El currículum vitae de José María Amat está estrechamente vinculado al sector zapatero de Elda. Comenzó trabajando como organizador industrial de fábricas de calzado. Años después se pasó a la docencia como profesor de Tecnología de la Piel. Durante 13 años fue director del Museo del Calzado de Elda, un museo que él mismo fundó en 1992. Actualmente, ya jubilado, compagina la gestión del Museo Digital del Bolso, con la escritura de artículos y libros relacionados con el mundo del zapato. Además, desde hace un tiempo, es uno de los principales promotores de la celebración de una feria de calzado local en Elda.
José María Amat Amer, fundador del Museo del Calzado de Elda
Revista del Calzado: ¿Cuándo se empieza a fabricar calzado en Elda?
José María Amat: A
mediados del siglo XIX la villa de Elda experimentó la salinización de
las aguas que bañaban sus huertas y, ante la situación desesperada de
los pocos moradores que existían en el pueblo, algunos de ellos
comenzaron a confeccionar zapatos con pisos de cuero y piel (según mi
criterio especialmente para niños). Esos zapatos se vendían en los
mercadillos de las poblaciones vecinas. La inauguración de la línea
férrea Alicante-Aranjuez, con parada en Elda, en mayo de 1858, abriría
la posibilidad a optar a otros mercados más alejados de la población y
más extensos (Almansa, Albacete, Alicante, etc) ello supondría un primer
efecto llamada y en las calles del viejo casco de Elda se improvisarían
talleres familiares que poco a poco iban aumentando en número y en
capacidad de producción. A finales del siglo XIX Elda contaba con
fábricas de calzado que emplearían hasta 500 trabajadores con
producciones que oscilaban entre los 500 y los 800 pares diarios de
todas las clases, es decir, se fabricaban en una misma empresa, desde
zapatos de niño hasta los de señora y caballero. Prácticamente a
principios del siglo XX Elda era una ciudad industrial dedicada por
entero a la fabricación del calzado y algunos restos del cultivo de su
exigua y diezmada huerta.
«Prácticamente a principios del siglo XX Elda era una ciudad industrial dedicada por entero a la fabricación del calzado y algunos restos del cultivo de su exigua y diezmada huerta»
R. del C.: ¿Por qué se especializa Elda en la confección de calzado de señora de gama media-alta?
J. M. A.: La especialización
del tipo de calzado es un proceso que se produce a lo largo de los años y
que tiene varias connotaciones. Ya he dicho que en Elda pudo nacer el
calzado con el zapato de niño, es lógico, cuando no se saben hacer las
hormas y estas son solo posibles con un esmerado trabajo casi de
ebanistería, cuando no existen las máquinas de coser y los cosidos de
todo tipo hay que hacerlos a mano, lo normal es iniciarse por lo que
menos cuesta y lo más sencillo. Los pocos zapateros-hormeros existentes
deben hacer las hormas a mano y ello es menos dificultoso en una horma
de calzado para niño que para hombre o mujer, pero además los cosidos
entre piezas a mano requieren menos concentración y trabajo en zapatos
de tallas pequeñas que no en las grandes. De hecho en Elda a principios
del siglo XX, aún fabricándose ya muchos zapatos de cuero y piel para
mujer y hombre, hay una gran cantidad de fábricas que hacen zapato para
niño.
Más adelante, las aparadoras especialmente, se van especializando en un
zapato complejo de costuras. Los zapateros llegan a dominar los montados
más exigentes, como el goodyear;
el empalmillado para calzado de hombre, o el montado enredado para el
de mujer. Cuando no se conocían los adhesivos a base de polímeros
solamente se utilizaban para el montado, el clavazón y el cosido. El
reconocimiento y la buena fama de aquellos zapateros manuales y
aparadoras, se va afianzando durante muchos años. Cuando las ciudades
más importantes de su entorno apenas hacen zapatos de piso de cuero,
Elda, que nunca se ha destacado por la confección de alpargatas, ya
domina las técnicas artesanas del zapato de gamas media alta. Los
intentos en otros tipos de fabricación (deportivos, incluso zapatos para
hombre) no acaban de fraguar y Elda sigue su marcha imparable
fabricando zapatos para mujer con complejos aparados y algo para niños y
caballero. Las ferias del calzado que se iniciarían a nivel nacional e
internacional en el año 1960, crean un clima de reconocimiento hacia el
zapato español en general y especialmente hacia el zapato eldense, que
pronto arraigaría en las mayores comercializadoras de EE.UU. El
prestigio del zapato hecho en Elda comenzó a ser reconocido en el mundo y
a partir de ahí, las exigencias del mercado y el zapato fabricado en
Elda, en particular, van consolidando esa tendencia hacia el calzado de
vestir de gama media-alta que, poco a poco, invita a abandonar otros
fabricados (incluido el de niños) para centrarse únicamente en el zapato
de mujer que las mejores industrias de aquellos años se encargan de
consolidar en todos los mercados.
«Echamos de menos aquellos tiempos en que las marcas de fábrica (por pequeñas que fueran) accedían a los mercados europeo o nacional con sus propios logos.»
R. del C.:¿Cuál es la situación actual de la industria del calzado en Elda?
J. M. A.: En
el momento actual nos encontramos con una industria del calzado en fase
regresiva, es decir, estamos sufriendo una constante pérdida de puestos
de trabajo y de industrias en número que difícilmente puede detenerse.
El trabajo fluye por los conductos tradicionales: mercado nacional con
una gran competencia y la exportación. Bien sea de forma directa con
clientes casi cautivos a la marca, y esa otra forma a través de empresas
de mayor alcance u otras cadenas de comercios que encargan sus trabajos
a empresas eldenses. Elda sigue trabajando para el calzado en un 80 por
ciento de su población activa, pero con una parte importantísima de las
empresas sujetas a la voluntad de las comercializadoras o a las grandes
firmas. Echamos de menos aquellos tiempos en que las marcas de fábrica
(por pequeñas que fueran) accedían a los mercados europeo o nacional con
sus propios logos. Y especialmente la figura del emprendedor está
dificultada por la poca posibilidad que se tiene de acceder a la oferta
del mercado del calzado (interno o externo).
R. del C.: ¿Cuántas empresas de calzado trabajan actualmente en Elda?
J. M. A.: A
falta de datos fiables sobre estadísticas puntuales de industrias
dedicadas a la fabricación de calzados y afines en Elda y Petrer,
sabemos que la Cámara de Comercio tiene censadas casi 800 empresas con
el epígrafe de calzado, pero ahí se encuentran también las empresas que
solamente la comercializan, materias primas y sus derivados. Sin embargo
podemos aventurar que entre el 480 a 550 serían las fábricas existentes
actualmente que trabajan el calzado y afines en las dos poblaciones
nombradas. Pero la mayor parte de ellas (quizás el 70-80 por ciento)
tienen plantillas que no superan los 20 trabajadores. Muchas de esas
fábricas trabajan directamente en el mercado nacional y otras solamente
lo hacen para firmas consolidadas, es decir, trabajan para comerciales o
para industrias de marcas conocidas, lo que implica una permanente
incertidumbre y un elevado riesgo.
R. del C.: ¿Cree
que los fabricantes de calzado de Elda deben apostar por producir bajo
su propia marca o especializarse en la confección calzado para otras
marcas de lujo?
J. M. A.: No creo que debamos
radicalizar este asunto, ambas formas de producir son deseables en estos
momentos. No podemos renunciar a la confección de calzados de lujo para
otras marcas, eso también nos prestigia si la marca es internacional y
aceptada. Pero indudablemente lo ideal sería trabajar con marcas propias
y crear el mercado alrededor de esas marcas (en definitiva es lo que
han hecho los que actúan como comercializadoras y dan trabajo a los
demás), pero hay que ser realistas y para conseguir una marca e
introducirla en los mercados, no solo es cuestión de tiempo y dinero,
también hay que tener suerte. Por eso no podemos aventurarnos a dejar de
trabajar para otros (bendito trabajo que nos permite mantener nuestro
nivel de empleo), pero hay que esforzarse en buscar nuevas salidas.
Depender de los demás es crear incertidumbre sobre el futuro careciendo
de un horizonte claro. En el ánimo de muchos está el nombre de una de
las más prestigiosas marcas de zapato de lujo que fabrican todos sus
calzados en Elda y Petrer, pero ¿eso se mantendrá así para siempre? ¿Qué
ocurriría si esas grandes firmas buscasen otros productores en
cualquier lugar del mundo con menos exigencias laborales? En eso hay
que pensar y una prioridad debe ser anticipar posiciones antes de que
eso pueda ocurrir. Eso mismo sería válido para todas aquellas empresas
que trabajan a comerciales o marcas consolidadas. Elda debe luchar con
todos sus medios posibles por estabilizar su mercado. Depender de otros
no es una meta en sí misma.
«Asumiendo que la industria del calzado se ha sustentado desde siempre en una gran cantidad de mano de obra opaca, no es concebible en pleno siglo XXI que no se haya conseguido extirpar ese «cáncer» de nuestra economía.»
R. del C.: Pese a tener una
próspera industria zapatera intensiva en mano de obra, Elda es uno de
los municipios con más paro de España. ¿Por qué?
J. M. A.: Creo que Elda no ha
sabido potenciar o mejor dicho consolidar, los logros alcanzados.
Partiendo de la hipótesis de que la industria zapatera en un país
desarrollado puede perder mercado, por los motivos obvios de
abaratamiento de mano de obra al ser un sector que todavía cifra en un
30 por ciento la automatización. La industria eldense está en una
situación privilegiada, ya que nuestra mano de obra y nuestros
fabricados deben tener por destino aquellos sectores de población en los
que en el orden de diseño, calidad y precio, este último ocupa el
tercer puesto en prioridades. Por ello nuestro mercado debe centrarse
única y exclusivamente en ese tipo de clientes en los que el precio del
zapato no sea lo más importante. Y ese mercado existe y cada día se nos
antoja más abierto en países incluso como China o India (por nombrar
alguno de los más competitivos en ese otro «mercado desleal» que arrasa
con los zapatos de precios bajos). En estas circunstancias en Elda
apenas se crean industrias. Ni siquiera talleres modestos. El pequeño
emprendedor lo tiene muy difícil para salir por primera vez al mercado y
crear su propia empresa y de esta forma no hay posibilidad de generar
mayor cantidad de puestos de trabajo. Por otro lado, la situación
específica del mercado laboral en Elda imposibilita que las pérdidas de
empleo que se producen en el calzado se puedan absorber en otros
sectores al no tener una industria alternativa con cierto calado. La
consecuencia es que el paro no se reduzca en cantidades significativas,
con una tendencia imparable a la baja.
R. del C.: ¿Cómo se podría luchar contra el empleo sumergido y fraudulento tan habitual en el sector del calzado de Elda?
J. M. A.: La economía sumergida
es una auténtica lacra que dificulta todavía más una posible
recuperación de empleo. Asumiendo que la industria del calzado se ha
sustentado desde siempre en una gran cantidad de mano de obra opaca (el
caso del aparado especialmente), no es concebible en pleno siglo XXI que
no se haya conseguido extirpar ese «cáncer» de nuestra economía. El
empleo oculto es «pan para hoy y hambre para mañana». Los trabajadores
que realizan esa práctica pierden sus derechos (por no existir), no
contribuyen al sostenimiento del país y es imposible hacer un control
sobre el producto fabricado. Naturalmente el que lo propicia es, bajo mi
punto de vista, el mayor responsable. Y aquí creo que no valen
adjetivos. La imagen de esa aparadora en su casa rodeada de críos
trabajando hasta altas horas de la madrugada es algo que honra a
nuestras mujeres, pero que en nada cambiaría si ese trabajo estuviese
regulado por las fábricas que dan ese empleo. Nuestro zapato
precisamente por sus connotaciones de calidad y diseño deben poder
absorber esas cargas sin problemas, dado el tipo de producto (gama
media-alta) y el usuario que lo adquiere. No se me ocurre más solución
para erradicar ese empleo sumergido que hacer un llamamiento más a la
responsabilidad de todos y una adecuada y efectiva inspección por parte,
no solo de la Administración, sino también de las asociaciones que
están más próximas al empresariado.
«El sector zapatero debe estar orgulloso de tener un museo del calzado como el que hay en Elda»
R. del C.:¿Cómo nace el proyecto de crear un museo dedicado al calzado en Elda? ¿Con qué fondos se pone en marcha el museo?
J. M. A.: Desde
hace muchos años, la creación de un museo era una vieja reivindicación
del sector zapatero. Ya en el año 1964, el diario oficial de Ficia[Feria
Internacional del Calzado e Industrias Afines] incluía un llamamiento a
la colaboración de un museo del calzado, incluso se donaron varios
zapatos y objetos, es más, en el certamen de 1967 se inauguró un stand
en el recinto ferial con un letrero que decía «Museo del Calzado» y en
el que se exhibían varias piezas que se habían entregado a Ficia con
este fin. Pero nada de eso se consolidó e incluso la mayoría de aquellos
zapatos se perdieron. En el I. F. P. La Torreta de Elda, donde impartía
clases de tecnología de la Piel, también hubo algunos conatos de hacer
un museo abierto al público pero tras recoger algún zapato y dibujos
relativos al calzado hecho por alumnos, nada se consolidó. En el año
1986 y tras la liquidación de la empresa petrerense LUVI, se me presentó
la oportunidad de catalogar los primeros fondos museísticos (más de
500) pero de gran valor museográfico: máquinas, libros, calzado y
utensilios. A partir de ahí trabajé intensamente con mis compañeros de
la rama Piel y con cientos de alumnos voluntarios que, año tras año,
convertían la catalogación en unas prácticas escolares sumamente
interesantes. En el año 1992 se inauguró el museo en las dependencias
del centro escolar y tras una serie de vicisitudes que se recogen en un
libro que acabo de publicar, «El Museo del Calzado (orígenes y
consolidación 1986 – 2005)», el nuevo y actual museo fue inaugurado
solemnemente por la infanta Elena de Borbón, en el edificio construido
al efecto en los solares que ocupó la FICIA.
Cuando empezaron a recibirse los primeros fondos de LUVI, se produjo un
aluvión de donaciones. Después sería el mercado de antigüedades el que
iría dando los toques necesarios de antigüedad e internacionalización.
R. del C.:¿Qué actividades ha desarrollado el museo a lo largo de su historia?
J. M. A.: El sector zapatero
debe estar orgulloso de tener un museo del calzado como el que hay en
Elda. Creo sinceramente que, a pesar de haber nacido tarde en el tiempo,
estamos posicionados en la primera línea de los mejores del mundo en
esta especialidad; por su diversidad y especialmente por las actividades
que realizó y que todavía realiza.
Entre las diferentes actividades que lleva a cabo el Museo está la
creación de una escuela para enseñar a hacer zapatos para pies con
deformaciones o malformaciones (algo que se pierde sin remisión con la
tecnificación de los procesos). El premio anual a la Mujer mejor Calzada
de España, con el empuje que eso supone a la promoción de la imagen de
nuestro calzado en el mundo. El premio periodístico Luís García
Berlanga, un galardón al mejor trabajo internacional en lengua española
sobre las bondades del zapato femenino de calidad. Los premios de
Calzado Artesano con carácter nacional. Los concursos de Calzapinta y
Calzacuenta para promover y desarrollar el sentimiento hacia el calzado
por parte de los escolares (desde los más pequeños). La revista CalZarte
que daba cuenta anualmente de las actividades del museo. Los trabajos
de intervenciones en revistas del sector y relacionadas con la moda.
Además de las exposiciones temporales en nuestras salas y las
desplazadas a otros lugares, sobre una parte de nuestros fondos.
«La actual dirección de la institución está acertadamente tratando de mantener, dentro de las enormes restricciones, las actividades y los trabajos necesarios para tener a punto el museo.»
R. del C.:¿En qué situación se encuentra en la actualidad el museo?
J. M. A.: Hemos
acusado, como todas las instituciones, los problemas de la profunda
crisis del país. Como Museo del Calzado sigue, hasta el momento,
manteniendo su espíritu de colaboración con el sector zapatero en
general, tratando de potenciar el zapato español y llamando la atención
sobre lo que puede ofrecer nuestro país. Seguimos siendo un lugar de
«peregrinaje» de aquellas personas que deseen saber lo que es o ha sido
el sector zapatero en España. La actual dirección de la institución está
acertadamente tratando de mantener, dentro de las enormes
restricciones, las actividades y los trabajos necesarios para tener a
punto el museo. Los fondos museísticos, aunque crecen mucho menos por la
falta de medios económicos, están en un gran nivel. Seguimos siendo, en
definitiva, un referente ante los otros museos del calzado que existen
en el mundo.
«Lo que cuesta comprender es que en una fundación privada, en la que hay más de una veintena de patronos, las aportaciones económicas solo provengan del Ayuntamiento y la Diputación (en menor medida).»
R. del C.: En
los últimos años, el museo no parece vivir sus mejores momentos y ha
suspendido muchas de las actividades que organizaba. ¿Cree que podrá
alcanzarse de nuevo las cotas de popularidad que tuvo en el pasado?
J. M. A.: Por los motivos
expuestos el museo tuvo otros momentos en el pasado y ahora llegan
épocas de dificultan económica y de falta de mecenazgo. Eso hizo que los
presupuestos sean más modestos. Hubo que suspender algunas de sus
actividades ante la falta de medios económicos, pero todo está ahí y no
quepa la menor duda que cuando las circunstancias lo permitan, el Museo
del Calzado volverá a retomar todo lo que realizó en el pasado y que
ahora ha quedado en espera. Si me lo permite, en este punto quiero
añadir que las instituciones presentes en la Fundación Museo del
Calzado, sabiendo y aceptando la labor que el museo supone para el
sector zapatero, les falta un poco más de compromiso económico. Lo que
cuesta comprender es que en una fundación privada, en la que hay más de
una veintena de patronos, las aportaciones económicas solo provengan del
Ayuntamiento y la Diputación (en menor medida).
R. del C.:¿En qué consiste el Museo Virtual del Bolso?
J. M. A.: Cuando en una persona “hierve” el germen del coleccionismo, se producen estas cosas casi sin buscarlas.
Al dejar la dirección del Museo del Calzado, en el año 2005, la relación
personal con los anticuarios de medio mundo siguió manteniéndose
(téngase en cuenta que el Museo del Calzado se fue completando en
subastas, mercadillos, tiendas y almacenes de antigüedades y
particulares). Alguna de aquellas personas con las que tuve un trato
directo me seguían llamando ofreciendo, además de zapatos, otros
artículos o prendas muy interesantes. Es difícil abstraerse de ese
mundo, especialmente cuando el coleccionismo anida en la mente de una
persona y le atraen las antigüedades. En una de esas ofertas, se subastó
un bolso portadocumentos hecho en cuero y con dos dedicatorias del año
1945. Se trataba, en una cara, de un texto de Manuel Rodriguez
“Manolete” y en la otra cara, escribía a un estadounidese, el rejoneador
Álvaro Domecq, amigo personal de Manolete; las dedicatorias iban
acompañadas de unos perfectos dibujos en tinta china atribuidos a
Manolete que, según manifestó su sobrina nieta con la que estuve reunido
para autentificar la pieza, Manuel Rodriguez dibujaba muy bien. Tras
aquello fueron otros bolso del siglo XVIII, XIX y XX con bordados en
microcristales y micrometales ¡increíbles!. Total que tras varios años
nos encontramos, mi esposa (que ostenta la dirección del museo virtual) y
yo, con una pequeña colección de cerca de 500 bolsos antiguos y una
parte de nuestros ahorros metidos en esta colección museográfica.
Como no era ni oportuno ni el momento de poder exponerlos al público
(por el costo que conllevaba) decidimos crear una página web: www.museodelbolso.es,
donde se han subido las fotografías de cada uno de los bolsos,
catalogadas por secciones y explicando su confección. Lo que llamamos un
Museo virtual del Bolso. Único en España y muy interesante con vistas a
promocionar la cultura de ese complemento. Un museo con fondos reales
que, de momento, solo se pueden ver en la web. Quizás un día podamos
abrirlo al público y crear con ello un icono de la industria del bolso
como lo ha sido el del calzado. Por nuestra parte estamos abiertos a
todo, incluso cederlos, con tal de verlos abiertos al público.
R. del C.: ¿Cuáles son los orígenes de la Feria del Calzado de Elda?
J. M. A.: La
feria en Elda se inició en el año 1959 como un concurso-exposición de
zapatos locales auspiciado por la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento
de Elda. Los fabricantes de las empresas de calzado de la ciudad se
volcaron mayoritariamente (156 fabricantes presentes) para exponer 650
pares de zapatos de señora; 100 pares de caballero y 250 pares de
calzado de niño (series o chicarro), en total 1.000 modelos presentados y
durante unos días pasarían por el recinto ferial improvisado en unas
escuelas, entre 40.000 y 50.000 personas. El éxito alcanzado y la enorme
cantidad de visitantes a la ciudad, entre compradores y curiosos, hizo
posible albergar la I Feria Nacional en el año 1960, de ahí se pasó a
internacionalizar las ferias en el año 1962 con la III edición. En el
año 1964 se construiría el nuevo edificio ferial que se inauguraría con
la V Feria Internacional.
«España necesita una feria internacional única y competitiva con el resto de las idénticas manifestaciones que existen en Europa. Y simplemente, como observador, creo que no se ha sabido posicionar nuestra oferta dentro de las de primera línea.»
R. del C.:¿Durante cuántos
años se celebró la feria de calzado Ficia? ¿Cuál fueron las claves de su
éxito? ¿Por qué llega a su fin a principios de la década de los
noventa?
J. M. A.: Las ferias del
calzado en Elda se celebraron hasta el año 1991 y en los últimos años,
la ciudad, se convirtió en la sede de la Institución Ferial Alicantina
(IFA).
El éxito de las ferias supuso la consecuencia de abrir esa ventana al
mundo por la que se asomaron, especialmente, las grandes cadenas
americanas que tenían en el zapato español un total desconocido. La
enorme diferencia de precios con otros países de su entorno, en el
zapato de calidades medias altas, supuso un aluvión de pedidos que
convulsionó el tejido industrial de los años sesenta y setenta.
Como todas las actividades que se crean más con el corazón y pensando
quizás de forma altruista, tratando de ofrecer la imagen de España a los
compradores extranjeros para reactivar la industria del sector, los
primeros años fueron un éxito sin precedentes, después vendrían las
primeras crisis, las fluctuaciones de la cotización del dólar americano y
los enfrentamientos dentro del sector zapatero. Las ferias eran un
objeto de deseo que se habían convertido, en sí mismas, en una entidad
que generaba beneficios para la empresa que lo organizaba, en base a los
derechos de alquiler de stands y los servicios que ofrecía. Otras
ciudades zapateras apostaron por la diversificación de esa actividad
ferial. En el año 1980, concretamente en abril, se inauguró la I Oferta
Nacional del Calzado Español, en cinco amplios salones y varias
habitaciones suites del Hotel Melia Castilla de Madrid, con la
asistencia de 315 industriales de toda España. Las ferias de Elda
recibieron el primer golpe mortal que la harían desaparecer 10 años
después entre disputas, politización y enfrentamientos.
En Elda sigue existiendo un sentimiento de frustración. Unos por
cuestiones sentimentales, otros son más pragmáticos. Y eso lo estamos
viendo cada día. Se ha creado un grupo en Facebook que se titula «Por
una feria de calzado eldense» con el fin de crear de nuevo una
exposición de zapatos, pero en esta ocasión fabricados enteramente en
Elda y Petrer. Diariamente los más de 3.000 miembros con los que cuenta
el grupo, en escasos dos meses, vierten todo tipo de comentarios, y
algunos son francamente muy interesantes.
R. del C.: ¿Qué opinión le merece las actuales ferias de calzado Momad Metrópolis y Co_Shoes?
J. M. A.: Todas esas ferias
obedecen a la estrategia de las asociaciones de industriales que son las
que deben decidir sobre esos aspectos concretos. No debo cuestionar ese
tipo de eventos que entiendo corresponden a los técnicos que evalúan
los resultados de las ediciones feriales en Europa y obran en
consecuencia, para sacar el mayor partido posible a las ferias en
España. Sin embargo, ya que me brinda la oportunidad de manifestar mi
opinión, debo decir que España necesita una feria internacional única y
competitiva con el resto de las idénticas manifestaciones que existen en
Europa. Y simplemente, como observador, creo que no se ha sabido
posicionar nuestra oferta dentro de las de primera línea. El cambio está
bien, pero manteniendo el principio de una gran feria del calzado que
aglutine las tendencias del sector en España, como la extinta
Modacalzado, por buscar una referencia. En este aspecto no creo que se
haya acertado, cuando se habla de los movimientos feriales del calzado
en Europa, nuestro país no destaca especialmente. Con una feria de
calzado internacional y sin aditamentos de otros sectores, al menos
había una esperanza de competir en Europa con ferias de su entorno y
categoría. Pero ¿y lo demás? Por supuesto que debe seguir potenciándose.
Una oferta de moda como lo es Momad como salón internacional del
textil, calzado y complementos, no perjudica en nada y es una manera de
integrar el calzado en la oferta de la moda en general. En lo que
respecta a Co_ Shoes, puede ser un atractivo adicional para dar la
oportunidad en marcas blancas. Todo es compatible creo yo. Pero insisto
en que la muestra internacional solo de calzado debe ser irrenunciable.
«¿Por qué no ofrecer lo que hacemos? ¿Por qué no lanzar nuestros zapatos al comercio nacional e internacional como referente de una ciudad que mantiene sus pautas de calidad desde el siglo XIX?»
R. del C.:¿Cree factible celebrar de nuevo una feria local de calzado en Elda?
J. M. A.: Eso es algo que, bajo
mi modesta opinión, debe ser prioritaria para los ciudadanos de Elda y
Petrer. Me gustaría acertar a describir y que no se tergiversen los
planteamientos que me han inducido a plantear este proyecto.
En primer lugar quiero decir que esa manifestación ferial, exposición o
muestra, no va contra nada y mucho menos no pretende atentar a las
ferias del sector establecidas. Es más, necesita el apoyo de las
instituciones zapateras que, estoy seguro, cuando comprendan el alcance,
no dudarán en apoyar sin reservas.
A lo largo de esta entrevista se han podido describir alguna de las
aportaciones que, desde Elda, se crean para el sector zapatero y para la
economía del país. Nuestra ciudad ha sido la que ha alumbrado la mayor
parte de las instituciones del sector: FICE, Ficia, Cepex (en otros
tiempos), Inescop, etc. Todo ello desde una población en la que nadie
discute que se fabrican los zapatos de mujer en las gamas media y alta
con muchas connotaciones de calidad y diseño. Eso nos lleva a una
situación de prestigio muy difícil de igualar y de alcanzar. Ese
prestigio no se compra con dinero, ni con producción, ni aireando la
posible «capitalidad del calzado» como sello propio de identidad. El
prestigio es un bien inmaterial altamente valorado que cuando se refiere
a toda una industria, intervienen múltiples circunstancias que lo hacen
todavía más valorado si cabe. Ese es el prestigio de la industria del
calzado de Elda. Ese bien inalcanzable para la mayoría, nuestra ciudad
lo tiene y en un grado muy elevado de estima ante los demás. Nuestra
situación nos obliga, por lo que debemos a los que se esforzaron en
alcanzar ese logro, y por el más mínimo sentido de gratitud, honor,
respeto y utilidad, a preservarlo y difundirlo en todos los ámbitos en
el que el calzado esté presente. Con ese bien alcanzado podemos y
debemos mantener a nuestra industria dentro de unos parámetros que nos
sitúen en primera línea de la actividad económica, en lo que al calzado
de calidad se refiere.
Unir Elda al prestigio del calzado es algo ya natural y aceptado por la
gran mayoría, gracias a todas esas circunstancias que he descrito. Identificar
Elda con la calidad del calzado de mujer ya nadie lo pone en duda en
cualquier círculo mercantil y también en una gran mayoría de
consumidores.
¿Por qué no ofrecer lo que hacemos? ¿Por qué no lanzar nuestros zapatos
al comercio nacional e internacional como referente de una ciudad que
mantiene sus pautas de calidad desde el siglo XIX?
Es fundamental vender zapatos españoles, pero para Elda es prioritario
vender zapatos hechos en nuestra ciudad, sin confundirlos o amalgamarlos
dentro de una gran oferta en el que los modestos emprendedores
(posibles fabricantes) puedan destacar sus diseños con un mínimo coste.
Donde atraer las miradas del comercio de calzado en general hacia una
ciudad que avala el producto que ofrece, sea más fácil y contundente.
Este proyecto es, además de los que tanto FICE como Avecal plantean a lo
largo del año, una forma de arropar la oferta nacional, pero
descentralizando una parte muy definida del zapato de gama alta. No
desdora en absoluto la labor de estas dos asociaciones, más bien
refuerza sus planteamientos si se hace con su ayuda logística. Es una
forma más de vender, que en definitiva es lo que importa.
Siento que desde la cúpula de FICE no se haya entendido mis propuestas,
pero estoy convencido que todos abogamos por el mismo fin y a poco que
se profundice en este proyecto, se verá claramente que es muy necesario,
asequible y poco costoso. A cambio puede generar un resultado que haga
crecer nuestra industria (al menos la de Elda) y naturalmente los
servicios y todo lo que se desarrolle en esos días de exposición. Pero
hay todavía un beneficio intangible que, bajo mi punto de vista, es de
gran relevancia. Elda volverá a ser punto de referencia y los medios de
comunicación reforzarán la visión que se tiene de la ciudad del calzado
de mujer de gama alta con indiscutibles características de calidad. Ello
sin contar con la posibilidad de que los eldenses rearmen sus ilusiones
por esta bendita industria que nos da nombre y trabajo a todos.
R. del C.:¿Considera bien representado el calzado de Elda en las asociaciones del sector como Avecal y FICE?
J. M. A.: No
creo ser la persona indicada para valorar los niveles de representación
que puedan tener esas dos asociaciones empresariales, tampoco conozco
las empresas de Elda que forman los asociados de ambas. Lo único que
puedo comentar es lo que observo como cualquier ciudadano interesado en
el calzado. La última presentación de tendencias de Avecal que se inició
en Elche y se está itinerando por diferentes ciudades de la Comunidad
Valenciana, están muy bien representadas; pero la verdad no creo que con
la presencia de apenas media docena de marcas de la comarca (Elda –
Petrer), sean suficientes para marcar una tendencia en el zapato de
mujer especialmente. Con respecto a la afiliación a nivel de la
Comunidad Valenciana, desconozco también el número de empresas
asociadas, pero es presumible que Avecal cuente con cientos de asociados
en la mayor zona de referencia de fabricación de calzado de España.
Con respecto a FICE, tampoco manejo datos para poder fijar una posición
al respecto. En otros tiempos, en Elda, se celebraban asambleas de
fabricantes en las que se debatían aspectos del sector zapatero, cursos
de formación para empresarios y otras cuestiones, incluidas la política
ferial. Actualmente creo que FICE en Elda y Petrer funciona a nivel
administrativo pero no sé si el industrial participa en la vida de la
federación a través de la Asociación de Fabricantes del Medio Vinalopó y
tampoco conozco el número de afiliados que también presupongo son
cientos en las dos poblaciones nombradas. En cualquier caso entiendo que
esas dos asociaciones son necesarias. Tanto una como otra deben
esforzarse en dar paso a los nuevos emprendedores, e incluso aunar esa
iniciativa con las nuevas tendencias, para lograr que las
recomendaciones de diseño que presentan, no sean producto únicamente de
unas cuantas empresas o comercializadoras concretas y si el producto de
un nutrido grupo de diseñadores y fabricantes.
«Sin abandonar en absoluto la gran oferta nacional (caso de Modacalzado) que debe reforzarse como la feria más importante de España. Creo que deben ampararse y protegerse otras exposiciones o ferias puntuales desde los lugares de origen más emblemáticos»
R. del C.: ¿Piensa que estamos viviendo en los últimos años una verdadera relocalización de la industria del calzado?
J. M. A.: Naturalmente. La
evolución y el tiempo pasan para todos y también supone un cambio de
estrategias. Lo que era bueno hace años puede dejar de serlo en la
actualidad. Esa es la labor del dirigente, ese es el riesgo que se corre
al tratar de adaptarse a los tiempos. O se acierta o se fracasa, pero
algo hay que hacer. La propia FICE ha diseñado múltiples formas de
plantear sus ferias del calzado, desde Ficia, con certámenes como: FICC,
Promarcas-FICC o Expocalzado. Desde FICE con la ya nombrada Semana del
Calzado de Madrid, después Modacalzado, y en la actualidad Momad
Metrópolis y Co_Shoes. Unas han funcionado mejor y otras no tanto, pero
no cabe duda de que las intenciones eran las de acertar para vender más
zapatos.
Sin abandonar en absoluto la gran oferta nacional (caso de Modacalzado)
que debe reforzarse como la feria más importante de España. Creo que
deben ampararse y protegerse otras exposiciones o ferias puntuales desde
los lugares de origen más emblemáticos para sentar conceptos claros de
calidad en la ejecución y en los materiales, además de diseño.
Y con estos planteamientos, sin traumas, con el protagonismo de las
instituciones del sector, con la colaboración de los ayuntamientos
implicados, relocalizar la oferta en algunos lugares de origen. En lo
tocante a nuestra provincia no serían descabellado presentar esa
exposición, muestra, semana del calzado o feria (como queramos
llamarlo), en la que se puedan admirar los zapatos fabricados en Elda y
Petrer al posible comprador. A la que puedan tener acceso, con mínimos
costes, esos posibles fabricantes (emprendedores) que no pueden acceder a
una feria nacional (no solo por los costes económicos, sino por verse
perdidos en un mundo plural de marcas y empresas de los más recónditos
lugares que atraerán las miradas de muchos compradores, pero que a esos
incipientes y futuros empresarios, ni repararán en ellos).
Por todo lo anterior, efectivamente la actividad ferial está ante un
nuevo reto que debe asumir sin dilación (incluso con la ya anunciada
feria del “made in Spain” (que en el caso de Elda no nos debe bastar).
R. del C.: ¿Qué es eso de la “denominación de origen”?
J. M. A.: Quizás la frase o el
término “denominación de origen” sea excesivo, pero para que todo el
mundo lo entienda, hay que llegar a la conciencia de los industriales
modestos para que se refugien en la marca que tantos años ha costado
posicionarla y en la que tantas empresas han invertido trabajo,
sacrificio, dinero y esfuerzo (empresas de antes y de ahora). Un zapato
que de forma visible, en la suela, en la caja, o en cualquier otro
lugar, deje claro que el zapato está “Hecho en Elda” ¿qué mejor marca de
origen puede tener?, además del consabido “Made in Spain”. Sería un
complemento sumamente importante para completar ese proyecto que estoy
planteando de una feria o exposición de calzado eldense. Es un bien
añadido que todo consumidor va a saber apreciar.
«Sinceramente creo que las instituciones de empresarios deben actuar para potenciar lo que realmente sea merecedor de un tratamiento diferenciador y que conlleve una reactivación en la creación de empresas (aunque sean minúsculas).»
R. del C.: ¿Cree que si FICE o Avecal no asumen ese proyecto que usted plantea podría producirse una confrontación de intereses?
J. M. A.:Tanto como una
confrontación de intereses no creo, pero lo que sí podría ocurrir es que
los ayuntamientos se adelantaran y crearan sus propias exposiciones
locales. Esto ya ha pasado hace unos meses. Fue Brea de Aragón e
Illueca, con una exposición de calzado local presentada en la zona en
que se fabrica. El resultado fue muy esperanzador. Se presentaron medio
centenar de firmas y la población recibió, durante tres días, un aluvión
de visitantes. Otra gran ciudad de nuestra provincia también llegó a
proponerlo no hace mucho.
Sinceramente creo que las instituciones de empresarios deben actuar para
potenciar lo que realmente sea merecedor de un tratamiento
diferenciador y que conlleve una reactivación en la creación de empresas
(aunque sean minúsculas).
Quizás Avecal, con la «bendición» de FICE, pudiera asumir el
protagonismo o algunos ayuntamientos en situaciones como la que se
encuentra la ciudad de Elda, podría tratar de hacerlo para relanzar sus
economía de las ciudades.
Las empresas de calzado, tradicionalmente, nacen con un desarrollo medio
y lo que se pretende es que crezcan y consoliden sus mercados. Pero si
no nacen nuevas empresas de calzado al ritmo que requiere uno de los
países más creativos en diseño de calzado, el sector estará condenado a
una minimización en el tiempo que creará más paro.
«El mundo debe saber y recordar que Elda sigue siendo la ciudad donde se fabrica uno de los calzados más codiciados por el mercado de moda. El calzado de mujer de gama media-alta.»
R. del C.:¿Cómo ve el futuro del sector del calzado en Elda?
J. M. A.: Estamos en
el momento. Debemos cambiar inmediatamente la táctica seguida desde hace
años. Elda no tiene mayor futuro si no propiciamos la creación de
nuevos industriales. Elda no tiene otra industria alternativa a la que
agarrarse. Por lo tanto es en el calzado donde debemos mantener nuestras
ilusiones y esperanzas. No podemos quedar expectantes y «viéndolas
venir». ¿Cómo lo hacemos? Desde luego no como hasta ahora. Mantener una
actitud pasiva, a lo único que nos conduce es al olvido de nuestras
señas de identidad. El mundo debe saber y recordar que Elda sigue siendo
la ciudad donde se fabrica uno de los calzados más codiciados por el
mercado de moda. El calzado de mujer de gama media-alta. Y para ello hay
no solo basta con decirlo, hay que dar un paso más («el pez grande se
come al chico», creo que es entendible). Debemos lanzar el mensaje
desde nuestra casa. Desde Elda. Con esto no hay tampoco una garantía
clara de que la caída a largo plazo pueda ser interrumpida o
ralentizada, pero es necesario intentarlo. Cualquier día perdido en
relanzar nuestra oferta desde aquí es un paso atrás. De ahí que mi
propuesta debe debatirse y tenerse en cuenta. Sin «rasgarse las
vestiduras» ni «buscar fantasmas» donde solo hay una clara y sencilla
propuesta compatible con la gran patronal del calzado y todos sus
proyectos.
* http://revistadelcalzado.com/entrevista-jose-maria-amat/
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