Jóvenes muestran sus
alpargatas como una nueva y divertida
moda
En el año 1920, concretamente el
11 de mayo, se fundó ese tipo de asociación por el uso de la alpargata. Algunos
intelectuales se reunían en el Casino de Autores, Dramaturgos y Líricos de
Madrid, era un lugar en el que se hablaba en tertulia de casi todo. Un día el
tema era la carestía de vida que suponía el constante incremento de los precios
del vestido y sobre todo del calzado. En la vecina Francia se había producido
un boicot a las fábricas, almacenes y distribuidoras de guantes, con una
llamada a no emplear este tipo de complemento. Siguiendo las mismas pautas,
medio en broma y medio en serio, se propuso hacer un boicot también en España
al calzado, por medio de lo que se llamó "la
liga de la alpargata". Se trataba de hacer un llamamiento a toda la
ciudadanía por medio de panfletos, cartas, medios de difusión en prensa, radio
etc., para que todos calcasen alpargatas en lugar de calzado, incluso aún
vistiendo las mejores galas debían calzar alpargatas como lo hacían las clases
menos pudientes. Un esnobismo jaleado por los ricos y bromeado por los medios
de comunicación que, a modo de chiste, enaltecían ese complemento en las clases
más pudientes para ennoblecer el "calzado de los pobres". Decidieron que los fabricantes que vendían el
par a un mínimo de 60 ptas que era un precio, según aquellos tertulianos muy
alto para la época, se comieran su producción si no bajaban los
precios. Esta idea prendió en toda España con mucha fuerza, en cada ciudad
había una liga de la alpargata, la idea derivó en manifestaciones e incluso
hicieron llegar la protesta al Congreso. Grupos culturales y religiosos se
unieron a las demandas, partidos políticos y
se creó una corriente negativa hacia el calzado de alta gama
especialmente.
Aquel llamamiento tuvo un
principio de éxito debido a que se planteó de cara al verano y aquellos
caballeros y damas, entre los que se encontraban: abogados, médicos,
ingenieros, arquitectos, empresarios, escritores, banqueros etc. se
"vistieron" con alpargatas, en muchos casos al tono con sus trajes
veraniegos o las damas a tono con sus caros vestidos. Pero llegaría el invierno
y ese "sacrificio" aceptado de buen gusto con el buen tiempo, se
convertiría en un padecimiento con el frío, la humedad y las agresiones
climáticas de un duro invierno,
"hasta ahí llegó la liga". A partir de entonces siguió
triunfando, pero en aquellas personas que por necesidad no tenían más remedio
que calzar las alpargatas. Mientras tanto ¿qué fue lo que pasó?. Por una parte
se produjo una reducción drástica de ventas en los comercios de calzado, como
consecuencia los pequeños comercios no pudieron pagar a los fabricantes, a la
vista de la casi total falta de ventas en el calzado de hombre y mujer de
gama alta, no se produjeron apenas
pedidos y las fábricas empezaron a entrar en serios problemas. Algunas cerraron
dejando pérdidas a proveedores, otras
aguantaron el tirón, pero empleando los recursos que debían servir para
mejorar la tecnología en pagar a los trabajadores o las materias primas. Pero
lo más significativo de todo esto es que nuestra industria de calidad,
especialmente la de Elda en cuyas fábricas se hacían zapatos de señora de piel
e incluso mezcladas las fabricaciones con zapatos de caballero de gama alta, se
consolidaría la tragedia de muchas familias, se generó alto porcentaje de paro
y la situación lejos de mejorar tras el verano fatídico, empeoró en las
siguiente temporadas porque el pequeño comercio y los almacenistas de calzado,
no se fiaron de la situación hasta pasadas varias temporadas.
¿Qué paso con los más
desfavorecidos económicamente?, pues sencillamente que tras la alegría de verse
arropados por los "poderosos" como un signo de solidaridad, empezaron
a ver que las alpargatas duplicaban el valor en el mercado y hasta ese calzado
barato ya era un problema económico para muchos. El industrial Antonio Porta
Rausell, padre del que fuera alcalde de Elda y cuya fábrica situada en la
actual Plaza del Zapatero, era un ejemplo de empresa para fabricar zapato de
señora de alta calidad, declaraba en el Diario de la FICIA de 1968, que la liga de la alpargata había hecho mucho
daño a la industria local y su propia empresa había pasado dificultades
hasta el año 1925 inclusive.
El rey Alfonso XIII saluda a los
manifestantes desde un balcón del Palacio Real
En los primeros momentos los
gestos de simpatía por esa nueva moda de calzar alpargatas se producían en toda
España. El diario ABC publicó una foto del rey Alfonso XIII aplaudiendo desde
el balcón de palacio a los manifestantes a favor del uso de la alpargata.
Al final todo quedó en una
anécdota. Desde el momento en que volvió el frío y la lluvia, volvieron los
zapatos a los pies de los más ricos. Los pobres siguieron, como siempre, con
sus alpargatas. La tragedia fue que
algunas fábricas lo pasaron mal, se creó paro y pobreza y, lo más lamentable
los pobres que siempre habían llevado alpargatas, ahora las llevarían pero con
un mayor coste económico.
*Publicado en semanario Valle de Elda el 2 de abril de 2017
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