Todas las ciudades deben buscar a
toda costa sus señas de identidad, aquello que les une a su pasado, presente y
futuro, aquello que les supone un mayor prestigio en defensa y promoción de lo
más importante, la consolidación de sus logros, de sus anhelos, de sus
aciertos. Elda tiene mucho de que jactarse (alabarse en exceso y de forma
presuntuosa), yo diría en lenguaje coloquial, "tiene mucho de que presumir". Pero quizás no sabemos
llegar hasta el final y los éxitos se quedan ahí con una transcendencia media.
Estos últimos meses se habla de
cambiar calles y realizar un nuevo callejero. A las personas responsables de
esta nueva nomenclatura les diría que busquen denodadamente lo que nos eleva
por encima de lo vulgar y nos hace más exclusivos. Además de cumplir la Ley de la Memoria Histórica. Sobran
también nombres de lugares o ciudades que, siendo muy famosas e importantes,
poco o nada puede importar que los eldenses las inmortalicemos aún más poniendo
el nombre en nuestras calles. Me refiero
a esas grandes ciudades: París, Roma, u otros más genéricos que corresponden a
países que no tienen en sus callejeros nombres alusivos a la ciudad de Elda,
excepto aquellas ciudades o países con los que nos unen lazos de hermanamiento
o vínculos industriales.
Muchas ciudades tiene una avenida
de ronda, que no es más que una calle que circunvala el centro de la ciudad
¿pero esto nos dice algo más?. Yo propongo que esa amplia vía con bulevar se
asocie a la Mujer Mejor Calzada de
España, eso sí nos dice, eso sí es pregonar lo que hacemos bien en favor de
nuestro calzado de calidad. Y propongo más; que en esa avenida se coloquen una
serie de placas de mármol con el nombre de las mujeres mejor calzadas de cada
año, y que junto a esa pieza de mármol se ponga una franja de hormigón para que
cada una de esas mujeres mejor calzadas, cuando visitan nuestra ciudad para
recibir el homenaje, se grave en el hormigón las huellas de sus pies como testimonio de unos pies que calzando los
zapatos de alta calidad de mujer, merecieron ser eternizados en esa impresión.
Figúrese el lector que esto mismo lo hubiésemos hecho desde aquel año 1999.
Ahora tendríamos una avenida con más de una veintena de nombres y las huellas de
los pies de las mujeres que calzaban los zapatos con los que se proclamaron
mejores calzadas, una forma más de potenciar a nuestra industria y a la ciudad
(a un coste irrisorio).
Pero eso no es más que una parte
de mi propuesta. Acuérdense las personas
encargadas de esa nueva
denominación del callejero que hubieron y hay personajes de la vida del calzado que dieron honor y gloria a la ciudad
de Elda, unos por sus logros personales, otros por lo que de sus manos y de
su trabajo salió para beneficio de nuestra ciudad. Eso sí sería una ciudad con
la singularidad de sus hechos y sus personajes, eso nos ayudaría a sentirnos más cerca de la gloria alcanzada en cada
momento histórico. ¿De verdad cree
alguien que es más importante ponerle a una calle el nombre de Benelux (por
ejemplo) que el de Rafael Romero Utrilles (por poner también aquí un claro
ejemplo, de donde salió la frase "Elda, París y Londres"). Un acierto pleno fue la denominación que se
realizó de las calles del Polígono Industrial Finca Lacy, allí las calles son
"nuestras calles" las que corresponden a las herramientas de nuestro
oficio, las que pertenecen a los oficios de nuestra industria. Una ciudad que sabe honrar a sus hijos más
notables se honra a sí misma.
* Publicado en el semanario Valle de Elda.
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