sábado, 27 de octubre de 2012

La moda en el uso del calzado en la época del Renacimiento

La Edad Media dejó paso a una época de cambios que afectó especialmente a Europa, desde el chapín veneciano al pico de pato o morro de vaca.
                               Chapín veneciano del siglo XVI - Imagen Google
 
El norte y el centro de Italia, con la ciudad de Florencia a la cabeza, se convertiría en el siglo XV, en el foco y referencia de la moda , pero este movimiento también salpicó a Francia, Inglaterra y España.
En este periodo aparecieron genios de las artes y de las ciencias que convulsionaron la sociedad de la época: Leonardo Da Vinci, Galileo, Andrea del Verrocchio, Lorenzo en Magnífico, Antonio y Piero Pollaiuolo, Miguel Angel, Ticiano, Rafael, Sandro Botticelli, Pîco de la Mirándola y Filippino Lippi, entre otros, fueron personajes que desarrollaron su trabajo en el Renacimiento, pero además la influencia del descubrimiento de América, tendría sus efectos en una sociedad creativa y singular.

Una primera transformación en el uso de zapato

La sobriedad de la última parte de la Edad Media, se entrelaza con los primeros años del siglo XV; el embarrado de las calles que hacían necesario el empleo de una plataforma, para las clases más adineradas, y los zapatos con puntas muy largas, se pasa aun tipo de calzado más cómodo y ancho.

El calzado "morro de vaca"

Se trataba de un zapato muy ancho con una puntera excesivamente cuadrada y también ancha que recibía el nombre de "morro de vaca" y también "pico de pato" o "pata de oso", precisamente por la expresividad en asimilar esas formas. Este calzado presentaba diferentes aspectos, era sencillo e incluso de tejido de lino, para los lacayos y personas de baja posición, a los adornados zapatos de piel con los que se calzaban los nobles, aderezados con ricos bordados en oro o plata.

El calzado de las damas

Las mujeres llevaban casi siempre los pies ocultos o semiocultos por las largas faldas que apenas dejaban ver el pie, sin embargo, en la alta burguesía se empleaba un tipo de calzado tipo babucha sin talón, para ser descalzado con facilidad y hecho con sedas o tejidos tipo tapìcería, con una protección en la parte de la suela de cuero e incluso madera, para evitar las humedades del terreno, ya que los materiales carecían de impermeabilidad.

El zapato español del Renacimiento

Aún no siendo España, una nación importante en lo referente a la moda, sí lo era como conquistadora y dueña de medio mundo, el zapato español llegó a imponer algunas de sus características en el siglo XV y XVI, entre ellas, las bondades de sus pieles y la elegancia en los diseños.

El calzado sobrio en el reinado de Felipe II

El zapato en los primeros años del siglo XVI siguen los dictados de la corte y en España, Felipe II, impone líneas de gran sobriedad con escasez de colorido, se usa el color negro y esos tonos imperan en la corte y fuera de ella.

El uso de los chapines

Según algunos historiadores, el chapín podría ser un tipo de calzado que los españoles pusieron de moda, algunos afirman que los nuevos conquistadores podrían haberlos importado del nuevo mundo y otros que fue España la que inició la moda o costumbre de elevar la figura de las mujeres sobre estos innovadores calzados. El propio Miguel de Cervantes los nombra en varias de sus obras.

Los chapines venecianos

Indudablemente el chapín alcanza su máxima extravagancia en la Venecia del siglo XV. Las damas lo usan para elevar su figura de forma espectacular, lo que ponía en contraposición las medidas de las colas de las faldas de la mujer, que debían ajustarse a ciertas medidas máximas. Los chapines en Venecia llegaban a alcanzar hasta 50 centímetros de altura, lo que ponía en peligro la estabilidad de la mujer y atentaba al buen gusto, a las costumbres y a la moral.

Los precursores del tacón

Se dice que desde Catalina de Médicis, por su baja estatura, llevaría un tacón similar a los empleados en las botas militares de los siglos XIV y XV y en Francia, adoptarían este complemento para elevar la altura de las personas, pero sin caer en las exageraciones del chapín.
 

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