La semana pasada se aprobó ese acuerdo entre todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Elda, a propuesta del partido político Ciudadanos, para ampliar el polígono industrial Campo Alto
y de esta forma tener suelo disponible para grandes empresas que
pudieran ubicarse en el término municipal. Estos planteamientos son muy
válidos pero me temo que no son en absoluto efectivos si no van
acompañados de algo más. Por otra parte, cabe recordar que en
poblaciones con ubicaciones idóneas, hay polígonos industriales con
ocupaciones de suelo al 10%, como es el caso de Monforte del Cid sin ir
más lejos.
Lo verdaderamente difícil es la diversificación industrial
que todos los pueblos con industrias mayoritariamente de un tipo
determinado, pretenden para evitar los problemas que conlleva depender
de una sola actividad industrial, como es el caso de Elda.
La iniciativa privada es incapaz de poder aportar una diversificación sensible que haga aumentar los puestos de trabajo en industrias o servicios alternativos.
La sola disponibilidad de más suelo industrial no sirve para casi
nada si no va acompañada de una voluntad política de calado que propicie
esa diversificación que tanto anhelamos los eldenses.
Voy a referirme a un ejemplo muy claro: En el año 1985 el gobierno
socialista cerró los Altos Hornos de Sagunto y esa medida dejó en la
calle a más de tres mil trabajadores y el efecto inducido afectó a sus
familias y otras empresas de componentes y auxiliares. El impacto pudo
llegar a las diez mil personas. Con un claro compromiso con esa zona,
que había quedado en la más absoluta depresión y con pocas posibilidades
de futuro, el mismo gobierno que las cerró propuso una serie de medidas
para crear empleo en las zonas adyacentes y recuperar parte o todo el
empleo perdido.
Las Consellerías de Economía y Hacienda se pusieron
manos a la obra y a todas las inversiones procedentes de cualquier
provincia española o del extranjero, que quisiera instalarse en el "arco mediterráneo",
se le invitaba a hacerlo en los polígonos de Puzol y otras poblaciones
castellonenses. En poco tiempo no solo se había recuperado el empleo
sino que se había superado la tasa de empleo en la zona.
Elda atraviesa un momento muy delicado, además de la
disminución de la renta per cápita, los indicadores (en bruto) de los
índices de paro en la población la sitúan a la cola de cualquier ciudad
medianamente importante (y no solo las de más de 50.000 habitantes),
rondamos el 26% de tasa de paro, con las correcciones que pudieran
corresponder al empleo sumergido que existe en casi todas las
poblaciones. El problema de Elda ya no es cuestión de pensar en poner parches o lanzar "brindis al sol". Elda ha pisado todas las líneas rojas que se podían atravesar en cuestión de desarrollo y sostenibilidad.
Lo que necesita Elda es una urgente y rápida intervención que no está
ya en manos del empresariado, ni siquiera de los sindicatos.
En unos momentos como los actuales en los que el empresariado agrupado en Elda no existe,
por carecer de agrupaciones con representatividad local o comarcal,
donde las decisiones en materia empresarial del calzado se toman en una
asociación que es el sustitutivo de aquellas organizaciones que había
antaño y que, ubicada en Elche, con políticas encaminadas al
robustecimiento de los tejidos empresariales, en los que Elda apenas
tiene representatividad frente al gigante ilicitano, y donde se
necesita una política diseñada expresamente para las comarcas del Medio y
Alto Vinalopó. Lo único que cabe es forzar a la Generalitat a potenciar una política activa en favor de nuestra ciudad y capitanearla desde el municipio, ya que el empresariado eldense agrupado carece de voz.
La búsqueda del mantenimiento del empleo en Elda y comarca pasa por mantener igualmente su prestigio como ciudad zapatera de ese zapato de calidad media alta, que tantos reconocimientos recibe todavía en gran parte de Europa.
Es prioritario que las Consellerías de la Generalitat Valenciana asuman nuestro problema
y decidan ayudarnos en nuestra diversificación y para ello deben
considerar como preferentes los polígonos industriales de esta ciudad
(ya que un inversor de fuera de la comunidad valora exactamente igual
las zonas de Castellón, Valencia o Alicante y, dentro de ellas, no
distingue Elda de otras ciudades y si lo hiciese sería por la
posibilidad de encontrar mano de obra especializada).
Es urgente vincular a las grandes marcas comarcales de fabricación de calzados con la Universidad para realizar la deseada Cátedra de Calzado
(como Elche tiene desde hace años) para potenciar acciones encaminadas a
la dignificación y prestigio de nuestra economía zapatera.
Debe crearse la marca "Zapatos de Elda" en manos del Ayuntamiento
de la ciudad y con el respaldo de las principales industrias de la
población. Nadie podrá poner en sus cajas de zapatos, en sus logos o en
sus escritos, la marca de origen "Zapatos de Elda" y con ello podría
crearse un ambicioso programa que podría incluso colaborar en la
erradicación de la economía sumergida en el sector zapatero, por medio
de mil ideas escritas y preparadas para que las empresas que decidan
aplicar la marca de origen, cumplan con determinadas condiciones.
Debemos sellar un firme compromiso para lanzar las tendencias de cada año (dos veces por temporada) de los zapatos de mujer de alta gama. Eso es lo que significa la frase "Por una Feria Zapatera Eldense".
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