En medio de la horrible tragedia que está asolando nuestro país, cuando las familias pierden seres queridos y los contagios no remiten, el aguijón de la pandemia penetra en todos nosotros con impiedad.
Vemos caer a nuestro lado a familiares y amigos, a vecinos con los que solidarizábamos en ilusiones y por el progreso de nuestro pueblo.
Isidro Aguado deja un vació que nos afecta muy directamente, realizó un gran esfuerzo para que el Museo del Calzado tuviese una digna representación en momentos en los que todo se fundamentaba en una simple idea.
Como un gran amante de su ciudad no dudo, ni escatimó medios, en arropar lo que era solamente un proyecto y, fruto de esa colaboración, se hizo patente una de las más completas salas representativas de lo que fue la fabricación de la horma muy visitada y celebrada en el museo de Elda.
El destino ha querido que su partida haya coincidido con la celebración del veintidós aniversario de la inauguración del Museo en la actual sede que será el próximo 4 de febrero y en el que recordaremos los acontecimientos vividos en 1999.
Los momentos junto a Isidro Aguado han dejado un cúmulo de recuerdos y vivencias, siempre con el fondo de la muestra expositiva de calzado, además de la estima y el cariño que a nivel personal y desde siempre, nos hemos tenido mutuamente.
Con Isidro llamamos a muchas puertas, visitamos fábricas cerradas, comercios de zapatos que contenían "joyas" para nuestro museo, anduvimos por mercadillos y en todo momento, su excepcional generosidad, fue una prueba tangible de su amor por la ciudad zapatera.
Nuestro último viaje, hace un par de años, fue a la ciudad de Vigévano, en Italia, allí le acompañé para recibir un homenaje del sector zapatero congregado alrededor del Consorzio de San Crispin y San Crispiniano y para participar en la "Festa dellÚomo", con la entrega de los 37º premios "Fedeltà al Lavoro", una tradición que arranca desde el siglo XVI y que se realiza cada año alrededor de las reliquias de los Santos Patronos de la profesión de zapatero, San Crispín y San Crispiniano.
La pandemia que nos afecta se ha llevado a un hombre bueno, que luchó por la industria auxiliar del calzado y por la cultura zapatera de nuestra ciudad de Elda.
Descansa en paz querido amigo
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