación de origen "Hecho en Elda" y poner de nuevo en vigor la marca "Elda Prestigio" son varias caras de una misma moneda. Estas iniciativas deben ponerse de nuevo sobre la mesa para reivindicar nuestro calzado de calidad. Sin perder de vista la Asociación de Modelistas con sede en nuestra ciudad, AMEC, que sigue legalmente en vigor y que en estos  momentos se encuentra en stand-by (situación de espera), para llegado el momento unirse a las propuestas que deban realizarse para lanzar estas ideas y recobrar nuestras ilusiones.

* http://valledeelda.com/blogs/calzado/1258-elda-prestigio-como-marca-de-calidad.html

viernes, 5 de junio de 2015

Los zapateros menorquines aportaron calidad al zapato eldense

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La industria de fabricación de calzados ubicada en la bella isla mediterránea de Menorca (la isla blanca y azul), formaba un reducto dentro del incipiente entramado industrial del siglo XIX. Los menorquines trabajaban los zapatos de caballero y de señora desde una perspectiva totalmente artesanal y, durante años, sacrificaron las tecnologías más avanzadas de la época en aras de mantener una fabricación cuidada y casi personalizada en cada zapato fabricado. Algunas de las firmas más antiguas de la isla llegaron a posicionarse en los mercados europeos como los artesanos insulares de la España zapatera.
Los zapatos de Menorca se cotizaban y se apreciaban también en la península. Los trabajadores menorquines que atendían los diferentes oficios de la confección del calzado artesano de final de aquel siglo XIX tenían fama de ser maestros del oficio y realizar auténticas obras de arte. Pero Menorca es una isla que hace siglo y medio vivía muy aislada de la península. Además, por el carácter de los menorquines, era y es un pueblo muy orgulloso de sus tradiciones y también de su trabajo. Ese pueblo luchador que ha tenido que superar múltiples invasiones extranjeras desde: romanos, piratas que buscaban en la isla refugio, vándalos, hasta Barbarroja con una invasión turca que masacró a sus habitantes. También Menorca llegó a ser colonia francesa y por último inglesa, que nos fue devuelta tras el Tratado de Amiens o  Paz de Amiens en 1802. Los habitantes de la isla menorquina, por tanto, se han sentido sometidos y anhelantes de libertad, tratando de conservar celosamente sus costumbres.
Estampa de la sociedad Estampa menorquina en plena Guerra de Sucesión (1701 - 1713)
La tradición zapatera de la isla se remonta al siglo XVIII y se dice que el trabajo de la horma y del calzado lo depuraron de las técnicas inglesas que habitaron la isla durante 70 años.
La industria del calzado suele pasar por momentos de mayor o menor demanda, también la actividad menorquina de fabricación de calzados que estaba ubicada en Mahón, Ferrerías, Alaior y Ciudadela, la que especialmente sufrió momentos de decaimiento.
En el año 1897, en Elda ya había una industria consolidada que daba puestos de trabajo a miles de eldenses y personas que buscaban en la ciudad un mejor futuro. El nombre de la ciudad era conocido en aquellos años de final del siglo XIX como un foco de progreso en lo que al calzado se refería.
Ante una de las innumerables crisis que atravesaba el calzado, en el año 1897 un grupo numeroso de menorquines salieron de la isla en busca de mayor estabilidad en la próspera Elda de aquellos tiempos. Los trabajadores que emigraron de Menorca eran todos dedicados a las más diversas tareas de la fabricación de calzados, desde diseñadores, pasando por aparadoras y zapateros manuales experimentados, hasta algún pequeño fabricante. Todas aquellas personas dieron a nuestra industria un toque de mayor calidad. Trajeron a sus familias y se convirtieron con el tiempo en eldenses de adopción. Las personas mayores de Elda recordarán a alguno de aquellos menorquines, incluso había en la bifurcación de la calle Jardines con la actual Juan Carlos I una tienda muy famosa de ultramarinos que se llamaba precisamente "La Mahonesa". Otros famosos diseñadores, como Juan Capó, ya sería premiado por el Ayuntamiento de Elda a principios de los años 20 del siglo pasado por su aportación al diseño del calzado.
Aquella aportación de la industria menorquina de fabricación de calzados contribuiría notablemente a la calidad y el prestigio del calzado eldense.  

Elda debe reafirmar en el calzado sus señas de identidad


Precioso zapato de Stuart Weitzman

Hemos podido observar durante los días de campaña electoral para las elecciones municipales que, especialmente en las ciudades zapateras, casi todos reivindicaban una denominación de origen y la creación de un museo del calzado. Eso lo hemos leído en propuestas de algunos partidos políticos en Elche y Vall de Uxó, entre otros. Otras iniciativas abogaban por dar más protagonismo y dotación a museos existentes, son los casos de Alaior en Menorca, Inca en Mallorca, Arnedo, etcétera. Pero lo que más me ha llamado la atención es la creación de una denominación de origen para la fabricación del calzado con el fin de impulsar la industria, y lo sorprendente es que esas acciones deben hacerse arropadas por una Semana del Calzado y una Pasarela de moda y del calzado, es decir, algo así como hacer de la ciudad que lo propone la cuna y el paradigma del calzado.
Verdaderamente las ciudades que lo proponen tienen todo el derecho para hacerlo, pero la oferta de algunas zonas, en materia del calzado, incluyen sus zapatos en conjunto, o sea: el deportivo, el calzado tipo medio -bajo y el calzado tipo medio-alto (si es que lo tienen), ah se me olvidaba, también la alpargata, actividad que todavía conserva una  industria testimonial de la pujanza que tuvo en el pasado en algunas zonas  como inicio de la actividad zapatera. Al final volvemos al "sálvese quien pueda".
Los museos del calzado abundarán en España como setas y para más disparate dos en la misma provincia, a ver quién puede más. De la misma forma ya tendremos dos semanas del calzado, la que realizamos en Elda desde el año 1992 y otra nueva que propone una gran ciudad cercana. Con respecto a la pasarela de moda del calzado, es algo que ya propusimos hace más de diez años para que la Pasarela Cibeles llevase zapatos hechos en Elda, pero aquello no se estimó. Ahora resulta que se han dado cuenta de repente que la denominación de origen y los eventos unilaterales de las ciudades zapateras si es lo que conviene. Pues vayamos a eso.

Vista del hall de entrada y escaleras del Museo del Calzado de Elda
Repetimos hasta el agotamiento que las circunstancias por las que ha tenido que atravesar la ciudad de Elda para conseguir lanzar un zapato de calidad y arropar esa calidad del prestigio necesario, no es fácil de alcanzar y mucho menos de la noche a la mañana. Elda ha renunciado a cualquier otro tipo de calzados que no sea el de mujer de alta calidad, dejando atrás el calzado de niño (que llegó a ser incluso mayoritario en otras épocas), el calzado deportivo que no cuajó por la alta calidad de los materiales que en Elda se trabajaban, también por el abandono del vulcanizado que era una forma de añadir sintéticos al calzado tradicional, además del exquisito cuidado con que se trabajaba y se trabaja el aparado en Elda y el montado, que hacían de este tipo de calzado no tuviese el rendimiento que económicamente se suponía debía tener. También se dejó de fabricar el calzado de caballero (que se facturaba en muchas industrias del pasado), precisamente en aras de una industria tradicional ubicada en la ciudad de otra provincia y donde se crearía un foco de ese tipo de zapato. Al final Elda se quedó con la flor y nata del calzado, aquel que persiguen la mujeres de buen gusto y que desean calzar verdaderas obras hechas con un diseño avanzado, pero especialmente con unas hechuras inmejorables, el zapato de lujo de mujer.

Vamos a reivindicar esas señas de identidad, vamos a dejar claro lo que supimos hacer y seguimos haciendo, vamos a seguir potenciando nuestro Museo del Calzado por encima de cualquier otros proyectos que puedan hacerse solo con recursos económicos. En Elda hicimos un museo de la nada y a través de los años (ya han pasado veintitrés) lo hemos fortalecido y prestigiado hasta convertirlo en uno de los más importantes del mundo. Pero poco a poco, como se hacen las cosas. Depurando iniciativas y creando otras. Buscando los apoyos y el estímulo para fortalecerlo. Así hemos llegado al año 2015 con un Museo del Calzado que con dinero solamente es imposible lograr. Reafirmemos esas señas de identidad por encima de cualquier otra, porque en el Museo está nuestra Historia, "la de verdad", la del trabajo y los sacrificios de miles de eldenses ¿qué otra cosa puede ser de tantos y hablar por todos? Lo que tenemos, y que muchos pueblos ambicionan, debemos protegerlo y engrandecerlo por encima de cualquier otra cosa. Para completar esa identidad, también debemos potenciar nuestra denominación de origen. Pero de eso hablaremos otro día.  

martes, 2 de junio de 2015

Por una Feria del Calzado Eldense (2). Volver a empezar.

Como continuación a la idea de fomentar de nuevo una Feria del Calzado local y tras la publicación en este blog de la primera parte de este planteamiento de futuro, se ha producido una lluvia de comentarios y adhesiones a esta posible Feria del Calzado Eldense. Posiblemente hayamos puesto el dedo en la llaga y esa incipiente iniciativa pudiera ser mayoritaria en el sentir de todos los eldenses. 
Como sucede siempre ha habido comentarios para todos los gustos, unos incluso han querido llegar más lejos y se han puesto en contacto telefónicamente para ponerse a trabajar ya; otros han postulado argumentos muy variados como: más formación, más trabajo, mejores sueldos, etcétera. Pero no debemos sacar las cosas de sus márgenes, es decir, lo que se propone es simplemente complementar a la oferta nacional, con una feria exclusivamente local y para potenciar nuestro zapato de calidad. Esto puede ser compatible con todo lo demás y evidentemente, lo que se pretende es elevar el nivel de empleo de los trabajadores de nuestra ciudad como consecuencia de mayores ventas y, quizás con una relevante importancia añadida, potenciar las visitas a la ciudad que puedan dar lugar a una mayor notoriedad de lo mucho que Elda puede ofrecer al visitante. Y nada más sencillo que utilizando lo que tenemos: nuestro prestigio como zapateros de calidad y las industrias de la ciudad como garantes de un zapato bien fabricado y en condiciones de llegar a cualquier parte del mundo (como ya se hace). La propuesta tendría unos costes mínimos y, bajo mi punto de vista, muy por debajo de los posibles beneficios que se obtendrían. Teniendo en cuenta que no solo se pretende obtener más pedidos para nuestras empresas y por tanto más trabajo para todos, sino que el fortalecimiento del nombre de la ciudad con estos eventos, es un valor muy importante y beneficioso para todos sus habitantes. 
¿Cómo se haría? ¿Quién lo haría? ¿Cuando se haría? Es muy importante iniciar un debate sobre la idea que he lanzado y que, como alguien también ha manifestado, pudiera estar en el ánimo de muchos. En este aspecto todos podemos opinar, no hay más veto que la necesaria compostura ética de las personas que intervengan. Pero todas las propuestas serían aceptadas y aceptables. Se trataría de crear "a priori" una lluvia o tormenta de ideas, lo que empleando el término inglés "brainstorming", nos permitirá extraer las mejores ideas y después sus conclusiones.Cualquier persona puede dar con el "quid de la cuestión", incluso la persona más humilde y con menor preparación puede aportar una brillante idea para completar la fórmula que nos permita el éxito final (como ha ocurrido en muchas ocasiones).
Podemos empezar a imaginar supuestos... ¿Cómo se haría? Inmediatamente nos vienen a la mente soluciones costosas y espacios grandes y cerrados. Pero ahí empezarían a radicar nuestras primeras dificultades, el espacio. Grandes superficies de dos o tres mil metros cuadrados para empezar. Pero yo pregunto ¿por qué no utilizar uno de nuestros espacios públicos? Por ejemplo la Plaza de la FICIA, la Plaza Mayor, o la Plaza Castelar. ¿Se figuran una Feria con casetas prefabricadas (alquiladas) de dimensiones variables donde se pudiesen colocar los zapatos, incluso con una zona auxiliar? Con carpa o sin ella. Al aire libre y encastrada en el comercio y los establecimientos de la plaza y zonas colindantes. 
Una carpa provisional para convertirla en exposición de calzados
¿Quién lo haría? Naturalmente ante quien pueda pensar lo contrario, no es posible separar estas propuestas de la política municipal, es más, el Ayuntamiento en su conjunto debe abanderar la realización, con la ayuda de todos los que deseemos colaborar con ideas e incluso con nuestro trabajo desinteresado en este proyecto. Pero es el Ayuntamiento de Elda quien mejor puede prestigiar esta feria (como ya se hizo en el año 1959). Naturalmente el empresariado que desee alquilar una de esas casetas para potenciar su colección, tendría la posibilidad de hacerlo dentro de los márgenes más asequibles que se pudieran establecer y que no suponga una carga para los presupuestos municipales. El Ayuntamiento con los espacios y la logística necesaria para esta Feria, sería una aportación municipal generosa y necesaria.
Stand de calzados fabricados en Elda
¿Cuando se haría? Se podrían establecer dos ferias al año (una por temporada). Pero las fechas siempre tendrían que venir consensuadas con el colectivo empresarial de la ciudad. No se debe abrir una brecha en la oferta nacional que pueda perjudicar otras ferias y exposiciones en el territorio español. Y dicho esto, recuerdo "el viaje de ida" que se produjo cuando Madrid realizó de forma unilateral una feria en la capital de España, con la clara intención de dinamitar nuestra institución, La FICIA, y tratar de arrogarse el protagonismo ferial (como así sería años después). Se celebró en el Hotel Meliá-Castilla de Madrid en Junio de 1980, con asistencia de 15.000 visitantes y la petición de espacio de más de 250 firmas, con el nombre de 1ª Oferta Nacional del Calzado Español. ¡No! Elda no debe enfrentarse al sector nacional zapatero, yo diría que debe seguir colaborando más si cabe. Pero también debemos mostrar nuestro propio escaparate diferenciador para ofrecer lo que los eldenses en conjunto sabemos hacer. Un calzado de mujer, elegante y de calidad. 
* Publicado el el blog de Calzados de Valle de Elda