viernes, 8 de septiembre de 2023

Fueron hijos del olvido. “Honor y gloria”

 

La historia de los pueblos las suele escribir personas que investigan aquellos hechos que fueron especialmente importantes y quienes los promovieron. Pero, en algunos casos, nos encontramos con olvidos clamorosos de individuos o colectivos que fueron capaces de alumbrar actuaciones que tuvieron enorme repercusión, algunas, por los beneficios económicos que generaron, otras, por el alcance social o cultural de relevantes consecuencias para la ciudad.

Con el avance de la tecnología aplicada a los medios de comunicación, es más sencillo analizar hechos acaecidos en el pasado, sin que necesariamente se tenga que recurrir a los historiadores que los vivieron, basta con extraerlos de las hemerotecas. 

La historia es una vacuna contra la ignorancia, un antídoto contra las distorsiones de la ideología y de la propaganda. La historia es completamente necesaria para desbaratar las mentiras que los aspirantes al poder cuentan sobre ella, y para inculcar en las gentes de a pie el sentido de las responsabilidades políticas, morales y civiles, mostrando que nada de lo ocurrido tuvo que ocurrir inevitablemente, que lo que aconteció ayer y acontece hoy no responde a un destino ciego e inexorable, sino a la virtud, inteligencia y sabiduría de los hombres; y, por supuesto, a la perversidad, estupidez e ignorancia de esos mismos hombres. Fernando García de Cortázar.

Reescribir la historia no es cosa nueva, siempre se ha escrito o hablado de personajes que no fueron en aquello que se dice lo contrario, como también pasaron casi desapercibidos nombres de relevantes personas que no contaron con lo que algunos llamarían, “un apadrinamiento adecuado”. Hoy, con referencias habladas, escritas e incluso filmadas, es más difícil “dar gato por liebre”.

 En algunas ocasiones los hombres ilustres de una comunidad de personas, pueblos o incluso naciones, están a merced de los méritos que, para quienes tienen la facultad de otorgar reconocimientos, ejercen su poder atendiendo a parámetros que, en algunos casos, ensombrecen lo que debiera ser una honorable y digna tarea, y que puede verse afectada por cuestiones sociales o motivaciones ideológicas y políticas.

 Reescribir la historia no tiene porqué ser malo, lo abominable es que esa reescritura se aleje de la verdad de los hechos, para potenciar una versión determinada de nuestro pasado. Por eso cuando en estas líneas que titulamos “Fueron hijos del olvido”, se está mencionando a aquellos que, en su momento, fueron olvidados por la sociedad de su tiempo y aportaron honor y gloria a su ciudad o su entorno. Sirva este escrito como muestra y reivindicación de los muchos olvidados tuvo la ciudad de Elda en otros tiempos.

 

Hombres y mujeres ilustres

 El Elda tenemos muchos ejemplos que podrían servir de patrón para dar sentido o entender lo que deseo exponer en estas páginas.

 Hubo hombres y mujeres que fueron personas brillantes, que alcanzaron objetivos extraordinarios y beneficiaron con ello a la colectividad. Algunos recibieron el honor de ser considerados por sus méritos, pero otros cayeron en el olvido a pesar de que los efectos de sus acciones crearon riqueza y prestigio para la colectividad; destacaron de entre los de su tiempo, colaborando en el desarrollo y crecimiento del país, de la región y dieron gloria a la ciudad de Elda. 

 Vivimos en un pueblo en el que quizá sea una de las poblaciones que con mayor certeza y evidencia podrían hallarse ejemplos de hombres y mujeres que cayeron en el olvido, los jóvenes de hoy desconocen lo que realizaron y que el tiempo se ha encargado de silenciar.

Silvestre Hernández Poveda

 Nació en 1851, quizá el primer fabricante formado desde casi su niñez como aprendiz de la incipiente industria del calzado eldense, y el más importante en los albores de la actividad zapatera, precursor de la industria artesana del calzado de señora, forjador de una gran industria situada, a finales del siglo XIX, en lo que es ahora la plaza de las Huestes del Cadí, en la calle San Roque.

 

                           Unos de los primeros talleres de confección de calzado Museo del Calzado

 Aquel primer taller de fabricación de calzados tuvo su originaria actividad en el año 1883, pero la fuerza creadora del calzado de calidad obró el milagro, de un taller con apenas una veintena de obreros, se pasaría a final de siglo a una de las fábricas más grandes en número de trabajadores, más de 400, y en producción de zapatos de todas las clases, como era habitual en aquellos años, superando los ochocientos pares diarios.

 Silvestre murió a los 95 años, en 1947, dejando atrás una huella indeleble al ser el pionero en la provincia de Alicante, en fabricar zapatos de “lujo” artesanos y semi mecanizados y haber alcanzado el honor de ser fundador de una gran industria.

 Rafael Romero Utrilles

 La tradición y el “boca a boca” nos legó la frase “Elda, París Y Londres”.

 

                  

                         Rafael Romero Utrilles con su familia hacia final del siglo XIX

 Rafael Romero Utrilles, del que tanto se ha hablado en medios de comunicación contemporáneos, fue el artífice de aquella gran fábrica de calzados que ocupaba parte de lo que hoy es la calle Dahellos, creando trabajo para cientos de personas, que según algunos cronistas lo cifraban en más de 800 trabajadores en su mejor época.

 

                    Dibujo coloreado de la gran industria de Romero Utrilles. Museo del Calzado

 En 1902 conseguiría para su empresa y para el prestigio del calzado eldense, sendas medallas de oro en las Exposiciones Universales de París y Londres, de ahí pudiera derivar la frase Elda, París y Londres. Aunque su gesta sirve de recordatorio permanente, nunca pudo ser reconocido por ello.

        

                       Anverso y reverso de ambas medallas de oro. Museo del Calzado

 En aquel siglo XIX, no fueron los únicos en transformar la maltrecha economía agrícola de la villa y convertirla en un centro productivo de calzado, hubo muchos más, y no solo zapateros.

 Isidro Aguado Aravid

 El fabricante de hormas más importante de España que llegó a forjar una impresionante industria.

 Aguado nació en Elda en 1840, zapatero de silla en sus inicios, tallaba las hormas que empleaba para montar los zapatos.

 Fue en el barrio de la Alfaguara, en unos 7600 m2, donde existía uno de los mayores molinos de la región, movido por una noria que extraía agua de un canal que venía, canalizada, directamente del pantano de Elda.

 El agua movía el embarrado de la nave que accionaba las máquinas, alguna de ellas de su invención, otras eran accionadas por la fuerza animal, con una mula girando alrededor de un torno que movía el embarrado.

 

Naves industriales construidas cerca del margen derecho de Vinalopó y en la zona del actual barrio de Huerta Nueva

 Para mayores méritos de este ejemplar empresario, se da la circunstancia que en su empresa se anotaba con meticulosidad, los detalles de las empresas a las que suministraba hormas en nuestro país y en territorios de ultramar, y ese “libro de clientes” nos da hoy una idea de las industrias y talleres de fabricación de calzados que existía en cada región de España a finales del siglo XIX.

En este grupo presidido por Isidro Aguado Aravid con alguno de sus encargados de sección y trabajadores de la empresa, se observan importantes hormeros de Elda y Petrer que, años más tarde, construirían sus propias empresas y crearían sus marcas de fabricación. Museo del Calzado

 Su nieto, Isidro Aguado Sánchez, se convertiría en 1999 en uno de los más activos mecenas del Museo del Calzado, su labor de mecenazgo siempre estuvo desligada de su actividad industrial, un gesto de compromiso personal que mantuvo hasta el final de su vida.

 

Isidro Aguado Sánchez fotografiado con el dibujo, firmado por Gabriel Poveda “Leirbag” , en el que se aprecian las naves industriales y la canalización que conducía el agua del río Vinalopó para mover las máquinas.

 Oscar Santos González

Un fabricante de calzados de alta gama para mujer que conseguiría en 1959 el premio "Cambrillón de Oro" al zapato mejor hecho, en la I Concurso Exposición de calzado de dio paso a la I Feria Nacional.

   

Oscar Santos González. Empresario del Calzado (1915 – 1979) y zapato ganador del “cambrillón de oro”. Museo del Calzado

 Fabricó, en una modesta industria, un zapato de lujo con la marca “Helen”, en honor a su esposa Elena, pero sus méritos fueron más allá.

 Oscar Santos fue la primera persona que hizo pública la idea de crear en Elda una gran feria de calzado, insistiendo una y otra vez en los beneficios que ello aportaría a la ciudad de Elda y al sector zapatero; ideólogo, junto con Roque Calpena, de aquel movimiento económico que supuso un auténtico “milagro” para nuestra industria del calzado en 1959 y siguientes, con la creación y puesta en marcha de la primera feria monográfica local de calzado y a continuación, las Ferias Nacionales e Internacionales, que tanta riqueza y prestigio dieron a nuestra ciudad.

 Su machacona insistencia dio lugar a que un deseo se convirtiese en una necesidad, movilizando con sus escritos a fabricantes y asociaciones empresariales de nuestra comarca que, como él, estaban convencidos que el futuro de Elda pasaría por una gran exposición abierta al mundo.

 

José María Gran Diez

   

            José María Gran Diez                         Estand de Elda Exportadora en ll I Feria Nacional

Un industrial comprometido con la ciudad de Elda y con la industria del calzado, arriesgo su patrimonio creando varias sociedades y empresas, entre ellas, Calzados Proa, que diera trabajo, prestigio y riqueza en las décadas de los años 60 y 70, que abrió el camino para una beneficiosa exportación de zapatos eldenses, presidiendo la primera acción decidida para abrir nuestra ciudad al exterior.

 Gran, junto con otros industriales de Elda, creó una sociedad exportadora, llamada “Goyescas-Elda-España”, con el acrónimo SECSA (Sociedad Exportadora de Calzados S.A.) que fue precursora de las exportaciones eldenses asociadas y fue esta sociedad la que cedió paso a “Elda exportadora”.

  Elda Exportadora

 Fue una gran idea que llegó a reunir 250 industrias asociadas en 1961, y de cuyas misiones comerciales, vendiendo cientos de miles de zapatos en todo el mundo (“La FICIA. Un gran esfuerzo colectivo” pp.146). Durante los años que estuvo activa participó, con un estand propio, en las ferias nacionales e internacionales que se celebraban en Elda. En los periodos entre ferias, viajaban misiones comerciales a Europa y EE. UU. en busca de pedidos para las fábricas asociadas, y fue la primera institución en solicitar la exención de aranceles para la importación de maquinaria, como ya lo hicieran países como Alemania, Francia o Italia que competían en la fabricación de calzados en Europa. (La FICIA pp. 119)

 

 

Junta directiva de "Elda Exportadora", entre otros: José María Gran, Oscar Santos, José María Alarcón, Vicente Esteve, Juan Gómez Ribas, Jaime Segarra, Francisco Cremades, Octavio Santos, Antonio Porta, Bartolomé Crespi, Leopoldo Merino, José Aguado y Antonio Juan. Museo del Calzado

 Pero José María Gran hizo mucho más. El primer año de la Feria Nacional del Calzado, en 1960, fue la persona que hizo amistad y convenció al representante de la administración de la Cooperación Internacional de Estados Unidos de América, Mr. Louis G. Feman, para que potenciase las calidades del zapato fabricado en Elda, tratando de introducirlo masivamente en los EE. UU. como así fue.

 Lorenzo Manero Juan

 Creador de un “Modelo de utilidad” que dio la vuelta al mundo y expandieron el nombre de su origen, Elda, con un pantógrafo de su invención para escalar patrones patentado en mayo de 1960.

 En el Museo del Calzado se conservan varios pantógrafos donados por modelistas del sector, podemos afirmar sin caer en exageraciones, que la gran mayoría de diseñadores, modelistas o patronistas de nuestro país, tenían como herramienta de trabajo este sencillo y útil pantógrafo, que fue sustituido más tarde por los pantógrafos automáticos, sin embargo, todavía podemos encontrar este tipo de herramienta en algunos profesionales de las zonas zapateras.

                        

Lorenzo Manero y croquis del pantógrafo reconocido como modelo de utilidad. Museo del Calzado

 Remedios González Romero

 Podríamos representar en Remedios González el sacrificado trabajo de las aparadoras eldenses. Mujeres que conllevaron una doble tarea: su trabajo en la casa al cuidado de las labores de ama de casa, al cuidado de los hijos, en momentos en los que Elda carecía de guarderías o colegios para niños de corta edad, y que compatibilizaban con el aparado realizado hasta altas horas de la madrugada, mal remunerado y sin los derechos que amparan a un trabajador legalizado, tratando de ayudar a la frágil economía doméstica.

 Remedios fue persona respetada y querida y muchas de las aparadoras que hoy son madres e incluso abuelas, pasaron por sus aulas.

 Cabe destacar, otra maestra de aparado con la que tuve el privilegio de compartir claustro de profesores en el Instituto de Formación Profesional “La Torreta”, donde pasaron cientos de alumnas por sus talleres, Salud Sáez Conesa, una gran profesional y comprometida con la docencia.

 

Remedios González recibiendo el homenaje de sus compañeros. En la imagen también una maestra de aparado y profesora, Salud Sáez Conesa, que siguió la estela de Remedios, 

 Fue maestra de maestras, es decir, ejerció desde su creación, como profesora de aparado en la primera escuela de Aprendizaje Industrial que tubo Elda, la Escuela de Artes y Oficios.

 Pero la historia de nuestro pueblo también recoge trágicas injusticias que fueron ejemplo de atrocidades, algunas se cebaron en personas sobresalientes que facilitaron trabajo y riqueza en Elda y Petrer en momentos dramáticos.

 Tomás Guarinos Maestre

 El menor aprecio, el olvido, es siempre injusto cuando ocasiona la pérdida de la memoria de unos hechos que fueron notables y beneficiaron a muchas personas en Elda y Petrer y al prestigio de la comarca.

 

Tomás Guarinos Maestre. Procurador de los Tribunales, consejero secretario del Banco de Elda y Fundador de la SICEP. Museo del Calzado

Tomás Guarinos fue la persona que, en 1936, tras el pronunciamiento militar contra el gobierno de la II República, lo que se llamó el Alzamiento Nacional, con fabricas cerradas y huelgas en ambas poblaciones, fundó una cooperativa de industrias que trabajó durante los casi cuatro años que duró aquella terrible Guerra Civil.

Guarinos, en aquellos años, era un prestigioso Procurador de los Tribunales que tenía una amplia cartera de clientes entre la mayor parte del empresariado de la comarca, pero que era reconocido por su talante dialogante y su capacidad de convicción, también entre los sindicatos de trabajadores del sector zapatero.

 Los bancos que operaban en la ciudad: Español de Crédito; Hispano Americano; Popular y el nombrado Banco de Elda (de la que Guarinos formaba parte como consejero secretario en su consejo de administración), junto con la Asociación de fabricantes de Elda y Petrel, estaban preocupados por la situación de las empresas y naturalmente de los trabajadores que integraban las plantillas de las mismas, la posible incautación de fábricas por parte de los sindicatos de la época podrían colapsar la viabilidad de operaciones crediticias para obtener préstamos de los bancos implicados, en definitiva, la situación de las poblaciones de nuestro valle se encontraban en un estado de quiebra aparente que podría desencadenar el cierre total de la industria.

De la reunión de las partes con Tomás Guarinos, salió la propuesta de crear una cooperativa empresarial, lo que se llamaría S.I.C.E.P. (Sindicato de la Industria del Calzado de Elda y Petrel), pero para llegar a ese punto hubo que convencer y eliminar las reticencias surgidas por parte de empresarios y trabajadores.

 El gran invento de la SICEP

 No vamos a incidir de nuevo en lo que fue y como se desarrolló la cooperativa empresaria bajo el acrónimo SICEP, otros autores ya lo han ido desgranado en revistas y publicaciones, yo mismo escribí en 2015 un libro que se titula “Industria del Calzado Eldense: Tres momentos clave” y en él dedique un amplio capítulo a describir extensamente como se creó y las dificultades por las que atravesó, también el reparto de posibles beneficios, todo ello rescatado de los documentos autógrafos del señor Guarinos y lo beneficioso que fue para Elda y Petrer.

 

Lo que pretendo es transmitir el esfuerzo titánico de un eldense, Tomás Guarinos Maestre, para negociar con sindicatos, asociación de empresarios, bancos y trabajadores de empresas, algunas abandonadas por sus propietarios, una asociación que dio beneficios y que, sobre todo y de forma muy especial, dio trabajo en guerra a más de 12.000 trabajadores de forma directa y llegaría a los 30.000 incluyendo el trabajo inducido.

 Constitución de la Sociedad

 El inicio de la Sociedad lo justifica Guarinos, “por la voluntad de los bancos con los empresarios para, por una parte, solucionar el pago de jornales improductivos y, por otra, para mantener las fábricas activas y evitar la incautación”.

 La Sociedad se constituyó legalmente el 18 de agosto de 1936.

 En un principio eran 17 socios:

 José Guarinos Vera; José Martínez Sánchez; Genaro Vera Coronel; Francisco Vera Santos; José Alemany Maciá; José Porta Rausa (por la empresa Antonio Porta); Felipe Rivas Rubio (por la empresa de Francisco Ribas Rubio); Vicente Gil Navarro (por Teófilo Gil); Luís Maestre Coronel; Manuel Vera García; Felipe Peñataro Sanchíz; José Gerónimo Guill; Luís Bel Garrigós y Pedro Milán Borrás; los nombrados eran fabricantes de Elda, y también se unieron Ricardo Villaplana Reig (por la empresa LUVI); Alfonso Chico de Guzmán y Francisco Agatángelo Martínez, estos últimos de Petrer. Pero muy pronto la lista iría creciendo y conforme avanzaba la guerra y se comprobaba la estabilidad de las industrias fundadoras y las amortizaciones que se iban realizando, la entrada de empresas en SICEP era casi constante hasta alcanzar las ochenta fábricas, entre ellas la gran fábrica de los Bellod (Industria que anteriormente era la de Romero Utrilles), como se conocía popularmente. Con ese número, y teniendo en cuenta que algunas de las industrias nombradas, el montante de trabajadores directos en fábricas alcanzó la cifra nada desdeñable de 12.000 almas, y todo ello sin contar el trabajo inducido y a domicilio, servicios y personal auxiliar, que en total duplicaban esa cifra y superaría los treinta mil trabajadores repartidos en varias ciudades, Valencia y Barcelona, donde SICEP tenía sus almacenes. 

 Con las aportaciones de mil pesetas cada empresario, se conformaron los estatutos de la sociedad que estaba regida por un Consejo de Administración, formado por siete de sus miembros elegidos por mayoría de votos.

 

                  Antiguo edificio, en la calle Conde Coloma de Elda, en el que se ubicaron los almacenes de SICEP

 Perseguido y encarcelado

 El inductor, organizador y administrador de SICEP, al término de la contienda entre españoles, fue arrestado primero, encarcelado y desterrado del territorio peninsular, al haberse aplicado sobre él y su familia, las injustas e implacables leyes que perseguían y reprimían algunas sociedades, entre ellas la masonería.

 Guarinos fue desposeído de su titulación, sin embargo, era tal su talante que perdonó y, con el paso del tiempo, fue admirado por los mismos que lo acusaron, provocando consecuencias que le llevaron, a él mismo y a su familia, a padecer calamidades, la más terrible, la separación de su esposa e hijos durante años.

 El recuerdo de grandes hombres y mujeres se valoran por el compromiso con el bien común y los nombrados, junto a muchos otros, dieron un maravilloso ejemplo.

 José María Amat Amer

 Septiembre de 2023


 Bibliografía

 Amat Amer J.M. – 2002 - “La FICIA un gran esfuerzo colectivo”

 Amat Amer J.M. – 2007 – “Dos siglos de Industrialización en la Comunidad Valenciana”.

 Amat Amer J.M. – 2015 – “Industria del Calzado Eldense: Tres momentos clave”

 Archivo Histórico Nacional – Sección Guerra Civil.

 Valle de Elda. Blog CALZADO

 

 

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