Se ha escrito mucho sobre la posible
aparición de los primeros zapateros en la villa de Elda, aquellos que serían
los pioneros en la industria de
fabricación de calzados de
nuestra ciudad. Se han buscado hechos similares ocurridos en otras ciudades
zapateras de nuestro entorno. Lo cierto es que en la mitad del siglo XIX,
algunos pueblos inician su actividad con el paso de la alpargata, hecha con
piso de esparto, al calzado. Pero en Elda, a pesar de tener sus montes con
esparto que vendía a otras ciudades, la tradición alpargatera no fue la que nos
encauzó a la fabricación del calzado. Nuestra profesión, por las especiales
características que rodearon a la villa de Elda en aquellos años, surge como
una necesidad acuciante y una búsqueda urgente de una mínima economía, que
diese alimento a una parte de la población que acababa de perder su principal
riqueza, la agricultura.
La huerta de
Elda era rica, pero escasa. Sin embargo,, los pobladores de aquellos primeros
años de 1800, sustentaban su riqueza en esa débil agricultura. Pero la
desecación de una gran salina en Villena, realizada de forma incontrolada, secó
los cultivos de los pueblos del medio Vinalopó y arruinó a muchas familias
eldenses que vivían de los productos del campo.
Tras las salida de agricultores a otras
poblaciones, en busca de sustento para sus familias, en algunos lugares del
casco viejo de la villa aparecieron algunos innovadores que
comenzaron a hacer zapatos para vender en los mercadillos de los pueblos colindantes. Más o
menos a aquellas personas se les tachaba de "lunáticos", ya que no se
concebía que con el producto de aquellos zapatos (especialmente para niños en
los primeros momentos), se pudiese crear una mínima riqueza.
Los zapatos se hacían a
las puertas de las casas, en su confección intervenían los
familiares de los zapateros (mejor dicho aprendices de zapateros), que con gran
imaginación iban perfeccionando su estilo. También se unían algunos amigos o
vecinos y así la improvisación se iba extendiendo. Las ventas en pueblecitos
como Salinas, Sax o Monóvar animaban a seguir confeccionando más zapatos, tanto
para niños como para mayores. Lógicamente los pocos zapateros remendones que
había en la villa de Elda, marcarían las pautas del trabajo.
La comercialización de la
máquina de coser (primero cosiendo vestidos y zapatos, siempre con el mismo
tipo de máquina), aparece en el año 1840.En el año 1858 se pone en marcha la
línea férrea Alicante - Almansa, con la que las comunicaciones, y el proceso de
ensamblaje darían un impulso a la fabricación y a la comercialización de
zapatos. Nuestros zapateros ya podían viajar con mejores medios a lugares más
alejados.
Aquellos núcleos de zapateros irían creciendo y a finales de aquel siglo, el XIX, la
industria de fabricación de calzados en Elda sería una realidad. Ya en la última década del siglo
habían fábricas de calzados en Elda que emplearían hasta 500 personas y
producirían miles de zapatos de todas clases (en aquellos años los tipos de
calzados de niño, caballero y señora se mezclaban dentro de las mismas naves
industriales).
Si aquellos pioneros de la
industria del calzado, hubiesen buscado su trabajo y su riqueza, en otras
fuentes diferentes al calzado, Elda probablemente hoy sería otro tipo de
ciudad.
El calzado no solo ha consolidado nuestra economía como ciudad
industrial, sino que ese oficio tan unido a la creatividad, al diseño, a las
formas y al ser humano en su afán de innovar ha conferido a nuestro pueblo unas
cualidades únicas y excepcionales que rondan la actividad artística.
Pero Elda ha ido más allá, sus pobladores que se nutrieron de muchas personas
que llegaban a la ciudad en busca de trabajo y fortuna, han proyectado un dinamismo que difícilmente es comparable con
otras ciudades de nuestro entorno.
Durante
muchos años, hemos sido admirados,
respetados e incluso envidiados. Elda creció de forma
extraordinaria gracias al tesón de sus habitantes y Elda se posicionó en el
orden internacional, gracias a su creatividad y a su forma de generar nuevos
horizontes: las Ferias del Calzado y las instituciones que rodean al sector
zapatero son buena parte de ese dinamismo creado desde Elda, para todo el
sector zapatero.
Es importante volver a sentir ese legítimo orgullo del que sabe que vive y trabaja en una
ciudad excepcional, con
gentes excepcionales y
por la que se sacrificaron cientos de eldenses en el pasado, y que si pudiesen
alentarnos nos reclamarían mayores
esfuerzos y sacrificios para seguir luchando por nuestra industria y por
nuestro pueblo.
* Publicado en el Blog "Calzado" del semanario Valle de Elda
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